ARAG-ASAJA desarrolla el proyecto "Ruzobioma", cuyo objetivo es ofrecer a los agricultores de La Rioja nuevas técnicas en el uso de abonos probióticos para estimular el crecimiento de la planta de la remolacha, mejorar los rendimientos de este cultivo y su resistencia a plagas.

El municipio riojano de Casalarreina ha acogido este miércoles una jornada técnica para presentar los resultados iniciales del proyecto, ha indicado ARAG-ASAJA en una nota.

Los asistentes han conocido los primeros ensayos del proyecto, realizados en parcelas de cultivadores de remolacha en Zarratón, Cidamón y Haro.

El proyecto ha buscado el desarrollo y aplicación de un abono probiótico a medida, basado en bacterias autóctonas, ya que, al parecer, el uso de biofertilizantes a base de microbioma se configura como una de las soluciones más interesantes para aumentar la productividad y resistencia a plagas y enfermedades, ha añadido.

Sus datos indican que el cultivo de la remolacha en La Rioja mantenía, hasta la campaña 2018-2019, una superficie estable en torno a las 1.300 hectáreas.

Sin embargo, en las dos últimas campañas y debido a los bajos precios, el incremento de los costes y el avance de enfermedades como la cercospora, el cultivo ha perdido el 50 % de la superficie cultivada y actualmente solo 95 productores se dedican a la remolacha.