A poco más de dos meses para el 28M, ¿ve el escenario electoral riojano tan abierto como predicen las encuestas?
Tenemos muchas incertidumbres, al ver que se produce fragmentación en diferentes frentes. Intuíamos que la parte de la izquierda iba a estar dividida, porque un acuerdo entre Podemos e Izquierda unida no sabemos cómo se concretará. A eso se suma un Ciudadanos claramente a la baja y una coalición preelectoral del Partido Riojano y de España Vaciada, que genera mucho ruido interno y una escisión, o al menos un nuevo partido, que viene del PP, como es Por La Rioja. El escenario que puedo dibujar con certeza es que todo dependerá mucho del cinco por ciento.
Y dentro de esa incertidumbre, ¿quién de los que aspiran al cinco por ciento tiene más posibilidades?
Tenemos muchos entornos posibles, pero no sabemos lo que puede ocurrir. Incluso cuando dábamos por seguro que Vox iba a conseguir entrar, ahora vamos a ver mucha fragmentación y muchos partidos que aspirarán a llegar a ese cinco por ciento. Puede ser que entren muchos, pocos o que no entre ninguno y vayamos a un Parlamento bipartidista. Todo esto se solapa con que las encuestas son bastante malas para tratar de calibrar lo que ocurre con partidos tan pequeños, con muestras tan reducidas. Lo que pase por la tabla de abajo va a ser casi tan decisivo como quién pueda ser primero o segundo partido.
¿Descarta las mayorías absolutas?
No las puedo descartar, porque si ni Izquierda Unida, Podemos, Por La Rioja, PR o Vox llegasen al cinco por ciento, automáticamente la lista más votada consigue la mayoría absoluta. Pero es más probable una mayoría absoluta en un entorno bipartidista que en uno fragmentado.
Por tanto, PSOE y PP ¿deberían estar más preocupados de cómo les vaya a sus potenciales socios de gobierno a izquierda y a derecha?
Exacto, esa es la clave. El Partido Socialista, sí o sí, necesita aliados para poder gobernar y el Partido Popular, incluso quedando segundo, podría gobernar también si Vox entra. Aquí hay mucha disputa para ver quién se convierte en la llave. En un entorno multipartidista, ser primero o segundo partido no importa; aquí lo importante es que tu bloque pueda sumar para gobernar. A nivel nacional, sabemos que el bloque de la derecha está más fuerte que el de la izquierda, porque el PP crece absorbiendo a Ciudadanos y Vox está fuerte, pero este era un escenario constante hasta que, aquí en La Rioja, vemos que se produce este entorno de fragmentación, que es una cosa que es local y específica nuestra.
¿Ve a Vox en el Parlamento de La Rioja?
Con todo constante, lo normal hubiera sido que sí; pero ahora mismo estamos en un entorno con tantos partidos que compiten por el mismo voto, el desencantado sobre todo... Porque Vox no solo captura voto de extrema derecha, sino también el de gente que está insatisfecha con los grandes partidos. Ahora ese voto de protesta tiene muchas papeletas posibles, no solo ya la de Vox, sino que también se puede ir a otros pequeños. Antes, hubiera dicho casi con seguridad que Vox entraba, pero ahora tengo más dudas.
¿Cree que el nuevo partido Por La Rioja podría ser más competidor para Vox que para el PP?
Sin duda; o puede quitarle a los dos. El problema es que Por La Rioja no se ha testado. Como no lo hemos visto en ninguna elección anterior, no sabemos qué puede ocurrir y a costa de quién puede comer votos. La que puede ser una señal interesante para ver cómo va de fuerte es saber en cuántos municipios presentará candidaturas, lo que será una buena prueba para ver si tiene músculo orgánico o no.
La experiencia en el Gobierno de Castilla y León ¿alienta el voto al partido de Abascal en La Rioja o lo espanta con medidas como sus medidas antiabortistas?
Tengo la impresión de que es algo neutro. No ha habido tanto tiempo en el Gobierno de Castilla y León para que podamos ver efectos muy significativos. Si nos fijamos en los sondeos, la entrada de Vox en Gobierno y el protocolo antiabortista no se han traducido en un desastre, sino que continúan siempre en torno al 13 o 15 por ciento. Tuvieron más impacto sus expectativas frustradas en Andalucía. Ahora es pronto, pero a partir del 28M podemos ver un montón de gobiernos de coalición de PP y Vox y ahí habrá más efectos sobre el votante moderado al por el que va Feijóo.
En la izquierda, la experiencia, cuando menos controvertida, de Podemos en el Gobierno de La Rioja, con la que fue su consejera expulsada del partido y tachada de tránsfuga, ¿lastrará al partido morado?
Les pone en una situación muy difícil. Pero ocurre en la mayoría de comunidades autónomas. Podemos perdió entre la mitad y dos terceras partes de su voto en las elecciones de 2019, con una debacle importante. Y además en todos los sitios, orgánicamente está roto; si miras la situación en Asturias, en Aragón, Madrid...Lo que pasa en La Rioja es sintomático de lo que ocurre en otros lugares, con cuadros enfadados, una organización que no controlan y un gran nivel de desgaste. De rebote, eso les obliga a apoyarse más en Izquierda Unida, porque es la única que tiene militancia y organización; y en La Rioja no se llevan bien, lo cual es ya un elemento negativo. De otro lado, esto condiciona al PSOE, que solo puede pactar con ellos para gobernar, salvo que tuviera una mayoría absoluta, como Page, y por lo tanto eso se lo pone más difícil para repetir en el Gobierno.
Para Izquierda Unidad y Podemos, ¿es vital acudir juntos el 28M?
Es importante, pero al final en las coaliciones uno más uno nunca suman dos. La cuestión no es solo que vayan juntos a efectos electorales, porque no se suman inmediatamente los votos, sino cómo se hace la coalición, porque si la hacen in extremis, en la que todos están enfadados entre ellos, las organizaciones no se hablan y los militantes se rechazan...es lo que ocurrió en Andalucía y el proceso fue desastroso.
Todos los analistas pronostican la debacle de Ciudadanos. ¿El reparto de esa bolsa del voto naranja beneficiará fundamentalmente al PP?
En la mayoría de los sondeos vemos que más o menos entre el 50 y el 60 por ciento va al Partido Popular, en torno al 20 por ciento va hacia Vox, un porcentaje en torno al cinco por ciento al PSOE y el resto se abstiene. Esa es la fórmula que vemos, más o menos, en la mayoría de comunidades autónomas y en esto La Rioja va bastante alineada con el ciclo nacional y es la misma dinámica.
¿Cómo ve de fuerte a Concha Andreu a la hora de repetir, con un partido en el que desde hace tiempo reina la calma?
El poder cohesiona. Aquí el frente interno no existe; es decir, Concha Andreu es la candidata, es presidenta y me atrevería a decir que tiene todo el aliento de la dirección federal de su partido y está muy arropada por el Gobierno y los ministros. Ese no es un problema para ella; la cuestión es la contienda electoral. Ella tiene la ventaja de que la Presidencia le da un alto grado de conocimiento público y hacer campaña desde una presidencia es diferente a hacerla desde la oposición. Tiene mayor grado de conocimiento que su rival, Gonzalo Capellán, y ella jugará esas bazas, pero es el frente externo de sus socios lo que le complica más la vida; y hasta que no sepamos cómo se resuelve eso, no sabremos cuántas opciones tiene de sumar para gobernar.
¿Y a Capellán, cuya designación desde Génova generó tensiones internas, que parecen ya superadas tras la marcha de Alberto Bretón?
Capellán tiene un nivel de conocimiento público bajo y no sabemos todavía muy bien, y es normal, cuál es su programa y lo que plantea. Está jugando, entre comillas, la estrategia de Feijóo de ofertar estabilidad. Trata de insistir en que no habrá líos ni problemas, como con el Gobierno actual, que tiene una consejera dentro (Raquel Romero) que genera mucho ruido. Intenta aprovecharse de la debacle de Ciudadanos para crecer. Es evidente que el PP va a mejorar sus resultados, pero tenemos que ver cuál es su línea estratégica en la campaña. Yo supongo que apostará sobre todo por cuestiones que tienen que ver con valores transversales, menos ideológicos y más centrados en la idea de estabilidad y buena gestión.
En alguna ocasión, Capellán ha dicho que no renunciará a sus principios, dando a entender que no pactaría con Vox. ¿Cree que es algo que se dice, pero que podría cambiar si fuera necesario?
La política es el arte de lo posible y la aritmética es la que da y quita. A todo el mundo le gustaría tener mayoría absoluta, para no depender de nadie, pero si tienes que buscar aliados para gobernar lo harás y si tienen que buscar un acuerdo con Vox lo harán; esto ya lo hemos visto en otros entornos.
El movimiento España Vaciada tratar de entrar en La Rioja con su coalición con el Partido Riojano, lo que a los regionalistas les ha costado una escisión de militantes y de cargos que se han ido a Por La Rioja. ¿Compensará esa alianza la marcha de potenciales votantes del PR?
La marcha de votantes a Por La Rioja tiene que ver con la entrada de España Vaciada y no al revés. La España Vaciada es un contenedor vacío; no sabemos lo que hay ahí, ni el nivel de apoyo que tiene. No sabemos lo votos que puedan venir de España Vaciada, pero el coste organizativo (para el PR) ha sido demasiado alto, con cuadros del partido que se han ido y mucho ruido interno, lo que hace difícil compensar los votos que tenían con los potenciales que puedan entrar desde la España Vaciada. Creo que no ha sido una estrategia demasiado acertada para tratar de volver al Parlamento de La Rioja.
La izquierda aguarda el anuncio de Yolanda Díaz sobre su estrategia para la plataforma Sumar para las generales. ¿Tendrá repercusiones de cara al 28M la fórmula que resulte?
Si ella anuncia que va y quiere hace una coalición, tal vez pueda ser un empujón para que otras fórmulas a la izquierda del PSOE intenten ir en coalición, pero desde luego son escenarios separados. La gente no votará con las mismas coordenadas en una y otra elección.
«La dificultad de inaugurar obras a tiempo pasará factura a Hermoso y a muchos alcaldes más»
En Logroño, el alcalde Hermoso de Mendoza llegará a la campaña con algunos frentes abiertos en la calle, como la reurbanización del Paseo de las Cien Tiendas parada en pleno centro, cuando lo normal suele ser hacerlo inaugurando obras. ¿Le pasará factura?
Sí, le pasará factura a él y a todos los alcaldes de España, porque los sobrecostes de las obras públicas generadas por la guerra de Ucrania han hecho que muchos concursos públicos hayan quedado desiertos y que se hayan retrasado las licitaciones de obras y la ejecución de las mismas. El resultado es que la mayoría de los alcaldes en España tendrán muchas dificultades para inaugurar a tiempo las obras que han puesto en marcha y eso es muy problemático, porque el uso del calendario electoral es muy importante. Uno deja las inauguraciones y proyectos para el último tramo de legislatura para venderse; esa estrategia no le va a salir a él ni a otros muchos alcaldes.
La política de movilidad de Hermoso de Mendoza, restando espacio a los coches para dárselo a los peatones, ha suscitado polémica, y es emblema de su mandato. ¿Es arriesgado enfadar a conductores, comerciantes y vecinos o traslada una imagen de alcalde alineado con la sostenibilidad?
Todo depende del timing y del calendario. Los datos indican que las políticas de movilidad sostenible son buenas desde la perspectiva de la contaminación y la salud pública, pero también desde la eficiencia y los negocios en las zonas peatonalizadas. Sabemos que, al principio, la puesta en marcha de estas políticas, que afectan a actos diarios de las personas, genera resistencias y enojos. Por eso, lo normal es que los alcaldes apliquen este tipo de políticas al principio de legislatura y dejen la ejecución para el final. No conozco bien cómo lo ha hecho el alcalde de Logroño, pero eso le pasó a Manuela Carmena con Madrid Central; dejar ese proyecto para el final de legislatura fue un error, porque le pasó factura en las urnas, y después el alcalde del PP ha aplicado un programa parecido, porque el signo de los tiempos apunta en esa dirección.
Usted ha estudiado el comportamiento de la juventud ante la política. ¿Hay un desapego de los jóvenes hacia la cosa púbica?
Los datos del Libro Blanco de La Rioja indican que solo en torno al 25 por ciento de los jóvenes dicen que les interesa mucho o bastante. Ese dato, en bruto, implicaría decir que a los jóvenes les interesa poco la política, pero cuando preguntas a los adultos riojanos, también son solo un 25 por ciento los que dicen que les interesa. Jóvenes y adultos riojanos en general están desapegados de la política y eso tiene mucho que ver con un efecto postpandemia. Antes de la pandemia la gente estaba muy enganchada y después ha tenido cierto retraimiento y se ha alejado uno poco de lo más institucional.