Pocos quieren ponerse al volante

Feli Agustín
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La falta de camioneros no incentiva el interés entre los jóvenes. El número de carnés expedidos y las autoescuelas lo confirman

Un camión de autoescuela durante una clase - Foto: Óscar Solorzano

El desabastecimiento de las estaciones de servicio en Reino Unido el mes pasado, debido a la falta de camioneros que condujeran el suministro las gasolineras, ha sido el hecho más evidente de un problema que en Estados Unidos intentan resolver pagando salarios a los camiones de hasta 100.000 euros. Según los cálculos del sector, en Europa faltan 400.000 profesionales, de ellos 15.000 en España, una carencia que está incentivando en algunas comunidades el interés de muchos jóvenes, que están acudiendo de manera masiva a las autoescuelas.

No es el caso de La Rioja, donde en lo que llevamos de año, informa Beatriz Zúñiga, jefa provincial de Tráfico, se han expedido 160 carnés frente a los 223 de todo 2019;el   pasado, afectado por los cierres y la reducción de aforos de la pandemia que todavía continúan, fueron 155.

Desde las autoescuelas confirman que la demanda permanece estable desde poco antes del estallido de la crisis sanitaria, con unos índices «buenos, pero no excesivamente altos». Así lo informa  Servando Martínez, de autoescuela Servando, que señala que «lo importante es que la profesión sea atractiva», en coincidencia con los responsables de las asociaciones de transportistas, con quienes discrepa sobre el coste de aprender a conducir un camión.

Para ello,  es necesario tener el permiso C y realizar curso de 140 de horas y superar un examen para obtener el Certificado de Aptitud Profesional (CAP). «Están hablando de hasta 3.000 euros y no es cierto», asegura el propietario de autoescuela, que afirma que el coste total de la formación ronda los 1.600 euros. «El acceso a la profesión no es tan costoso como nos quieren hacer ver», asegura, aunque reitera que la clave reside en dotar al transporte de incentivos que atraigan a nuevos conductores a colocarse detrás de un volante.

«Cierto es que se lo sacan para acceder al mercado laboral,pero alguien que está en duda tiene que encontrarle atractivo para dar el paso; tiene que sentir que le merece la pena cuando se incorpore al mercado laboral», razona 

El propietario de autoescuela Servando justifica que la profesión es «muy sacrificada», que sufre problemas de conciliación familiar. «Hay muchos que se van un lunes y no vuelven hasta el sábado; descansan el domingo y el lunes vuelven a la carretera», constata, al tiempo que deduce que estos aspectos «pueda disuadir a muchas personas, como padres de niños pequeños», porque, además, es difícil encontrar trayectos cortos.