Azulejos que dejaron huella

Bruno Calleja Escalona
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La fábrica de Cerámicas Riojanas, antaño referente en azulejería ornamental, conserva una de sus chimeneas y parte de su arquitectura neomudéjar reconvertida en viviendas

Imagen del complejo fabril de Cerámicas Riojanas bajo un manto de nieve y con las vías en primer plano, a mediados del siglo XX. La chimenea pequeña y los edificios de mayor valor han pervivido. - Foto: Colección Taquio Uzqueda

La fábrica de Cerámicas Riojanas, situada junto a la vía del tren, en el Camino de Fuenmayor, es uno de los edificios de la arquitectura industrial logroñesa menos conocida en la ciudad. Mucha culpa de ello lo tiene la lejanía del centro y su proximidad a las vías. Sin embargo, Cerámicas Riojanas fue una de las industrias más pujantes de La Rioja a principios y mediados del siglo XX. Pese al paso de los años, el complejo fabril ha conservado gran parte de sus elementos originales.

En 1924 se empezó a construir este inmueble de estilo neomudéjar, con ventanas de ladrillo y arcos de herradura, obra del arquitecto local Fermín Álamo. El edificio industrial cuenta con un pabellón de cinco alturas, un segundo de dos alturas y un tercero con tres pisos, que conforma la esquina entre las calles Fuenmayor y Paula Montal.

Estos edificios acogían las salas de dibujo, las oficinas y una escuela de aprendizaje con la que contó el complejo industrial, dedicado a la producción de azulejos. Detrás de los edificios mencionados se coloca una chimenea que sirvió a los hornos de cocción. En la parte superior se encuentran unos azulejos con el nombre de la industria y una 'M' y una 'A'. Estas letras mencionan Ángel Moreno y al propio Álamo, que fueron los socios fundadores de la empresa.

Tras unos años en funcionamiento, produciendo notables azulejos como los colocados en las escaleras de Correos o en los portales de muchas casas, con distintos motivos tanto vegetales como geométricos, pues la especialidad de Cerámicas Riojanas era el estilo ornamental, el edificio se transformó en una fábrica de galletas y posteriormente en otra de materiales metálicos. 

De pabellones a viviendas. Finalmente, en 1985 los propietarios encargaron reconvertir la antigua industria en un grupo de viviendas, pero manteniendo las fachadas originales. El proyecto mantuvo la chimenea dentro del jardín y elementos como los azulejos, que aparecen en algunas fachadas, así como el león estilo persa que se coloca en la parte posterior del edificio, en la actualidad oculto a la vista desde la calle. En 2007 se derribó parcialmente el pabellón más alejado de la vía para restaurarlo. Se mantuvo el león y las ventanas estilo neomudéjar.

Poco a poco, Cerámicas Riojanas y su edificio va recuperando su puesto en la historia de Logroño.