Bolsonaro guarda silencio 16 horas después de su derrota

EFE
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El presidente brasileño no admite la victoria de Lula, mientras que algunos de los principales referentes del bolsonarismo han admitido el triunfo del candidato progresista ya la misma noche del domingo

Bolsonaro sigue en silencio 16 horas después de su derrota - Foto: ADRIANO MACHADO

El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, derrotado en las elecciones de este domingo por el exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva, seguía en absoluto silencio y sin comentar el resultado de las urnas unas 16 horas después de concluido el escrutinio.

Bolsonaro, líder de la ultraderecha y que perdió las elecciones por una diferencia de menos de dos puntos porcentuales, pasó la noche en su residencia oficial en Brasilia y hoy se dirigió al Palacio presidencial, pero sin hacer ninguna declaración.

Febril desde siempre en las redes sociales, también ha permanecido en silencio en esas plataformas.

Aunque el mandatario no ha reconocido la derrota ni mucho menos ha felicitado a Lula, su mayor antagonista en la política, el resultado no ha dejado dudas para muchos de los principales referentes del bolsonarismo, que, por el contrario, han admitido la victoria del candidato progresista ya la misma noche del domingo.

Pese a que se ha dirigido al Palacio presidencial, la agenda oficial de Bolsonaro seguía hasta el mediodía de hoy en Brasil "sin compromisos oficiales".

Tampoco han comentado el resultado de las elecciones sus tres hijos que actúan en política: el diputado Eduardo, el senador Flavio y el concejal de Río de Janeiro Carlos Bolsonaro, que, como su padre, son usualmente activos en las redes sociales, pero han desaparecido de internet desde la confirmación de la victoria de Lula.

Este domingo, Eduardo Bolsonaro llegó a seguir el recuento de votos en un directo por internet con dos dirigentes de la extrema derecha, pero en el momento en que la tendencia favorable a Lula era ya casi irreversible, lo suspendió sin explicar las razones.

Durante el último año, cuando las encuestas comenzaron a dibujar que Lula se perfilaba como favorito, Bolsonaro mantuvo una dura campaña contra el sistema de votación que se usa en Brasil desde 1996 y llegó a insinuar que, en caso de una derrota, podría no reconocer el resultado.