«Cuando llegó el diagnóstico pensé que me iba a morir»

J.A./A.T.
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Hace 37 años que Pilar supo que se había contagiado del VIH, desde entonces ha seguido todos los tratamientos que le han ofrecido fielmente y su estado es bueno: indetectable. Para ella una buena actitud es muy importante.

Años 80, el virus de inmunodeficencia humana era todo un desconocido y comenzaba el estigma. Pilar lo vivió en su propio cuerpo, fue entonces cuando recibió el diagnóstico. «Por aquel entonces solo sabías que te ibas a morir al día siguiente, todo el mundo con el virus se moría a todas horas, no había casi tratamientos y los que había eran muy agresivos».

Pilar cree que una buena actitud, «en esta y en todas las enfermedades y adversidades, es muy importante». Especialmente porque se trataba de «algo nuevo, no se conocía y solo sabías que tenías un virus, pero no sabías su gravedad, ni tampoco lo sabían los sanitarios». Los profesionales solo te decían «prepárate, prepárate» porque el futuro era incierto.

Además, estaba la estigmatización que obligaba a los afectados a esconderse, «al anonimato». Pilar asegura que ella «nunca he mentido, trataba de ocultarlo, pero siempre con la verdad por delante: si iba al dentista yo llamaba y decía lo que tenía y algunos profesionales te atendían y otros no».

Lo fundamental siempre ha sido «llevar una vida normal, cuidándote y cuidando la vida de los demás». Eso sí, sin que nadie se enterase para evitar «perder el trabajo o problemas como ser señalada por ahí». Y añade, «ya no solo por mí, sino también por los hijos, que pueden sufrir el rechazo por la enfermedad de su madre».

Resalta que el estigma se ha extendido en el tiempo «hasta hace poco seguía existiendo». Sin embargo, eso no le ha impedido formar una familia. Gracias a los tratamientos ella ya hace tiempo que es indetectable, lo que implica no poder contagiar el virus. De hecho, su marido y su descendencia, que ya ha superado la edad a la que ella se contagió, son negativos.

Para llegar a esta situación en la que el virus ya no se detecta en las analíticas ha tenido que someterse a diferentes tratamientos farmacológicos. «Los he probado todos y algunos acertaban, otros no eran buenos, pero desde hace unos años ha habido grandes avances y es una enfermedad crónica». 

Aún así, no hay que bajar la guardia y es imprescindible cuidarse, «como cualquier otra persona» y seguir el tratamiento. De hecho, sctualmente no se ve diferente a una persona de su edad. «Se notan los años, pero nada más», indica. 

¿Y si tuvieras delante a una persona recién diagnosticada qué le dirias?

«Siempre digo que el 99% de todas las enfermedades las llevamos en la cabeza», asegura.

«También le diría a esa persona   que tuviera mucha paciencia con ella misma, que siguiera adelante, que de todo se puede salir y se sale, solo hay que seguir y respetar todas las pautas que te indican los profesionales sanitarios», aconseja.

Cuenta que a ella le ha servido de mucho «mantenerse espabilada en la vida y pelear mucho porque de esta enfermedad se sale».

Con la positividad de la que hace gala, no quiere finalizar sin resaltar que cree firmemente que ya queda poco para que «algún día» los avances científicos y la investigación permita tener disponible «una vacuna» que evite el contagio o «un antídoto que nos haga ser negativos de nuevo». 

«Estoy convencida de que llegará el día de no tener que preocuparnos por el VIH», finaliza.

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