La construcción, al alza con el aumento del 60% de licencias

Bárbara Moreno
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Es el sector que menos empleo ha perdido en pandemia. Cerró 2020 con un 60% más de certificación de finalización de obra que en 2019. Los constructores lamentan la falta de iniciativa pública

Viviendas en construcción en Logroño. - Foto: Clara Larrea

 

La construcción en La Rioja cerró 2020 incluso con más actividad que en 2019, con un total de 810 certificaciones de fin de obra de viviendas y otras, mientras que en 2019 hubo  505, lo que supone que ha crecido en un 60%.  Además, según los datos de visados de obra nueva del Ministerio de Vivienda en 2020 también se solicitaron un 63% más, con un total de 193, mientras que en 2019 se pididieron 118 licencias. Se prevé un buen 2021.
Este sector no ha sufrido la crisis como otros, de hecho aún sin cerrar datos definitivos, el PIB que en 2019 fue del 15% «no habrá variado». En cuanto a parados, es el sector con menos caída, un 10% desde el comienzo de la pandemia, con 1.021 desempleados, 96 personas más que en febrero de 2019. 

 

 El secretario general de la Asociación de Empresarios de la Construcción, Promoción y Afines de La Rioja (CPAR), Juan Ramón Liébana,  explica que ese alza se debe a que la construcción en realidad venía de un ciclo alcista de 2018 y 2019 cuando se inició buena parte de la obra nueva de Logroño que son las edificaciones que concluyeron en 2020. «Normalmente los proyectos duran dos años». En 2011 ocurrió un fenómeno comparable, teniendo en cuenta que hubo casi 2.500 certificaciones de obras finalizadas pero porque fueron las que concluyeron ese año tras varios años de parones de promociones tras la crisis de 2008.
Otro dato que muestra que no ha decaído la actividad es ese incremento de licencias de obras nuevas. De cara al futuro, apunta Liébana, hay mucha incertidumbre «pero lo que sí es cierto es que en rehabilitación hay unas expectativas de que haya dinero de Europa, y que se haga regeneración urbana en pequeños municipios y grandes. Y también hay un cierto movimiento de personas comprando terrenos para construir casas aisladas». Se debe por tanto a esa búsqueda de vivienda de diferente tipología por la pandemia, «se buscan pisos con terrazas, o con zonas verdes pero ya no solo en Logroño sino en los cinturones de la ciudad, o en Calahorra».

En realidad hay nuevas promociones en construcción porque había una demanda latente y hay obras de rehabilitación integral de edificios, y se empiezan a ver por el centro de ciudad. La oferta se corresponde con la demanda, y también es cierto que los precios de la vivienda se ajustaron más a la realidad, tras la crisis de 2008. «Cualquier estudio de registradores indica que el precio en La Rioja de los últimos años tanto de compraventa como de alquiler se ha movido muy poco y tiene percentil inferior al de otras comunidades». A esto se suma la necesidad de buscar otra tipología de vivienda y la demanda latente que estaba esperando «y ahora es el momento de comprar. Se han alineado los dos factores: oferta y demanda».

 

Pero, «el problema en Logroño es la inseguridad jurídica porque el Plan General Urbanístico es muy viejo y no se ha reformado y no está adaptado a nuevas normativas». Data del año 98. Para los constructores genera problemas en cuestiones de eficiencia energética porque no está adaptado. «Y es difícil y antieconómico realizar intervenciones en vivienda existentes, pero también realizar promociones nuevas cumpliendo toda la normativa.

 

 Más rehabilitación.

Las reformas de edificios venían siendo uno de los subsectores que encabezaban la actividad de la construcción en 2020. «Y la pandemia ha acelerado esa necesidad de rehabilitación. Hemos pasado mucho tiempo en casa, y hemos decidido que hay que reformar las casas».  Lamentablemente, «las famosas ayudas y subvenciones no están, no se han aprobado, van lentas y no está acompasado con las necesidades. Ahora no hay ayudas para la rehabilitación. Que igual la semana que viene hay, pero ahora no», reitera Liébana. 
 Y otro de los problemas y handicap en este subsector de la rehabilitación es la economía sumergida. «En eso no se ha avanzado mucho», plantea Liébana. «Se plantean fórmulas pero no acaban de implementarse». Y las consecuencias tiene varias derivadas como que los trabajadores tienen menos formación, menos medidas de protección tanto colectiva como individual. «Y el problema de la economía sumergida es la responsabilidad del promotor como propietario y no es consciente del riesgo que asume al contratar así».
De otro lado está el tema de la regeneración urbana. «A las administraciones públicas se les llena la boca con esto. Pero debe ser más que un cambio de bañera por ducha, y para eso se necesita financiación y colaboración público- privada». 

 

Poca Obra Pública.

«Se han hecho muchos anuncios pero la licitación no acaba de salir. Otras comunidades han solventado este problema con contratos de emergencia. Aquí no se ha optado por esa forma y se ha ralentizado todo», apunta Liébana, quien informa de que por ejemplo se solicitó al Ayuntamiento de Logroño una serie de concursos por vía de urgencia, «y se fue a la vía ordinaria y no sé si se han adjudicado ya». En general la contratación pública ha sufrido un frenazo, «no voy a decir paralización». El experto se refiere al nudo Vara de Rey, Ronda Sur «que va muy lenta» o a otras obras en la N-232 como variantes que siguen sin ejecutarse.
Por todo, la construcción es como un sector industrial y ha trabajado durante la pandemia,  salvo dos semanas, las de hibernación. Por ello, se han podido cumplir los plazos de ejecución de las obras. Y en rehabilitación sí que se tuvo que parar más porque el acceso a casas ocupada de abril hasta junio no se podía hacer. Se ha trabajado bien. «Es un sector que trabaja al aire libre, y por tanto no hay grandes problemas en cuanto a  la pandemia y al contagio», concluye Liébana.

 

Más adosados o casas aisladas

Desde la CPAR aseguran que «es cierto que lo que se nota es que quien tiene vivienda en propiedad en el centro busca otra en las afueras. La formación de nuevos hogares tiende a buscar algo que tenga terraza o piscina. Hay dos perfiles de hogar de nueva formación que vienen de ahorrar, y han cambiado lo que buscan y tienen unos parámetros económicos parecidos porque el precio en Logroño es más o menos que el de una casa en el extraradio». Y los datos corroboran esta afirmación. En 2020 se solicitaron más visados de obra nueva en adosados  36 o casas aisladas (98), que en 2019. Año en el que se pidieron licencias de construcción para un total  de 6 adosados y 68 casas aisladas. En 2020 se solicitaron licencias para la construcción de 193 obras nuevas, de las que solo 36 eran para obras en bloque, y 23 por ejemplo para obras no residenciales. En 2019 se solicitaron 118 visados de obra nueva, en 2018, 163, en 2017, 127, y en 2016, 118. Por lo que se aprecia que el sector estaba al alza.