«Con 14 años ya me di cuenta de que quería ser hombre»

Bárbara Moreno
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Guillermo Martínez, con 19 años, está hormonándose y se va a quitar el pecho. Será de los primeros riojanos que lo podrá hacer en La Rioja bajo el amparo de la ley trans regional. El cambio de nombre ya lo ha hecho en el registro, pero de sexo no

Guillermo Martínez, en su casa. - Foto: Ingrid

Guillermo Martínez, de 19 años, era hasta hace unos meses Irene, la documentación oficial la pudo cambiar hace muy poco, y todo lo que tiene que ver con el cambio registral y burocrático se modificó de nombre sin problema, «fue cuestión de solicitar cita al juzgado hablar con el juez». Pero, para cambiar «simplemente esa letra de F a M  en el DNI la ley pide que lleves en tratamiento hormonal al menos durante dos meses, y es una cuestión que se eliminará en la ley estatal que se está tramitando para su futura aprobación». 

Guillermo es un chico trans, un hombre que ha vivido atrapado en el cuerpo de una mujer, y que con la nueva Ley Trans de La Rioja está desarrollando todo el proceso para poder ser hombre y que el sistema público se encargue de ello. Precisamente este pasado viernes tenía consulta con el cirujano plástico del Sistema Riojano de Salud para que le indicara cómo proceder para poder quitarse el pecho, pero le han indicado que aunque en el Hospital San Pedro le pueden practicar la mastectomía, la reconstrucción de pecho masculino no pueden hacérsela en La Rioja porque carecen de esa especialidad, aunque sí la cubre el sistema público, con lo que lo tendrán que trasladar a otra Comunidad. Eso sí, todo el proceso de hormonal a través de Endocrinología sí lo esta desarrollando en La Rioja.  Comenzó el tratamiento en febrero de 2022. 

«La verdad es que siento mucha disforia de género por el pecho, llama mucho la atención, y es lo que quiero quitarme, pero a nivel órgano sexual estoy cómodo con lo que tengo». De momento no piensa en cambiarse los genitales. Además de que es consciente de que se trata de una operación quirúrgica muy complicada. «Para las mujeres trans es más importante cambiarse el órgano sexual, se sienten menos cómodas». 

En casa ya lo iban viendo, «yo pensaba que iba a poder vivir como una mujer perfectamente, pero no. Con 14 años yo ya me di cuenta de que tenía claro que quería ser un hombre. Y cuando fui a Madrid a estudiar la carrera es ya cuando decidí dar el paso». Guille se está hormonando desde febrero. La ciencia ha cambiado mucho, explica en vez de pastillas o de inyecciones todas las semanas, le administran una inyección de testosterona cada tres meses. LLeva dos dosis. Y ya aprecia  cambio en la voz, que le sale bello,  que se ha quedado sin regla, o más masa muscular, «más energía», «esto es como una segunda pubertad, me siento raro». Muchos trans, explica Guillermo, están cinco o seis años hormonándose, «o incluso toda la vida», pero él no piensa estar tanto tiempo, sino que lo dejará cuando se sienta cómodo con su cuerpo.

Este riojano asegura que está orgulloso de que en su Comunidad se haya aprobado esta Ley y que se estén poniendo en marcha nuevos protocolos tanto burocráticos como en sanidad. Ahora, «estamos a la espera de que  se apruebe la ley nacional». 

Este estudiante del doble grado de Sociología y Relaciones Internacionales de la Complutense de Madrid, tiene una cosa muy clara, que la sexualidad y el genero no es lo mismo, y de hecho no tienen por qué estar unidos. Él es heterosexual, y le gustan las chicas, pero ahora tiene que dedicarse más al estudio, por eso quizás no tenga pareja, insinua entre risas, en una conversación con esta periodista que casualidades de la vida le vio nacer y crecer como Irene y ahora se siente orgullosa de que se haya convertido en un Guillermo que quiere contar su lucha al mundo.