Barra libre de historia y receta de longevidad

Cayetano G. Lavid
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El Gurugú, el bar más antiguo de Logroño, encara su retiro con el aval del Palillo de Honor

El propietario del bar El Gurugú, Santiago Iturrioz, posa con varios de los pinchos que sirve a diario en el castizo establecimiento logroñés. - Foto: Ingrid

Una trayectoria más que longeva, que supera el siglo y el paso del tiempo, pero siempre fiel a su origen como lugar de referencia de la gastronomía de Logroño. El Gurugú, tras 113 años de historia, recibirá este sábado el Palillo de Honor, un reconocimiento a todo un legado de sabor del que es el bar más antiguo de Logroño.

Pese a no estar en la calle Laurel, el local forma parte de la historia de la capital riojana desde que fuera fundado por un soldado de la guerra de Marruecos (su nombre proviene del monte melillense homónimo donde se libró una conocida batalla) y, durante más de un siglo ha sido punto de referencia de vecinos, viajeros o cualquier persona deseosa de un buen bocado.

Su propietario actual, Santiago Iturrioz, explica que a lo largo del tiempo, El Gurugú ha servido cócteles 'americanos', raciones de orejas de cerdo o atún con bonito, pero que, con el tiempo, ha ido evolucionando y las raciones más demandadas hoy son el bacalao y los platos de callos.

Santiago se muestra agradecido por el reconocimiento que recibirá el este fin de semana en el XX Concurso de Pinchos de La Rioja. Allí, Santiago subirá al escenario para recoger el Palillo de Honor, que reconoce el aporte que El Gurugú ha realizado a la historia de Logroño.

Pero Iturrioz no dará un gran discurso. Cauto y humilde, reconoce que «no esperaba ningún premio» y, asegura que «si nos reconocen, no es tanto por nuestro nivel de alta cocina, que es tradicional, sino por nuestra trayectoria».

El final de una era.

El año 2023 verá a El Gurugú atender a su último cliente, ya que como explica su propietario, «habrá llegado el momento de jubilarme, porque es ley de vida» y, aunque le gustaría ver cómo el bar al que ha dedicado 36 años de su vida continúa alegrando las mañanas de sus clientes habituales, no cree que esa sea una realidad posible.

«Es una pena, pero este es un local con una renta antigua. Yo estuve hasta hace solo unos años con mi cuñado, pero en cuanto me retire... No creo que haya ni un cinco por ciento de posibilidades de que alguien pueda hacer frente a lo que pedirían por él», confiesa Santiago.

Paula es una clienta habitual, que baja todas las tardes «a tomar un cafecito y pasar un buen rato». Confiesa que cuando el Gurugú cierre sus puertas, le costará ir a otro local. «Toda mi vida he bajado a este sitio y no creo que pueda cambiar tan fácilmente», afirma. 

Mariela, otra clienta, también echará en falta el que considera que es «el bar por excelencia».

Pero sin duda, quienes notarán su ausencia serán los vecinos de Logroño, ya que la ciudad perderá un emblemático local que ha vivido y superado los últimos 113 capítulos de la historia de España.