Aposento de insignes personajes

Bruno Calleja Escalona
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El Hotel Comercio fue signo de distinción en el Logroño del siglo XX. Por sus habitaciones pasaron desde la infanta Isabel a miembros de la Gestapo

Una antigua postal muestra la céntrica ubicación del hotel. - Foto: Colección Taquio Uzqueda

Hay hoteles que podrían escribir capítulos enteros de la historia si sus paredes pudieran hablar. En Logroño, el Hotel Comercio fue signo de distinción y de alojamiento de insignes huéspedes durante buena parte del siglo XX, hasta que los nuevos tiempos lo abocaron al cierre. Ubicado frente a la antigua estación de tren de Gran Vía, constituyó uno de los establecimientos hoteleros más importantes de la ciudad en la pasada centuria. 

El elenco de personajes de postín que se alojaron en sus habitaciones es amplio: desde ministros del Gobierno español a la infanta Isabel, hermana de Alfonso XIII, pasando por miembros de la temida Gestapo nazi.

La llegada del ferrocarril a Logroño en 1863 marcó un antes y un después en la vida de la ciudad. La importancia del trazado ferroviario Tudela-Bilbao trajo consigo a muchos forasteros. Fue precisamente en ese ambiente de ir y venir de viajeros cuando surgió el Hotel Comercio, que levantaba sus instalaciones en la esquina con la por entonces avenida de la Estación y que hoy conforma la confluencia de las avenidas de Portugal y de La Rioja.  

El Gran Hotel Comercio tiene sus orígenes en una fonda ubicada en el número 9 de Muro del Carmen, que acabó trasladándose a un solar antes utilizado por unas industrias junto a la estación de ferrocarril. En 1891 el nuevo hotel ya estaba construido y la inauguración se producía en septiembre. Era un establecimiento lujoso, con comodidades que le posicionaron como el de mayor categoría de Logroño hasta la aparición en 1914 de su competidor, el Grand Hotel. Podía presumir de ser el único establecimiento hotelero de la ciudad que contaba con ascensor.

Su fundador fue Manuel Alfageme, dueño de la fonda del Muro del Carmen y que mantuvo la propiedad durante años. En este tiempo, recibió a importantes huéspedes. El 28 de agosto de 1906, alojó al conde de Romanones. En 1908, la infanta Isabel, de visita a la ciudad, ocupó la habitación 14, y su séquito de acompañantes también encontró acomodo en el Comercio.

 

Grand Hotel, el competidor. La apertura del Grand Hotel supuso un golpe para el establecimiento, que en 1915 cambió de dueño. En 1930 fue sometido a una gran reforma para adaptarlo a los nuevos tiempos y pudo mantener su popularidad de siempre.

En 1939, acabada la Guerra Civil, cruzaban la recepción del Comercio unos huéspedes especiales, de perfil más inquietante y hasta novelesco. Por aquel entonces, miembros de la Gestapo nazi embarcan en Vigo de regreso a Alemania. El 12 de mayo de ese año se despidieron de Recajo los soldados de la Legión Cóndor. Sin embargo, no todos los efectivos embarcaron en ese pasaje de vuelta a su país.

La base militar de Recajo había jugado un importante papel durante la guerra y por ello, Logroño mantuvo presencia de espías alemanes. El jefe de la Gestapo en Logroño fue Franz Lübs, que tras alojarse en varias casas, trasladó su residencia al Hotel Comercio. Desde esta posición, controlaba todos los movimientos de los agentes desplegados por la zona y sus redes de contactos llegaban hasta León.

Desde su habitación, Lübs operaba con un equipo secreto de transmisiones. Sin embargo, el dirigente nazi abandonó el Hotel Comercio para mudarse al actual número 1 de Muro del Carmen, sede de la antigua Fonda Comercio, desde donde se introdujo en la sociedad riojana. El fin de la guerra y la derrota nazi empujaron al jefe de la Gestapo a salir de la ciudad en busca de refugio.

Además de estos huéspedes famosos, el Hotel Comercio acogió bodas o encuentros de negocios, muy en boga en la época. El establecimiento permaneció abierto hasta la década de los 70, cuando el edificio decimonónico fue derribado. En 1974, sobre el solar se levantó un bloque de viviendas , obra de J. I. Rodríguez.