Fernando Lussón

COLABORACIÓN

Fernando Lussón

Periodista


El laboratorio andaluz

18/11/2021

El vicepresidente de la Junta de Andalucía, Juan Marín, decía la verdad el pasado mes de julio cuando afirmaba que "sería estúpido presentar unos Presupuestos en año electoral", y ahora la dice cuando afirma que las circunstancias han cambiado y que contar con unas nuevas cuanta públicas para acabar la legislatura es una necesidad. Estas declaraciones contradictorias evidencian otra realidad, que se gobierna para seguir gobernando y que el fin último del líder andaluz de Ciudadanos es que la legislatura acabe lo más cerca posible de diciembre del próximo año, porque de ello depende que participe del gobierno andaluz el mayor tiempo posible, dado que le vienen mal dadas en la próxima convocatoria electoral. Por ese motivo el principal interesado en que no se convoquen elecciones de forma anticipada es, precisamente, Juan Marín, a quién solo con un resultado espectacular del PP andaluz, y de carambola, puede convertirle de nuevo en imprescindible, aunque cada vez se encuentre más débil. La convicción de Juan Marín es que el desvelamiento de la conversación con su grupo parlamentario es una operación de fuego amigo a la que Génova no es ajena a través de desertores de Ciudadanos.  

El cinismo de sus declaraciones, sin embargo, es patente porque intenta pasar por defensa de los intereses de los andaluces lo que es una justificación de sus intereses partidistas, porque lo que busca es mantener su parcela de poder y evitar que el resto de partidos puedan apoyar las cuentas públicas para segarles la hierba bajo los pies y demostrar su inutilidad a la hora de mejorar la vida de los ciudadanos. Vox ya había retirado el apoyo al gobierno de Juan Manuel Moreno en todos los ámbitos y el PSOE-A que había comenzado a negociar los Presupuestos –de forma más aparente que real- ha roto el diálogo.   

A partir de la convocatoria electoral Andalucía se convertiría en un laboratorio político en el que tendrán lugar múltiples experimentos. Lo más probable es que se confirme la práctica desaparición de Ciudadanos cuyos votantes serán absorbidos por el PP, que no alcanzaría la mayoría absoluta. Ahí emerge Vox como la muleta necesaria para gobernar y su exigencia de formar parte del Ejecutivo andaluz, de tal forma que sería la primera vez que este partido tocara poder, anticipando las inferencias que la desaparición del partido naranja puede tener a la hora de formar gobiernos. Las direcciones nacionales del PP y Vox tienen el mismo interés en la rápida convocatoria de los comicios. Pablo Casado es lo que pretende desde el éxito autonómico en Madrid, pese a la resistencia del presidente andaluz, para que se visualice más claramente el cambio de tendencia y la caída en picado de los partidos del gobierno de coalición, sin que parezcan preocuparle las consecuencias de satisfacer las exigencias de Vox de tener mando en plaza.  

Al nuevo líder del PSOE andaluz, Juan Espadas, le tocaría la misión de intentar recuperar el medio millón de votos de andaluces que abandonaron su partido en las últimas autonómicas y mantener el tipo en uno de los tradicionales graneros de votos socialistas, mientras que a la izquierda del PSOE la posibilidad de un 'frente amplio' por ahora ni se vislumbra y sería la primera ocasión para ver la viabilidad de las 'otras políticas'. Andalucía como tubo de ensayo.