«Me pagaron un libro con el fin de destruirlo por su título»

Javier Alfaro P.
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Las librerías siguen vendiendo los clásicos, materiales de texto, lo que se pone de moda y nunca faltan básicos como el boli Bic, la goma Milán o paquetes de folios

Irene Cerezo en el puesto de información y caja de la tienda. - Foto: Óscar Solorzano

Ser librera va en la sangre de Irene Cerezo, tercera generación al frente de Librería G. Cerezo en la logroñesa calle Portales. En contínua evolución el negocio sobrevive a los cambios de costumbres. «Cuando empezó mi abuelo, lo que más se vendía eran los libros religiosos y mucha imaginería, que puedes seguir viendo cómo detrás llevan el sello de Cerezo, pero ahora eso ha desaparecido».


Imaginar una librería implica un Quijote, un Lazarillo de Tormes o una Celestina. Los clásicos siguen teniendo protagonismo. También «lo que se pone de moda» en cada momento es lo que más se vende; pero «aquí, como en tantas librerías, hay mucho más: biografías, colecciones infantiles, bibliografía universitaria, material de pintura, libros de texto y, por supuesto, básicos de papelería como folios, lapiceros, gomas Milán, bolis...». Apunta que «con las crisis, como ahora, se venden más Bic y menos Pilot».


Subraya la importancia que han tenido las librerías durante los confinamientos para mucha gente. Y, recuerda que «llevamos toda la vida sirviendo libros en casas», no ha sido algo exclusivo de la pandemia. Además, un libro tiene «el mismo precio, con céntimos de diferencia», en cualquier sitio.

Algunos de los libros de narrativa que están triunfando en los últimos años.Algunos de los libros de narrativa que están triunfando en los últimos años. - Foto: Óscar Solorzano


Una de las ventajas que ha traído el progreso son los métodos de catalogación, «ahora se pierde menos tiempo porque todo está en el ordenador, pero nuestra labor no es solo vender, también leer y estar al tanto de todo para poder prescribir y aconsejar». Lo justifica con una novela que ha leído recientemente. «Es maravillosa pero hay un personaje con ideas suicidas, pues ese libro no se lo puedes dar a todo el mundo». 

Irene Cerezo disfruta de un rato de lectura en su librería de la calle Portales de Logroño.
Irene Cerezo disfruta de un rato de lectura en su librería de la calle Portales de Logroño. - Foto: Óscar Solorzano


Estando en un lugar tan visible, de vez en cuando aparecen curiosos que fotografían el local e, incluso, «una vez apareció un tipo» al que no le gustaba un libro del escaparate «y me dijo que lo quitara, algo que me asombró». En otro caso, «aluciné con un señor que me compró un libro porque no le gustaba el título y, sin tan siquiera leer de qué iba, le arrancó todas las páginas aquí mismo».