Javier Santamarina

LA LÍNEA GRIS

Javier Santamarina


El Rey León

02/09/2022

Los urbanitas somos el grupo social mayoritario y por ello no se nos cuestiona. Un urbanita puro se identificará intuitivamente por varios rasgos. Dirá que es ecologista hasta la muerte pero considerará el coche como el mayor exponente de su libertad, con debilidad por el motor de combustión debido a su autonomía; defenderá su sedentarismo como un derecho intocable, exceptuando los que pertenezcan al otro subgrupo afortunado de los prejubilados y vivas en Burgos o Logroño porque si es en Toledo las cuestas generan todo un reto; el comer bien, una razón para mantener tu existencia en el planeta, entendido este concepto como ventilarse a discreción un chuletón sin preguntar al médico; probablemente a estas alturas haya dejado de fumar, pese a ser un placer inexplicable porque eres uno de esos optimistas que quiere disfrutar de la exigua pensión que te acompañará.

Hace unos meses, en un arrebato compulsivo, opté por ignorar las flechitas que indicaban el sendero rural. Era una humillación para alguien que había hecho la mili y no iba con la familia. He de reconocer que en menos tiempo del esperado, me había perdido. Me vinieron dos cosas a la mente: la primera, comprobar la batería del móvil; segunda, esperar el ruido de un motor en una carretera vecina que había cruzado con anterioridad.

El móvil no fue necesario, pero he optado por dejar de ver series americanas pues el teléfono de emergencias no está operativo en el continente (aunque no me habría importado que Sasha Shahi me hubiese rescatado). El sonido de los coches me guio, lo cual es una demostración empírica que el número de adinerados o fanáticos de lo eléctrico no domina todavía la piel de toro.

Desconozco qué tipo de urbanita es usted, pero no puedo comprender que haya gente que piense que sabe más que cualquier habitante de ese maravilloso mundo rural que nos rodea. Ellos saben más de la vida, de la naturaleza y de su sostenibilidad que nosotros. Solo un soberbio cree que puede juzgar lo que no conoce. Hay demasiada gente incapaz de levantar la vista del móvil o de una pantalla de ordenador, pero actúan como si lo supieran todo. Los incendios y la emergencia climática son los árboles que nos impiden ver el bosque. Los urbanitas modernos apreciamos estampas idílicas sin conocer el impacto de nuestras felices ideas. Amar la naturaleza no consiste en eso.