El ángel de la guarda que iba de paisano

G. BASURTO
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Belén González, una policía nacional fuera de servicio, auxilió a un niño de 14 meses que no respiraba en un parque de Logroño. Niega que fuera una heroicidad y dice que su trabajo enseña a actuar en situaciones de tensión

Belén González, en el mismo banco de la plaza de México donde auxilió al niño de 14 meses. - Foto: Óscar Solorzano

No se considera una heroína, ni mucho menos, e incluso ha tratado de huir de todo protagonismo. Pero su temple y la capacidad de autocontrol, unidos a unos ciertos conocimientos en técnicas de reanimación, han podido salvar la vida de un pequeño de 14 meses.

Ocurrió antes de Semana Santa en la plaza de México de Logroño. Belén González, policía nacional de la Jefatura de Logroño, que se encontraba en ese momento fuera de servicio, conversaba con otras madres y padres mientras sus hijos jugaban en los columpios, cuando la llamada de auxilio de una cuidadora desató la alarma: el bebé a su cargo, un niño de 14 meses, parecía haber perdido la respiración cuando jugaba con un balón.

«Tenía los ojos abiertos, pero parecía no respirar. Le coloqué boca abajo sobre mi pierna derecha, sentada en el banco, y empecé a darle golpecitos en la espalda», relata Belén, que recuerda que la segunda vez que realizó la maniobra, el niño expulsó una especie de mucosidad por la boca y comenzó a respirar fuertemente. A la espera de que acudieran los servicios sanitarios con una ambulancia medicalizada, esta agente de Policía sujetó al niño en posición lateral de seguridad.

El pequeño permaneció durante unas horas en observación y finalmente fue dado de alta. La madre y el padre del bebé expresaron su profundo agradecimiento a la agente, que resta importancia a su acción y asegura que es parte de su trabajo atender situaciones de emergencia. ¿Un gesto de heroicidad? Belén niega rotundamente ese término. Si acaso, siente satisfacción. «Me alegro de haber podido contribuir a que un bebé este bien», apostilla la agente, un poco abrumada por la repercusión de la noticia, que trascendió ayer.

"La profesión ayuda". Pese a esa modestia, parece claro que la rapidez con la que intervino pudo resultar determinante. «La profesión ayuda», explica Belén, porque ser policía requiere temple y autocontrol, «y pensar primero en buscar una solución antes de alarmarse». Temple...y conocimientos. Belén González recuerda que ya en la Academia de Policía Nacional de Ávila, donde se forman los agentes, recibió, igual que sus compañeros, nociones de primeros auxilios. Y a eso se suma lo aprendido en un curso impartido hace en torno a un año en la Policía sobre reanimación, y a la propia formación que se ha procurado por su cuenta para casos de atragantamiento, como madre de dos niños pequeños