La Rioja saca notas bajas en EBAU, pero destaca en aprobados

Feli Agustín
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Los riojanos abrirán este año la selectividad, que en 2021 aprobó el 96,%. Fueron los décimos en la nota de corte de acceso a grado

Uno de los exámenes de la EBAU de 2021 en el polideportivo de la UR. - Foto: Ingrid

Será a las 10 de la mañana del 1 de junio cuando los alumnos riojanos abrirán este año, con el examen de Lengua y Literatura como es tradición, la Prueba de Acceso a la Universidad (PAU) en España, pues se enfrentarán a este decisivo reto cinco días antes que quienes les seguirán en hacerlo, que serán los estudiantes de Cantabria, Madrid y Murcia, que se examinarán a partir del día 6.

En principio, será la última edición que se desarrolle con el actual formato, pues está previsto que el curso próximo se ponga en marcha un nuevo sistema que permitirá presentarse con alguna asignatura suspensa. Y todo ello en medio de un escenario en el que se ha sucedido la polémica por las diferencias de nivel en las pruebas de la selectividad (EVAU o EBAU) entre las diferentes comunidades autónomas, un asunto que no es baladí, porque de ello puede depender la nota que facilitará o entorpecerá el acceso a una u otra universidad o cursar uno u otro grado.

En la última edición, los alumnos riojanos mejoraron las notas -aunque se situaron en la media del país- pero arrojaron un alto índice de aprobados hasta un 96,4%. Así lo recoge la última Estadística de Pruebas de Acceso a la Universidad que ha hecho pública recientemente el Ministerio de Universidades, que apunta que los estudiantes riojanos se cuelgan la medalla de bronce en cuanto a la tasa de aprobados, por detrás de País Vasco (97,6%)  y Castilla y León,  donde se alcanza un 97%. En concreto, se presentaron a la  Evaluación del Bachillerato para el Acceso a la Universidad (EBAU) 1.590  estudiantes y aprobaron 1.545. Este alto porcentaje es bastante superior al  de 2020, cuando se presentaron 1.647 y aprobaron 1.508 (92,3), pero al del último año prepandemia, cuando se situó en el 97,78%.

Flexibilidad

Hay voces que achacan este alto porcentaje de aprobados en la prueba del curso pasado a las medidas de flexibilidad introducidas a causa de la pandemia, que aunque se implementaron el primer año covid, las circunstancias excepcionales de ese año académico se cobraron su peaje sobre los bachilleres, que en la fase general en el conjunto de país bajaron la nota del 94,99 de 2019 al 93,26 del año siguiente. 

Estas medidas, explica la directora general de Universidades, Pilar Vargas, se mantienen al igual que en los dos últimos cursos,  porque son chavales que durante el Bachillerato se han tenido que enfrentar a las circunstancias provocadas por la pandemia, como la ausencia de presencialidad. 

Esta «flexibilidad» favorecerá de nuevo una alta tasa de aprobados, augura la directora general de Universidades, que asegura que la prueba no es más fácil, pero ofrece mayor abanico de elección, lo que  proporciona la posibilidad de responder a las preguntas que le pueden granjear la obtención de mayor nota. «Pueden construir su propia prueba, es un examen a la carta», señala Vargas, que vaticina que ello favorece más aprobados y, en principio, notas más altas, aunque los alumnos riojanos se sitúan en la zona media de la tabla. 

Así, las puntuaciones en el prueba general alcanzaron un 6,9, que coloca a los chavales riojanos en el puesto 10 en una lista que encabezan con un 7,2 Cantabria, Castilla y León y Cantabria. La calificación media de Bachillerato, de un 7,7, también en una posición intermedia, concluye con una nota de acceso a la universidad del 7,4, solo mejor, -excluida la UNED- que Baleares y Cataluña, aunque igual que Navarra o Madrid, en un listado que abre Murcia con un 7,8, por delante del 7,7 de Andalucía, Asturias y Extremadura.

Los riojanos son terceros en tasa de aprobados, por detrás de País Vasco y Castilla y León

Estas notas son mejores que las obtenidas por los chavales riojanos en la primera selectividad de pandemia, cuando en la fase general sacaron de media un 6,6, una de las más bajas del país, en una edición, no obstante, que se caracterizó, en general, por calificaciones poco brillantes.

Los riojanos fueron ese año los que obtuvieron la calificación más baja de todo el país en bachillerato  a la par que Baleares, por lo que la nota de acceso se quedó en el 7,1, igual que la de los chavales isleños, la peor del país.

Sin embargo, no hay que culpar al covid por ello, puesto que en 2019, durante la vieja normalidad,  la puntuación que obtuvieron en la fase general fue aún más escasa, un 6,5% -aunque ese año hubo varias comunidades con notas más bajas- que con un 7,2 de media de bachiller, de nuevo la menos brillante, a la para que Cataluña y de nuevo Baleares,  para una media de 7, una décima más alta que el 6,9 del año anterior.

 

Hacia un nuevo modelo educativo

  • ¿Qué han perdido los estudiantes en pandemia?
    • La directora de Universidades, Pilar Vargas,  y Aitor Álvarez Bardón, director del Máster en Neuropsicología y Educación de UNIR, coinciden en que las circunstancias de la pandemia han afectado al desarrollo escolar y desempeño académico. «Su persistencia y resistencia ha generado unas circunstancias que han influido en la cantidad de conocimiento que se obtiene como en la forma de adquirirlo», señala Vargas, aspectos negativos, señala Álvarez, que han afectado negativamente a los  estudiantes en la aparición de una serie de limitaciones en las relaciones y habilidades sociales, así como en su motivación, expectativas, salud  mental y física o en su desarrollo socioemocional.
  • ¿Y qué han ganado durante este periodo?
    • En contraposición, señala Álvarez, hay una serie de aspectos a tener en cuenta que surgen como aprendizajes positivos de las  experiencias vividas durante la pandemia y relacionados con el desarrollo académico, como  son una mayor autonomía, el desarrollo de competencias digitales, una mayor perseverancia,  creatividad y adaptabilidad, entre otras. La directora de Universidades estima que han desarrollado habilidades, como el uso de herramientas informáticas para buscar y obtener información de fuente diversa o en aspectos como la documentación; afrontar el trabajo en grupo o de utilizar herramientas tan comunes en el mudo laboral como videoconferencias.
  • ¿Caminamos hacia un modelo híbrido?
    • El experto de la UNIR señala que se ha demostrado que una buena educación online, con un buen modelo pedagógico basado en procesos educativos de excelencia, puede y tiene una altísima calidad.  Destaca que el escenario híbrido, de convivencia entre la presencialidad y la educación en línea, es  una realidad que ha llegado para quedarse, aunque apela a tener en cuenta  que en cada edad y etapa educativa tanto la presencialidad total, la educación 100% online o la? combinación de ambas deberá aplicarse de manera diferentes según necesidades,  intereses, posibilidad y realidades de cada momento de la vida. Vargas considera que el objetivo es el mismo, conciliar una y la otra.