"La relación entre hombres y mujeres es una cuestión de dos"

Juana Samanes
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El cineasta busca la reflexión del espectador en las películas que firma - Foto: EFE

Desde que empezó su carrera como cineasta, en 2003, con Las horas del día, Jaime Rosales se propuso que sus películas nunca sean reproducción de otras de los demás. Así, siempre combina elementos libremente, lo que se traduce en largometrajes realmente interesantes. La última en llegar a la cartelera es Girasoles silvestres, donde la protagonista es una chica de 22 años con dos niños.

Su película aborda muchos temas, pero ¿situaría en primer plano esa búsqueda de la felicidad personal y familiar de la protagonista?
Yo creo que sí, que ella busca su felicidad y la de sus hijos, pero no lo lograría si ellos no estuvieran bien. Tiene tres objetivos en la vida: sus hijos, su pareja y su profesión. Tener una familia y trabajar actualmente no es fácil para la gente joven, pero tampoco es imposible.  

También encuentro un retrato de una generación inmadura, incapaz en muchas ocasiones de asumir compromisos. Pero no sé si es una percepción mía o está implícito en el argumento.
Las dos cosas. Yo pretendo que una película, en función de las ideas del espectador, de su biografía, encuentre y reflexione sobre lo que le interesa. Pero, evidentemente, el personaje del padre de los niños, de Marcos, es un joven al que le falta un hervor, quizás porque le han venido responsabilidades demasiado pronto. De ahí que haya optado por una profesión que le permite cierto escapismo. No tiene los recursos personales para sacar adelante una familia a pesar de tener un oficio.

Vuelve al realismo de Hermosa juventud, y a una idea presente en su filmografía: la protagonista no se justifica y sabe cuándo ha cometido errores. ¿Cree que ese es un problema actual que nadie rectifica?
Hay gente que se marca unos objetivos y si no los consigue es culpa de los demás. Sin embargo, la protagonista de esta cinta comete errores y cambia. Y para mí eso es una prueba de inteligencia y de resistencia. Ante las bofetadas de la vida se quita el polvo y sigue adelante. 

Da la impresión de que cuida a los personajes, incluso a los oscuros.
El trabajo del director no es llevar a la película a un juzgado, donde el director sería el fiscal, ni a un aula de colegio, donde sería el profesor. Me parece que el cine es un espectáculo y una experiencia cultural. Yo intento entender a los personajes. La cuestión de las relaciones entre hombres y mujeres es cuestión de dos, de entendernos bien los unos a los otros e intentar ayudarnos. La convivencia es maravillosa y el enfrentamiento muy doloroso. 

Utiliza en algunas escenas arias de ópera que le dan una expresividad a las imágenes. ¿De quién fue la decisión de incluirlas?
Un largometraje es un trabajo colectivo y personal. Fue una apuesta mía. Pero la directora de fotografía me dijo: "La experiencia demuestra que cuando un director se empeña en una música, acaba funcionando". Y creo que así ha sido.