La coqueta cereza, la fruta más cara, pero la más mimada

Bárbara Moreno
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En pocos días concluye la campaña de la cereza en La Rioja que ha sido de las más excelentes en calidad de la última década pero con menos producción por las heladas de abril. Sigue la lucha de precios

José Antonio Tomás, agricultor de cerezas en Quel - Foto: Bárbara Moreno

Desde el mismo 31 de mayo y hasta que no concluya la recolecta cada día de lunes a domingo un grupo de queleños, como ejemplo de muchos otros jornaleros, ven amanecer desde los campos con un ojo quizás puesto en el horizonte oteando la salida del sol y con el otro no perdiendo de vista la cereza, porque este fruto caprichoso ya no se puede recolectar de cualquier forma, hay que cogerlo de uno en uno y con su rabito. De lo contrario, en almacenes son susceptibles de penalización.

¿Dónde quedaron esos tiempos en los que niños y mayores y en familia recogían cerezas? ¿Y cuando se jugaba a cogerlas en ramo con varios rabitos para colgarlas cual pendientes? Pues todo eso pasó a la historia. Ni los niños pueden ayudar a las labores de los agricultores, los hijos, mujeres, padres o familiares del cultivador tienen que ser dados de alta si quieren echar una  mano.  Y todo tiene que recolectarse de la manera que el almacenista pida para que por ejemplo la máquina pueda leer después el calibre de la pieza de una en una. 

Finca de cerezas en QuelFinca de cerezas en QuelLa cereza es hoy en día la fruta más cara del mercado. Amén de que también es la más costosa en producir. Pero por ser la más cara, también es la que más margen de precio pierde por el camino y la que más dista entre el valor que se le paga al agricultor y el que asume el consumidor final. 

Afortunadamente este año ha sido uno de los mejores años en calidad de la cereza. «Al menos de los últimos 18 años desde que yo llevo trabajando en esto», propone el agricultor José Antonio Tomás, quien asegura que este año ha podido vender toda la producción a almacén. Durante la campaña no ha llovido por ejemplo, ni ha granizado, lo que otros años les ha destrozado el fruto. Este queleño no solo dirige a este equipo que ayer fue visitado por El Día de La Rioja a pie de campo, sino que ama su trabajo, como él mismo aseveró ayer mientras mostraba los árboles que con tanta complacencia exponía para este reportaje. «En esto trabajo todo el año además de en las viñas. Es mi vida», añadió Tomás con dulzura y a sabiendas de que esta es una labor dura, en la que invierte mucho más tiempo que un trabajador por cuenta ajena. Pero mientras miraba sus árboles, acariciaba sus hojas que ve crecer casi día a día y los siente como su más preciado tesoro. La finca, de unas 4 hectáreas, es de las  mejor cuidadas de la zona. Sube al día desde Quel varias veces (hay unos 5 kilometros), por las mañanas va bajando las cerezas al almacén mientras se van recogiendo para que no cojan temperatura. Y por las tardes vuelve a subir a la finca y estudia sus árboles y señala cuales están preparados para 'abordar' al día siguiente. Asegura que al día gasta más de 30 euros solo en gasóleo. Se aprecia que esta es su profesión, que el campo no es un ocio más, y él mismo explicaba ayer que cada vez se producen menos hectáreas de cerezos porque no sale rentable. 

Los datos lo dicen todo. Según las últimas estadísticas de la Consejería del Gobierno de La Rioja, si por ejemplo en 2003 había 634 hectáreas de cerezos, en 2020 había 442, de las que solo se produjeron  366. Es decir, que del 20% ni sacaron fruto. Ya en ese año, en 2020, el precio medio del fruto fue de 245 euros por cada 100 kilogramos. Es con mucho la fruta más cara de todas. Pero los agricultores insisten en que es la que más coste de producción tiene. Y aún así sigue estando mal pagada. 

Tomás recuerda que a su padre hace 40 años ya le pagaban la cereza de mayor calibre a 500 pesetas que es a lo que se la pagan a él ahora. Pero desde entonces hay que contabilizar todo lo que ha subido la vida, el gasóleo, los productos fitosanitarios, los sueldos, la seguridad social. En muchas ocasiones no merece la pena. Por eso hay muchos agricultores que si no tienen mucha cantidad de producción no les compensa recoger la fruta. «Por esta zona en los últimos años se han dejado de coger un 30% de cerezas para la venta porque no es rentable, se coge para el consumo propio».

Cerezas de Quel de variedad SkeenaCerezas de Quel de variedad SkeenaEste año se ha recogido todo lo posible, que ha sido menos, porque las heladas de abril han mermado la producción en la zona. 

Hasta 14 variedades.

Frisco, Celeste, Primi, Brooks, 57, Summit, Marvel,  Sonata, Skeena, Summer Charm, Burlat, Sweet Heart, Lidia, podrían ser nombres de canciones o baladas, pero son las nomenclaturas de las variedades que así sin pensárselo dos veces le vienen a la memoria a José Antonio Tomás. Son las que trabaja él, pero hay incluso muchas más en España. El agricultor  explica que la favorita es la primi, por el calibre que es de las grandes. Y añade que este año ha habido cerezas con menos calibre. Se ha debido al exceso de temperatura que ha habido durante unos días, «los árboles se han estresado y ha llegado la maduración sin tiempo, se ha adelantado, y habido mucha producción. No se puede hacer como en uva que quitan fruto antes para recoger menos kilos porque se quedan heridos los árboles y ya no se recuperan». 

Esta familia lleva cogiendo cereza desde el año 1985. Y cuentan con peones que llevan también casi diez años con ellos.  Se trata de una recolección que hay que hacerla con mimo, sin prisas, y casi con cariño, como bien se podía apreciar en esta finca queleña con su castillo como testigo al fondo. Y todo, porque hay que recolectar la cereza bien, con cuidado, con su rabito y sin dar golpes, para que llegue al consumidor final de buen agrado. 

Hay que tener en cuenta que al comprador el kilo de unas cerezas de calibre de más de 33 milímetros le sale por 8 euros el kilo, según los últimos precios agrarios publicados la semana pasada por el Gobierno de La Rioja. Si al agricultor se la pagan a 3. ¿Dónde se queda el resto? Pero, ¿y la cereza del calibre intermedio, si en la tienda cuesta 3 euros y al agricultor le pagan 70 céntimos? Es la lucha eterna. Pero un día David ganó a Goliat. 

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