La situación creada con el requerimiento para el cese del Programa de Enriquecimiento Extracurricular de Alta Capacidad en la Universidad de La Rioja se ha puesto de manifiesto las carencias que tiene este grupo de alummos identfiicados como altas capaciades.
Según el Ministerio de Educación, el alumnado con altas capacidades «constituye un grupo muy heterogéneo que se caracterizaría porque en test psicométricos de inteligencia general obtienen puntuaciones significativamente superiores a la media y en pruebas de aptitudes obtienen, además, puntuaciones percentiles superiores a la media (desde 75 a 95 o más).
Segun la consejería de Educación, en La Rioja hay actualmente contabilizados un total de 3.230 alumnos y alumnas identificados con altas capacidades.
«Las altas capacidades no son siempre un privilegio», señala Alberto de Carlos, padre de una niña de 11 de años identificada con altas capacidades y de otra menor que está a la espera de realizar el test, «a este respecto, el sistema educativo riojano funciona bien, l que ocurre es que no en todos los colegios existe una orientación destinada a la Alta Capacidad».
Y esto hace que, de forma general, no sean los colegios de 'motu propio' los que apuesta por hacer test a los niños para que puedan ser identificados como altas capacidades y sean los propios progenitores, al detectar un talento o habilidad en sus hijos, quienes soliciten que se les realicen estos test.
Por eso, asegura De Carlos, son tan importantes programas como el que se estaba desarrollando en el Centro Cultural Ibercaja en el que se estimulaba esos talentos fuera del ámbito escolar. En el programa se desarrollaban una serie de actividades que de diferentes temáticas centradas en los ámbitos científico-tecnológico, humanístico, artístico y creativo, sin descuidar el desarrollo personal y las habilidades sociales del alumno.
Los objetivos del mismo se basaban el desarrollo cognitivo del alumno con altas capacidades, así como su gestión cognitiva y el uso de procesamiento de pensamientos; y en la prevención de dificultades motivacionales que pueden afectar a los alumnos por su dominio de materias curriculares.
Por eso, este grupo de padres considera tan relevante que se reanude un curso que servía de mucho para sus hijos, los auténticos protagonistas de esta toda esta historia.
«Nuestros hijos e hijas no son culpables de lo que haya podido pasar para la cancelación del pograma», añaden los padres, «ellos son las víctimas, los daños colaterales, en lo que parece una lucha de intereses que ni nos van ni nos vienen, por lo que pedimos una solución».