Ni ha sido indultada para poder lanzar de nuevo a los cuatro vientos su bocinazo del mediodía, ni sus viejos resortes se han vuelto locos al sonar a las 20 horas en lugar de las 12 de la mañana. Lo que ayer, caída ya la tarde, sorprendió a centenares de logroñeses y logroñesas al escuchar, de nuevo, la popular sirena del Espolón fue una prueba técnica. La finalidad era ajustar el reloj que corona la torre del histórico edificio de Ibercaja y comprobar el funcionamiento de los contactos electromagnéticos. 

Lo explica a El Día de La Rioja José Luis Tomás San Román, propietario de la Relojería San Román y encargado del mantenimiento del reloj y, en su día, de la popular y añorada por muchos sirena de Logroño. San Román matiza que se ha tratado de una prueba puntual, de manera que, por ahora, se mantiene la orden municipal que silenció este sonido, después de que hace exactamente un año y cuatro meses la denuncia de un particular por incumplimiento de la ordenanza de ruidos obligase a acallarla.

El estrépito inesperado en el corazón de la ciudad ha retrotraído a la mente de más de un ciudadano una pregunta: ¿qué pasó finalmente con la sirena? La realidad es que pese a algunas iniciativas (recogida de miles de firmas en internet incluida) para restituirla y un movimiento social y político con el propósito de pedir su protección como patrimonio sonoro inmaterial, la orden municipal de silencio se mantiene sobre la popular bocina, que bramó por primera vez en 1952 como aviso para los trabajadores de las fábricas de que la jornada matutina llegaba a su fin.