Por el camino correcto

M. A. G-S.
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Aridane y Alfaro devuelven a la UDL a la senda de la victoria ante un inane Valladolid B

Alfaro, de espaldas, firmó el 0-2 en el 75. - Foto: Real Valladolid

Ficha técnica:

Valladolid Promesas: Aceves, Fresneda, Amoah, Torres, Nieto, Víctor Narro, Moha (Maroto, 87), Ortuño, Paulo Vitor, Sergio Benito y Slavy.

UDL: Serantes; Fran, Arregi, Rueda, Iñaki; Diamanka, David Ramos (Simic, 66); Alfaro (Paolo Medina, 87), Guarrotxena (Fer Cano, 87), Dubasin (Pinillos, 87); y Aridane (Rodri, 75).

Árbitro: Pastoriza Iglesias (colegio gallego). Amonestó a Paulo Vítor, Fresneda y Ortuño así como a Rueda y Rodri.

Goles: 0-1, M. 69: Aridane; 0-2, M. 76: Alfaro.

Incidencias: encuentro disputado en el José Zorrilla.

 

La Unión Deportiva Logroñés recuperó la quinta plaza ayudado por la victoria del Calahorra en Irún pero, sobre todo, con su ejercicio de eficacia en Valladolid. En un encuentro insufrible durante más de una hora, los de Mere Hermoso necesitaron bien poco para derrotar al filial blanquivioleta que, jornada tras jornada, se acerca a la Segunda RFEF.

Los riojanos, de momento, vuelven a soñar con la Segunda tras llevarse una victoria con poco brillo y mucho oficio. Si en la primera vuelta el 3-2 fue un vibrante ejercicio futbolístico, el espectáculo pucelano no estuvo a la altura de lo ofrecido en Las Gaunas. La UDL fue más certera, penalizando los dos únicos errores del equipo de Baptista. Poco más necesitó para hacer los deberes y volver a la quinta plaza gracias a su mejor diferencia de goles con el Real Unión. Su juego no invita al optimismo. Su clasificación, sí.

En un enmudecido José Zorrilla, la UDL salió mandona. Mere Hermoso, como era previsible, apostó por Diamanka pero, sobre todo, devolvió la titularidad a Guarrotxena. Faltaba gol y el técnico gaditano puso de inicio todo lo que tenía el equipo.

Fran Rodríguez Gaitán se encargó de surtir balones a las referencias ofensivas pero la defensa pucelana resistió bien. Incluso Iñaki, primero en saque de esquina cerrado y después en golpe franco, puso en peligro a Aceves. Los pucelanos, más allá de una intentona de Sergio Benito, ni se asomaron al área de Serantes.

La UDL pasó de elaborar y, con un centro medido del lateral de Almuñécar, rondó el gol. Su escorzo, bien dirigido y con potencia, se fue fuera por centímetros. Su testarazo no encontró réplica más allá de una eterna conducción de Paulo Vitor, concluida desde la distancia con un remate seco bien atajado por Serantes.

A la media hora de juego, el equipo riojano era el dueño aparente del juego mientras que el filial del Valladolid aprovechaba su velocidad para desplegarse a la contra. Los dos estilos, antitéticos, eran incapaces de quebrantar la seguridad de Aceves y Serantes, ajenos a una contienda insulsa.

El equipo de Julio Baptista creció pero lo hizo sin quebrantar la seguridad de la retaguardia riojana. Los albivioletas ofrecían vértigo pero, a la hora de filtrar el último pase, o bien ofrecían un requiebro de más o bien optaban por la solución más desacertada y eso que su situación clasificatoria deriva de su permeabilidad defensiva y no de su falta de gol. Fiel ejemplo de la falta de ideas fue una conclusión lejana de Ortuño que más que un disparo a puerta fue un lanzamiento a palos.

La UDL entregó el balón y mostró su imagen más acomodaticia. Eso sí, hasta el descanso, no pudieron hilar ninguna transición ni hilvanar jugada de peligro alguno. Los riojanos, en cualquier caso, con el esférico en su poder o sin él, se sentían de lo más cómodos: se sabían invulnerables en defensa y tenían toda la segunda mitad para asestar el golpe definitivo. La apuesta quizás era arriesgada pero los de Mere Hermoso estaban acostumbrados a resolver a su favor este tipo de propuestas.

El Valladolid B comenzó mandando aunque sin precisión en los metros finales. La UDL seguía dominando el tempo pero no el marcador. Un zurriagazo desde la distancia de David Ramos fue el primer aviso, por decir algo, de los logroñeses.

El encuentro carecía de ritmo, por mucho que Slavy, revolviéndose al borde del área pequeña, rematara desviado la mejor aproximación de los blanquivioletas. Los logroñeses especulaban, esperando su oportunidad. La tuvieron en las botas de Dubasin, que no supo progresar y acabó estrellando su remate contra la zaga. Poco después, Rueda, peligroso en la estrategia, no acertó a embocar un balón dividido.

A la hora de juego, el partido se abría aunque el ritmo seguía siendo impropio de dos equipos que se jugaban demasiadas cosas por arriba y por abajo. A un remate desviado de Paulo Vítor respondió el hispanobelga con un buen control y un chut seco que obligó a Aceves a tirar de reflejos. Con poco, la UDL comenzaba a amenazar el área local.

Así, en el minuto 70, los blanquirrojos encontraron el premio buscado. Un centro medidísimo de Iñaki, quién si no, no fue rematado por Diamanka, sí por Aridane que, en postura antinatural, cabeceó lejos del alcance del meta local. El canario se estrenó como goleador en Las Gaunas ante los pucelanos y repitió en Valladolid.

El tanto noqueó al Valladolid B que fue incapaz de reaccionar mientras que los riojanos a punto estuvieron de redoblar su renta con un disparo lejano del recién entrado Simic. Lo hizo poco después, condenando un error grosero de Torres en la salida. El central falló en el control, Alfaro, sin esfuerzo, le rebañó la pelota, Rodri le tiró la asistencia y el '11' resolvió con facilidad. De la nada, los blanquirrojos se llevaron los tres puntos ante un inconsistente Valladolid B, sin pegada arriba y sin contundencia atrás.

El encuentro estaba ya sentenciado por mucho que Narro, con una salva desde la frontal, tratara de meter a su equipo en el partido. El disparo no entró (por si acaso Serantes acompañó la trayectoria del cuero) y el Valladolid B se fue diluyendo. Su suerte en el encuentro y en la categoría está echada.

La de laUDL, no. Los riojanos, con el calendario a favor, recuperan posiciones a partir de su impermeabilidad defensiva. Su juego no está para florituras. Tampoco eso parece importar mucho.