La sequía complica la siembra de cereal y la cosecha de colza

Ana Torrecillas
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El campo está tan seco que la maquinaria agrícola no puede remover la tierra para labrar. Debería llover al menos 50 litros por metro cuadrado para salvar la siembra

José Luis Pisón, agricultor de Murillo - Foto: Ingrid

Cerramos este mes de octubre como uno de los  más cálidos desde que hay registros, con temperaturas más propias del verano que del ya entrado otoño. Cielos despejados y termométros que rozan los 30 grados. Y sin rastro de lluvias. La sequía que viene arrastrando La Rioja está dejando las reservas hídricas temblando y a los agricultores y ganaderos de la región con la mirada fija en el cielo día tras día.  La situación es tan preocupante que puede afectar gravemente a las cosechas futuras de viña y cereal. 

El primero de los cultivos precisa del agua de invierno de cara a la próxima brotación. Sin embargo, son el cereal y trigo los cultivos que más necesitan el agua que ya debería haber caído desde el pasado mes de septiembre. Como advierten los agricultores, la tierra está tan seca que la maquinaria para la labranza y la siembra no pueden removerla. Especialmente si la tierra es de rastrojo, es decir, si ha sido cultivada en junio y julio. La sequía la ha convertido en un auténtico pedernal.

Pero para los que sí han conseguido labrar la tierra y prepararla para la siembra, no han alejado el peligro.  «Una vez en depositada la simiente, ésta necesita que llueva en cantidad porque si solo se dejan caer 15 litros por metros cuadrado, el grano germina pero al no tener humedad suficiente, la planta se pierde». Quien realiza esta sentencia es José Luis Pisón, un agricultor veterano de  la localidad de Murillo. Lleva 40 años trabajando la tierra y desde haces semanas  vive mirando hacia arriba. «Estamos en manos del cielo», asegura, «necesitamos que llueva ya, urgentemente».  Pisón cultiva sus 500 hectáreas de viña y cereal con el miedo en el cuerpo. «La tierra que tengo en barbecho está preparada para sembrar pero no sé si la simiente va a desarollarse o no ante la ausencia de lluvias», asegura, «esta sequía es tan bárbara que nos la estamos jugando a cara a cruz».

No es la primera vez que los agricultores de La Rioja transitan en el alambre. Pero es que esta sequía está dando la puntilla a un sector al que se le acumulan los problemas. «El gasóleo, el abono y la maquinaria han subido un 200%, por no hablar del seguro agrario que cada vez es más caro y nos cubre menos pérdidas», explica, «y las pérdidas pueden ser grandísimas porque si se pierde la semilla por falta de agua, se tendría que volver a replantar con el sobrecoste que conlleva por lo que muchos agricultures se plantearán o no resembrar o optar por otro cultivo».

«Estamos hablando, aunque depende del tipo de cultivo, de unos 1.000 euros por héctarea de pérdidas», estima este agricultor de Murillo.  Los labradores necesitan que llueva con urgencia y que no lo haga solo un poco, «sino, al menos, unos 50 litros por metro cuadrado como mínimo», todo lo que venga de más será como si cayera oro del cielo. 

La situación metereológica escapa de la voluntad de los trabajadores del campo, pero sí hay alternativas. Esta misma semana, el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno Bonilla, anunció un Plan SOS para paliar los efectos de la sequía en esa comunidad con un inversión de 4.000 millones de euros hasta 2027. «Necesitamos que las adminstraciones tomen conciencia de la situación del sector agrario y ganadero y nos ayuden», reclama Pisón, «con más medidas, préstamos subvencionados al cero por ciento de interés, por ejemplo».

SOS para la colza. «La situación es alarmante.Lleva sin llover en condiciones desde abril», asetgura Abel González, técnico del sindicato agrario ARAG-ASAJA. «Esta sequí no la recuerdan ni los más viejos del lugar», asetgura González.

Una pertinaz sequía que está poniendo en riesgo la subsitencia más inmeidiata de un sector ya de por sí tocado por el aumento de los precios. Y lo peor, según González, está por llegar. Porque la falta de precipataciones  está  poniendo en peligro cosechas como la de la colza. Un cultivo que  en los últimos tiempo estaba empezando a ver a la luz. «El fuerte viento que hemos tenido estos días ha terminado por secar la tierra  y esto afecta muy gravemente a la coza», asegura González, «ya que, además, está proliferando la pulguilla», un ácaro que puede acabar con la cosecha de esta crucífera. 

Y a todo esto se añade la problemática de que el suelo no ha sido purgado por las lluvias por lo que los restos de las anteriores cosechas se convertirán en malas hierbas con las que será muy difícil bregar en la siguiente cosecha. 

«El cereal y la cebada temprana aun tienen  esperanza si llueve», asegura González, «pero acabamos de consecha el girasol y ha sido catástrofico. La tierra están tan necesitada de agua que hasta al campo de patatas que es una tierra muy dócil tras las cosecha, pues está tan dura que no se puede labrar». 

Además, los agricultores tendrán que lidiar con una problema añadido y es afrontar las nuevas consechas con las exigencias de la nueva PAC 2022.