La vendimia mecánica gana terreno y se acerca casi a la mitad

R. Muro
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Pablo Franco, director técnico de la DOCa ve como factor clave del avance tecnológico la escasa mano de obra disponible, más aún con las restricciones de movilidad de la pandemia

La vendimia mecánica gana terreno y se acerca casi a la mitad - Foto: Ingrid Fernández

La tecnología desplaza a la mano de obra. Una afirmación común a cualquier sector productivo y de la que, desde luego, no escapa la agricultura. La vendimia mecánica adquiere fuerza año a año en el marco de la Denominación de Origen Calificada (DOCa) Rioja. Según los datos que maneja el Consejo Regulador, el 45% de la uva que entró en bodega la pasada campaña fue vendimiada por máquinas. La mecanización se ha incrementado en un 10% desde 2015 pero sobre todo a partir de 2019 (37,96%). Pablo Franco, director técnico y de control de la Denominación de Origen Calificada, apunta a la escasa disponibilidad de mano de obra como uno de los factores clave que han influido en una mayor presencia de maquinaria en los viñedos integrados en el ámbito de la Denominación. Factor al que se ha sumado también la crisis sanitaria que ha acentuado «la dificultad para movilizar a los trabajadores».

En cualquier caso, hasta el año 2015 la entrada de la maquinaria en las viñas «se había estabilizado» y es a partir de 2019 cuando se genera un punto de inflexión que arrojará su próximo episodio a partir de finales octubre, cuando la recogida de la uva en Rioja vaya dando sus últimos coletazos.

El uso de maquinaria en viñedo en espaldera, como punto a favor, permite «forzar al máximo la maduración», explica Franco. Es decir, la vendimia mecánica «es muy rápida con lo cual puedes estirar los días hasta conseguir un estado óptimo de maduración». Otra de las ventajas apuntadas desde la Denominación de Origen es la posibilidad de «vendimiar fuera de horario, bien por la noche o de madrugada cuando la mano de obra no está tan disponible». Una vendimia fuera de horario, más habitual en variedades blancas, «permite recoger la uva más fría e introducirla en bodega a una menor temperatura optimizando así los procesos de elaboración», sintetiza Franco.

A todo ello se suman también los avances tecnológicos y de innovación de la propia maquinaria. De hecho, en los últimos la maquinaria ofrece unas prestaciones de vendimia más precisa y se resuelve una de sus grandes debilidades, como es «la rotura de la uva. Es algo que se viene compensándose con el escaso margen de tiempo que pasa desde que se vendimia hasta que la uva entra en bodega». Un factor relevante, según Franco.

delicadeza manual. Como suele suceder en todo sector, la tecnología mejora determinados procesos, si bien, hay otros factores que juegan en contra. La vendimia manual sigue convenciendo a los agricultores que quieren mantener «una mayor delicadeza en la recogida de la uva o bien precisan realizar una selección» del fruto en la propia viña previa a su llegada a bodega, descartando frutos «que  puedan estar más verdes».

En definitiva, la vendimia mecánica ofrece mejores resultados económicos que la vendimia manual pero, al menos hasta la fecha, no ofrece ni la sensibilidad ni la selección que reclaman determinadas bodegas a los viticultores.