Rumanos ortodoxos pasan a ocupar el convento franciscano

El Día
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Tras su marcha de Logroño, les han cedido las instalaciones a cambio de su cuidado y mantenimiento. Algunos de sus miembros viven en el recinto y se encargan del museo

El padre Vasile Magnet, oficia en los franciscanos. - Foto: El Día

El convento que los franciscanos dejaron vacío hace poco más de dos meses en la calle Calleja Vieja de Logroño ya tiene nuevos ocupantes. Tras más de un siglo en La Rioja -la mitad de ellos en Logroño-, esta orden religiosa celebró el pasado 31 de agosto el último servicio y los últimos cuatro ocupantes, todos mayores de 60 años, abandonaron la ciudad.

Días después, a primeros de septiembre, la Iglesia Ortodoxa Rumana pasó a ocupar las instalaciones tras un acuerdo alcanzado con la orden, que les ha  cedido el recinto de forma gratuita a cambio de que se encarguen del mantenimiento de la casa y el jardín y pueda seguir «la vida religiosa en el convento».

Así lo confirma el padre Vasile Magnet, que antes oficiaba en el recinto de los Salvatorianos en Paseo del Prior, que señala que para la orden franciscana fue una «oportunidad» poder contar con alguien que  se ocupara de unas instalaciones de grandes dimensiones.

El padre Vasile  explica que ofrece el servicio en tres idiomas, castellano, rumano y eslavo a un nutrido grupo de fieles de varias lenguas. «Somos una parroquia donde acuden muchas nacionalidades, ucranianos, moldavos, rusos, rumanos...», explica el religioso, «que lleva toda la vida» en Logroño. Al respecto, destaca que desde que comenzó su misión pastoral en La Rioja, en 2001, ha ofrecido parte del servicio en castellano, «aunque al principio, cuando empecé en San Bartolomé solo decía cuatro palabras».

«Siempre he hecho una misa mixta [en más de un idioma], insiste el pastor, «porque hay muchas familias mixtas, moldavos con españolas, rumanos con moldavos... hay una mezcla total».

Celebran eucaristía sábados, domingos y festivos y mantienen después «una reunión con un picoteo y ayudamos a quienes necesitan apoyo».

Al respecto destaca que lleva varios meses celebrando eucaristía para refugiados ucranianos, muchos de los cuales se han ido desperdigando por diversos puntos, y algunos se han desplazado a Cameros, Fuenmayor u Oyón.

El convento  y el museo. Además de la parroquia, también hay miembros de la iglesia ortodoxa rumana que habitan en el convento y se ocupan del cuidado de las instalaciones, el jardín y Museo Misionero Amazónico que alberga.

El padre Magnet confirma que, de momento, son también los nuevos ocupantes quienes se encargan de que se mantenga en buenas condiciones y luego «ya se verá».

Este museo nació en 1973, cuando «desde nuestro lejano y querido Perú», llegaban unas voluminosas cajas transportando un buen número de animales disecados y algunos objetos precolombinos, enviados por los misioneros de la orden De entrada, se instaló en una de las salas el que se denominó el Museo de la Amazonía del Perú y   años más tarde fue trasladado a otra sala más espaciosa y todo el material se colocó en vitrinas mejor dotadas de iluminación y fácil visión.

El museo habla de «la rica y variadísima fauna y flora amazónica peruana, así como de sus originales y antiquísimas culturas autóctonas Pero sobre todo, «está recordando la ingente, heroica y gloriosa obra civilizadora, humanitaria y evangelizadora llevada a cabo por los misioneros españoles franciscanos que gastaron sus vidas en la Costa, Sierra y Selva del Perú durante 500 años».