Las editoriales riojanas publican 280 libros, 218 en papel

S.R
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Los responsables de las editoriales Tinta Mala, Pepitas de Calabaza y Ediciones del 4 de agosto ofrecen su visión del sector en la Comunidad

Últimos libros publicados por las editoriales Ediciones del 4 de Agosto, Tinta Mala y Pepitas de calabaza - Foto: EL DÍA

Quienes auguraron la muerte del papel estaban equivocados. La edición de libros en este formato lleva cinco años creciendo en La Rioja y lo mismo ha sucedido a nivel estatal. Según la estadística de la Edición Española de Libros con ISBN que realiza el Ministerio de Cultura y Deporte, en el año 2019, el último de que se ofrecen datos, en la Comunidad se editaron un total de 280 libros, de los que 218 fueron en papel. En todo el país, la cifra asciende a 90.073 y en 65.303 de ellos se podía palpar la tinta.

En cambio, los libros electrónicos y otros soportes (audiolibros o videolibros) no gozan de tan buena salud. En La Rioja solo se editaron 62 libros en un formato diferente al papel en el citado ejercicio, lo que apenas representa un 22% del total. Un porcentaje que sube hasta el 27% en el ámbito nacional, pero que deja de constituir esa amenaza de muerte para el sector editorial que algunos predijeron.

Casi la mitad de los 280 libros editados en La Rioja en este periodo, 111, estaban relacionados con las Ciencias Sociales y las Humanidades. La mayoría, 69, se publicaron en papel; siendo esta temática y formato la tipología más abundante en la producción literaria de la Comunidad. Les siguen los libros de textos, de los que se editaron 54 a lo largo del año. Todos en papel. La misma cantidad de libros se editó de los enmarcados en la categoría de creación literaria, que comprende las obras de literatura, novela, poesía, teatro y otros géneros literarios. En este caso, solo siete fueron publicados en un formato diferente al papel.

Los siguientes en la lista son los denominados libros de tiempo libre. Fueron 31 las publicaciones relacionadas con temas característicos del tiempo de ocio: caza y pesca, animales domésticos, jardinería, cómics, economía doméstica, juegos y deportes, fotografía y cine, música, teatro y artesanía. Solo dos fueron digitales.

En la parte inferior del ranking se encuentran los libros infantiles y juveniles (13), los científicos y teóricos (13) y la categoría de otros, que incluye los libros de Religión y Arte y ciencia militar (4). De estos últimos solo hubo una edición digital y ninguna en el caso de los libros infantiles. Sin embargo, la mayoría de los científicos, 10, fueron libros electrónicos, lo que supone casi un 80% en su categoría. Es la única excepción en el sector editorial riojano que, al menos de momento, continúa apostando por el papel.

 

EDICIONES DEL 4 DE AGOSTO

Para Enrique Cabezón, responsable de la editorial Ediciones del 4 de agosto, el sector es rico y plural. “Cada vez hay más oferta y, lo mejor, es que no está dominado por los cuatro sellos más poderosos”, comenta. Una opinión que también traslada al ámbito autonómico, ya que considera que “en ningún momento de la historia ha habido mayor oferta, más dinamismo ni mayor calidad” que la que ha experimentado La Rioja en los últimos años.

En cambio, identifica el mayor problema del sector editorial con el ámbito de la distribución y el espacio disponible en las librerías. A ello se ha sumado el efecto de la pandemia, que ha impedido realizar todos esos actos presenciales que llenan su agenda y que constituyen una herramienta muy importante para la difusión de su trabajo. “Para los sellos pequeños las presentaciones en vivo son vitales, y su suspensión, evidentemente, ha ralentizado todo mucho”.

Fundada en 1995, Ediciones del 4 de agosto está constituida como una asociación y solo en el último año han logrado editar un total de 12 libros. Su especialidad es la poesía “en todas sus formas”, indica Cabezón, quien explica que solo imponen una condición para editar una obra: disfrutar con su lectura. “El requisito es que nos guste, no hay más. Nuestras tiradas son muy limitadas y no se ven afectadas por las presiones del mercado y las modas”, explica.

Una condición que cumple su última publicación: 'Tierra y luna', un libro inédito de Federico García Lorca que se ha editado junto a la famosa conferencia-recital sobre su libro más célebre, Poeta en Nueva York, ya que, tal y como se explica en el prólogo, así fue concebido por su autor. “Poder editar un poemario inédito de Lorca en la tierra del primer poeta de nombre conocido de nuestra lengua ha sido una manera preciosa de celebrar nuestro 25 aniversario”.

Durante este tiempo han visto aparecer nuevos formatos, como los libros electrónicos, y nuevos competidores, como la autopublicación. Sin embargo, Cabezón asegura que esto no les ha afectado: “Es una opción perfectamente viable y que puede convivir de manera complementaria, aunque es cierto que una editorial garantiza un criterio y unos mínimos de calidad que, a veces, con el entusiasmo y la ansiedad del autor pueden diluirse de alguna manera”.

 

TINTA MALA

“Tinta Mala surgió de nuestra necesidad vital de publicar”, explica Íñigo Ruiz, responsable, junto a su hermano, de esta editorial riojana. “Cuando las grandes editoriales revisan tu manuscrito y deciden que no coincide con sus intereses o expectativas, te enfrentas a dos opciones: olvidarte o autopublicar. La primera no es una opción y la segunda tiene muchas dificultades”, comenta. Así se fundó en 2013 Tinta Mala con el objetivo de que todo el mundo pudiese publicar. En este sentido, explica que la autopublicación ha supuesto un nicho de mercado en el que se han metido de lleno. “Publicamos a quien no logra que le publiquen y está dispuesto a pagar por lograrlo” porque todo tiene un precio y no todo vale. “Hay que hacer ver al escritor que un diseño elegante, una portada creativa y una corrección ortográfica pulcra no los puede hacer la misma persona. Autopublicarse suele ser, por norma general, crear un Word con una foto de portada. Para nosotros es mucho más... Un libro es una pequeña obra de arte”.

También han aprovechado el tirón de los libros electrónicos. “Fue todo un reto en su momento, pero hoy en día es tremendamente satisfactorio poder decirle a un cliente que su libro lo podrán comprar en Amazon en cualquier parte del mundo”. Algo especialmente atractivo en tiempos de una pandemia que ha dejado su huella en el sector. “El cierre de las librerías provocó un descenso de la facturación, pero se consiguió minimizar en los últimos seis meses”. Motivo por el que, dice, miran esperanzados a este 2021: “Será duro, pero seguimos haciendo nuestro el lema ‘más libros, más libres’. Además, ahora el mejor medio de transporte es el libro”.

A ese viaje también contribuyen las editoriales de La Rioja donde, a juicio de Ruiz, hay un nivel de calidad bastante aceptable para ser una comunidad tan pequeña. “Prueba de ello es la intensa actividad de varios compañeros editores que ya se han hecho un hueco en el panorama nacional. ¡Hay algunos que hasta publican a Lorca!”, comenta, aludiendo a Ediciones del 4 de agosto. Por su parte, Tinta mala ha editado tres libros en lo que va de año. El último se llama Toñi, una novela de Gaztea Ruiz, centrada en la crisis vital de una mujer de 53 años.

 

PEPITAS DE CALABAZA

Si está pensando en publicar un libro, la temática no será un problema en la editorial Pepitas de Calabaza: “Publicamos todos los libros que queremos que lean nuestros amigos y amigas”, comenta el fundador, Julián Lacalle. “Eso sí, tiene que ser una gran obra, que deje huella. Y que tenga muchos años de vigencia”. Con esa premisa, en los próximos días saldrá a la venta la versión definitiva de ‘Muerte accidental de un anarquista’. “Es la obra más conocida del premio nobel de literatura Dario Fo. Es una nueva versión y creo que es todo un acontecimiento editorial”. Esta y todas sus publicaciones pueden adquirirse en su librería Semilla negra, que el año pasado llenaron con 23 novedades y 10 reimpresiones. Aun así, en 2020 hubo meses de ventas negativas. “Pero a final de año la cosa se recuperó”, dice, tras indicar que la pandemia parece haber devuelto la afición a la lectura.

Lo que sí lleva años acechando a las editoriales es la autopublicación: “Yo estoy a favor para que los autores sean conscientes de las dificultades que conlleva este trabajo”. Sin embargo, no defiende el negocio que se ha generado porque, al existir editoriales que cobran a los autores por editar sus libros, se pervierte todo el proceso y pierden valor todos los eslabones de la cadena. “Una cosa es trabajar por encargo y otra sobresaturar el sector con libros que casi nadie leerá”.

Cuando se le pregunta por el estado del sector, reconoce que no lo sabe. “La verdad es que no me preocupo mucho. Bastante tengo con lo mío”, dice, con guasa. “Pero si hoy entras en una librería en cualquier parte de España, puedes salir con muy buenos libros bajo el brazo. Eso ya es un indicador”.

A nivel regional cree que el sector es muy pobre, pero que se hacen libros interesantes. “Como casi todos los problemas de esta tierra tienen que ver con que vivimos en una comunidad muy pequeña”, comenta. “Ir a ferias es más caro, no hay gremio de editores…”, enumera. Aun así, apuestan por La Rioja: “Nos han planteado mudarnos con grandes ventajas económicas, pero en su día apostamos por la tierra donde viven nuestras familias y por tener lo que nosotros mismos fuésemos capaces de crear. Y en eso estamos”.