Camilo Santiago, una carrera de fondo

M. A. G-S.
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El fondista estuvo la pasada semana en Albelda disfrutando de La Rioja y manteniendo la forma para cuando pueda volver a competir

Camilo Santiago, una carrera de fondo. - Foto: Clara Larrea

Camilo Santiago (Molina de Segura, 1982) llegó a los diez años a Albelda y, desde entonces, no se movió hasta que se lo jugó a todo o nada y se fue a Zaragoza, hace cuatro años, para convertirse en atleta profesional. Es el mejor fondista riojano, no de ahora, sino de todos los tiempos. Sus registros son imbatibles, le acercan a los Juegos Olímpicos de Tokio, un sueño impensable hace no tanto tiempo, pero la pandemia ha puesto patas arriba todo el deporte. Hasta diciembre no podrá correr, vive de eso pero todo el calendario competitivo se ha paralizado.

1.Albelda de Iregua. «El pueblo que me acogió a mí y a mi familia» y al que regresó la pasada semana para desconectar. No lo dice su DNI pero Camilo es un albeldense más. Fue al colegio San Prudencio y empezó a trabajar en Index antes de que la empresa se trasladara a Logroño. 

2. El Rasillo. La pandemia amenaza con popularizar, más allá de nuestras fronteras, este paraje increíble de los Cameros. Cuando vuelve de Zaragoza, le falta tiempo para hacer una escapada a El Rasillo. «Es un lugar al que siempre voy. Me permite desconectar de todo. Me gusta ir con los amigos, con la familia, ir un día para aislarme y hacer deporte», se emocina.

Camilo Santiago, una carrera de fondo.Camilo Santiago, una carrera de fondo. - Foto: Clara Larrea3.Calle Laurel. Es deportista de elite pero tiene sus vicios y éste es uno de ellos. «Soy de la Laurel», confiesa. Le gusta el ambiente de chiquiteo, ir de pinchos, etc. «Sé que me tengo que cuidar pero son irresistibles. A falta de tres pinchos, propone cuatro: «Langostino con piña del Juan y Pínchame, el solomillos con foie de La Taberna de Blas, el champiñón del Soriano y el Tío Agus». En invierno lo riega «con un crianza» y en verano «con un blanco o con un corto». ¡Quién dijo que los atletas no saben cuidarse.

4.Valle del Iregua. Ha tenido que irse de casa para reconocer la belleza de este valle estrecho que se abre camino de Logroño. «Y encima ahora que han hecho la Vía Romana es más bonito aún», presume. «Me parece que vivimos en un entorno privilegiado y no nos damos cuenta».

5.La Grajera. Es un clásico pero a todos los deportistas les encanta «porque está a un paso de Logroño y te permite, salir de la ciudad, respirar aire fresco y soltar las piernas». Da la vuelta al embalse en quince minutos, «más o menos, que llevo mucho tiempo sin darla», bromea.

Camilo Santiago, una carrera de fondo.Camilo Santiago, una carrera de fondo. - Foto: Clara Larrea6.Monasterios de Yuso y Suso. Su primera visita a San Millán le impresionó. «Nos enseñaron los manuscritos y aún tengo el recuerdo», rememora. «Es un lugar emblemático para todos los riojanos. Es la cuna del castellano, la lengua que hablamos millones de personas, incluidos los de Zaragoza, con ese acento tan mañico que tienen», se desternilla.

7.Plaza del Mercado. Camilo Santiago quiere hablar de la Calle Portales pero la conversación deviene en sus años jóvenes y en la noche logroñesa que, aunque no lo parezca en estos tiempos pandémicos, la hubo. Él iba a Portales para bajar a la Plaza del Mercado. «Sí, la verdad es que he salido mucho», se ríe. «Me he movido, me he movido muy bien por ahí. De lateral, como delantero... No me puedo quejar», agrega. Ahora va mucho a la calle Portales con su mujer y sus hijos. Pero la primera vez que la vio fue en La Estación: «Estaba de Puente de la Constitución, con sus amigas. Yo era uno de los fijos en ese bar y ahí nos conocimos». Después, ya talludito, descubrió el atletismo y dejó la noche para otros menesteres. No le ha ido nada mal, la verdad.

8.Viejo Las Gaunas. Antes de convertirse en uno de los mejores fondistas españoles, Camilo Santiago fue un pretoriano del fútbol regional. Tuvo una decena de años bastantes decentes «y eso que no siempre me acompañaba el físico». Jugó en el Villegas, Berceo, Balsamaiso y el Albelda. Pero sus recuerdos futbolísticos no están ligados a La Ribera o La Isla. Su memoria le lleva al viejo Las Gaunas, antes de cruzar la circunvalación. «Me recuerdo los primeros partidos como aficionado, ver al Valencia de Mijatovic, al Madrid, etc. Camilo siempre ha sido muy futbolero. Su fe es blanca. «Era y soy del Madrid», presume. Eso sí, en su día el Nápoles, recién descendido a la Serie D, preguntó por él. ¡Lo que hubiera aprendido a la sombra del Vesubio!

9.Peña de Clavijo. A Camilo le gusta la peña, no el pueblo en sí contra el que no tiene nada. «Siempre me ha gustado subir mucho a la peña. Desde arriba se contempla todo el valle y las vistas son espectaculares». De pequeño subía en bici, «por la carretera vieja», con mucho esfuerzo. Ahora lo hace a la carrera y parece que no le cuesta.

10.Valle del Cidacos. La marca arnedana Las Banderas no le ha dado la espalda en estos momentos tan difíciles pero él se acuerda de Arnedo, no por ser la ciudad del outlet y del calzado, una de las principales industrias de La Rioja, sino por ser la capital del Valle del Cidacos, otro de los paisajes privilegiados que puede ofrecer La Rioja. «Me encantan las pozas termales, las icnitas, la belleza de pueblos como Arnedillo o Munilla», agrega. «La verdad es que cuando estás fuera te das cuenta lo bonita que es La Rioja», se despide.