Angustia entre la hostelería de Logroño y Arnedo

Rebeca Palacios y E.P. (Efe)
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Desde este viernes, solo pueden abrir los establecimientos de hostelería que cuenten con servicio de comida a domicilio

Terrazas de los bares en la Gran Vía de Logroño, en una imagen de archivo. - Foto: Clara Larrea

Los municipios riojanos de Logroño y Arnedo han amanecido este viernes con la angustia de la hostelería, que permanecerá cerrada durante un mes y que se ha visto obligada a "reinventarse"; y los controles policiales en sus accesos, ya que sus más de 167.700 habitantes están confinados perimetralmente durante los próximos treinta días.

Desde este viernes, solo pueden abrir los establecimientos de hostelería que cuenten con servicio de comida a domicilio, con recogida en el local o bien entrega en casa del cliente, aunque algunas cafeterías también han ofrecido cafés para llevar durante la primera mañana de cierre perimetral de Logroño, donde viven unos 152.700 habitantes; y de Arnedo, con unos 15.000.

La céntrica calle Laurel de Logroño, una de las más tradicionales del panorama gastronómico de España y que aglutina a unos sesenta establecimientos de reducido tamaño, ha amanecido con todas las persianas echadas y sin el habitual trasiego de repartidores y distribuidores propio de un viernes por la mañana.

Algunos de esos locales, en las últimas semanas, han cerrado ante la prohibición de consumir en la barra; otros no podrán reabrir el 30 de noviembre y algunos se han "reinventado", como es el restaurante "La Senda", cuya propietaria, Araceli Matute, ha explicado a Efe que "ver la calle así de vacía es muy angustioso".

"Hay muchos locales que no van a volver a abrir. Nosotros podemos servir pedidos porque somos un restaurante familiar y el local es nuestro", ha añadido Matute, quien suma 74 años y ha pasado 60 de ellos detrás de los fogones, donde cuenta con una clientela fija y muy fiel, que le ha pedido que elabore sus platos tradicionales para llevar, por lo que esta mañana cocinará alcachofas, pochas y menestra.

Junto a "La senda", los propietarios del restaurante "Tahití" comunican en un cartel que está "Cerrado por obligación del Gobierno", mientras que en "El Cachetero" ofrecen comida para recoger o entregar en el domicilio, pero con una carta centrada en hamburguesas y bocadillos "gourmet", en vez de su tradicional cocina riojana.

Algunas cafeterías que también venden café al peso funcionan como tienda de alimentación, por lo que pueden dispensar cafés para llevar o piezas de bollería, como el caso de "Cafés El Pato" y "Café Murrieta 34", cuyo responsable, David Miguel, ha detallado a Efe que su cafetera no ha parado desde que ha abierto a las 7:30 horas.

El Boletín Oficial de La Rioja (BOR) de este jueves no ha detallado entre las nuevas restricciones, como sí ocurrió en el anterior confinamiento, que la recogida de los productos de servicio a domicilio debe realizarse con cita previa, por lo que, ante esta falta de especificación, Miguel ha asumido que está permitido vender café para llevar siempre que no se consuma en el interior de su local, que está precintado con unas cintas amarillas y con la cristalera abierta a la calle.

El presidente de la asociación Hostelería Riojana, Francisco Martínez-Bergés, ha exigido al Gobierno regional una respuesta "inmediata" para el sector, con unos 8.000 empleos directos en La Rioja y que necesita "un rescate" ante un cierre "impuesto", ha detallado a Efe.

"La hostelería -ha dicho- nunca ha sido la culpable, ha sido parte de la solución. Somos el muro de contención de cara a la ciudadanía para intentar parar la pandemia" y ha recordado que en Arnedo ya hubo un cierre perimetral del municipio durante una semana en octubre, por lo que este nuevo confinamiento de un mes les perjudicará aún más.

La Policía Nacional y la Policía Local de Logroño son las encargadas de realizar controles aleatorios en la capital riojana; mientras que en Arnedo lo hacen la Guardia Civil y su Policía Local y todos ellos serán "estrictos" en sancionar los incumplimientos de la norma que se produzcan en ambos municipios.

A primera hora de la mañana, Efe ha estado en uno de los controles establecidos por la Policía Nacional en una de las zonas céntricas de Logroño, en la calle Chile, que también es una de las salidas de la ciudad hacia otros municipios de su área metropolitana y a la AP-68, que comunica La Rioja con el País Vasco, Aragón y Castilla y León.

Los controles aleatorios funcionan desde la medianoche y los agentes han tenido "bastante trabajo", ha explicado uno de los agentes, por el "desconocimiento" de las normas de algunos ciudadanos.

Los agentes, en estos controles, se fían de su experiencia para parar de forma aleatoria a algunos vehículos y, en general, discriminan entre los que claramente son furgonetas de trabajo y los coches particulares y, a los que paran, piden al conductor que explique a dónde se dirige y la razón por la que se traslada.

Se trata de "disuadir" a quienes quieren salir de Logroño sin razones justificadas y a los que acudan a la capital riojana para actividades que no se consideran esenciales.

La Policía Nacional continúa con los controles que inició el pasado día 23 en los accesos a Logroño desde las comunidades autónomas vecinas de Navarra y País Vasco, dado que La Rioja tiene decretado un cierre perimetral de toda la comunidad hasta el 29 de noviembre.