Pepe Rioja: «Al comercio de proximidad lo matan entre todos»

Francisco Martín Losa
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El empresario Pepe Rioja estrena Encuentros, una nueva sección en El Día de La Rioja, con un repaso a su trayectoria profesional y a sus vivencias personales

Pepe Rioja: «El comercio de proximidad lo matan entre todos» - Foto: Óscar Solorzano

La intención es asomarme a esta ventana del periódico para mostrar a las personas que ya no andan detrás de los focos mediáticos pero que han dejado huella. No buscan espectáculo, aunque aquí desarrollaron su proyecto de vida. José Rioja (Pepe Rioja, 72 años) es un Ocho, apodo cariñoso a la familia. Es gente buena que, con su esfuerzo y talento, ha contribuido a construir una tierra hermosa y agradecida. Un capítulo de sus vivencias, personal, profesional, familiar y su paso por la política, se cuenta en los próximos renglones que forman parte de la historia de La Rioja. Está en uno de los momentos más felices y se ha echado a reír hasta en los ojos en el inicio de este relato. Domina la nostalgia al recordar la niñez y juventud con sus padres y hermanos en Santo Domingo, que es su pueblo, y al santo Abuelito al que recurre en sus oraciones cuando le reza de vez en cuando. Aparece como lo que es, sinceridad plena, sin aristas y sin trabas. La añoranza le lleva a los difíciles años de mocete que podría citar, con pelos y señales, hechos y sucesos, alegrías y momentos amargos: «Desde que salí de mi pueblo, con 15 años, y me marché a Bilbao no he hecho más que trabajar, alternando con los buenos ratos que he pasado con los muchos amigos que tengo, con mi incursión en el mundo del periodismo, los toros, los viajes, las tertulias, los almuerzos, las comidas y cenas y algunas juergas que nunca han faltado. Y sobre todo la familia, mis hermanos, mis ocho nietos, mi exmujer Magdalena, que pedirle el divorcio después de tantos años de vida en común fue mi peor decisión, y, ¡cómo no! la empresa. La empresa y la familia siempre han sido lo más importante de mi vida. La verdad es que no me aburro nada y no echo en falta Comercial Oja. Bien creía que me íba a costar más al estar jubilado y no pegar un palo al agua pero, con las palizas que me doy de andar con mi hermano Isidro y los buenos ratos en Villa Ochitos, se me pasa el día que no me entero». 

 

Primeros pasos en Bilbao. Habla con viveza y apenas cuesta arrancar el recuerdo del pasado. Pepe marchó a Bilbao porque en el campo escaseaban las oportunidades, se echó el hatillo al hombro y se fue a torear la vida, como botones en la Delegación Regional de Comercio. Por las tardes, a estudiar para sacarse primero y segundo de Bachillerato. Luego cambió a la Escuela de Maestría Industrial de Achuri y obtuvo el título de oficial industrial de Electricidad del Automóvil, empezando a trabajar gratis en la Barreiros. Ya con 18 años, atender a los clientes, ir de acá para allá un continuo «tráeme esos papeles Pepe», hasta que cogió las de Villadiego y volvió a su pueblo: «Mi madre me convenció y regresé de nuevo a ser botones hasta llamarme al servicio militar. Tengo una anécdota muy curiosa. Por equivocación, unos amigos que se vinieron a Logroño para comprobar los destinos, me dieron la noticia de que me había tocado África pero había sido un error. Me destinaron al campamento de Gamarra en Vitoria para terminar la mili en el cuartel de Garellano de Bilbao, como asistente del coronel, y hasta desfilé como gastador al medir 1,85, ante el entonces Príncipe Juan Carlos de Borbón».

Pepe Rioja: «El comercio de proximidad lo matan entre todos»Pepe Rioja: «El comercio de proximidad lo matan entre todos» - Foto: Óscar Solorzano

Cerrada la página de cumplir con la Patria, entró en Magefesa de Bilbao. Recuerda que ganaba 7.000 pesetas por el año 1972 y un día, al abrir el sobre, vio que le habían aumentado 2.000 pesetas. Se fue directo al despacho del director de Personal, entendiendo que se había equivocado. Aquel buen hombre se echó a reír y le dijo: «Usted se lo ha ganado, hasta que no termina de cerrar los depósitos no se va a comer ningún día, Y aprovecho para ofrecerle un puesto en alguna de nuestras delegaciones. Pues vale, le contesté, y a los seis meses me planté en Ciudad Real». Empezaba para Pepe un periplo por tierras de La Mancha, recorriendo, entre otras peripecias, Mérida y Toledo y regresar a Badarán. Por aquella época, Pepe se había ‘echado’ novia formal, Magdalena Manzanares, nacida en Badarán : «Pasé un tiempo solo en Ciudad Real y separados el uno del otro no nos compensaba. Así que nos casamos el 30 de junio de 1973 en su pueblo, con 24 añitos recién cumplidos. El 25 de abril de 1974 llegó la cigüeña y nos dejó su mejor regalo: mi hijo Óscar». Con el tiempo, vinieron Marta, Víctor y Javier. Su vida familiar y laboral era tranquila en Toledo pero culo inquieto y con ganas de prosperar, Pepe Rioja se fue al grupo Crae, la primera cadena de electrodomésticos de España. Peleón donde los haya, le ofrecieron Burgos, buscando el triunfo y las orejas para salir por la puerta grande. No le dieron tiempo porque, al poco, la empresa se fue al garete, cerrando el almacén y enviando a la plantilla a cobrar la nómina del Inem en las oficinas de Nájera.

 

La gran decisión. Viéndolas venir, la familia cogió la maleta y regresó a Badarán, pero Pepe le echó valentía a la situación. Fue el inicio de la gran empresa que es hoy Comercial Oja”. Ya verán: «Sin trabajo y en el paro, pensándolo bien Magdalena y yo, tomamos la decisión más acertada: quedarnos a trabajar y a vivir en La Rioja. Vendimos el piso de Mérida y, con su importe, compramos uno en Logroño; primero en la calle Carmen Medrano y, después, en Duques de Nájera y me puse por libre como Representaciones Rioja S.A., como agente comercial y de Comercio. A mí, eso de estar pasando a cobrar el paro todas las semanas en Nájera no me gustaba un pelo, ni me encontraba a gusto por el pueblo. Corría 1.980 y se acababa de poner la primera piedra de la actual Comercial Oja. En el pasado ejercicio ha facturado cerca de 28 millones de euros y es el primer almacén de electrodomésticos del Norte de España que, además de La Rioja, abarca Navarra, Soria, Burgos, Vizcaya, Cantabri y Guipúzcoa, con sus pinitos en Palencia y Valladolid. Los comienzos no fueron para lanzar cohetes, empezando con un almacenito en Badarán. Al poco, abrió otro en la calle Santos Ascarza de Logroño y, a medias con un amigo, alquiló un local mayor y un año después, otro en Samalar: «Tuve mucha suerte con las representaciones y una buena cartera de empresas y primeras marcas. Entonces se ganaba muy bien, había necesidad de todo y se vendían los productos como churros. Dabas una patada a un bote y salía dinero. Hoy es más difícil desde la pasada crisis de la construcción. Cuando empieza a recuperarse nos cae la pandemia, además de la ineptitud de muchos de los políticos, que todo hay que decirlo ». Y viene a la charla el comercio tradicional, de proximidad y de barrio: «La pequeña tienda la están matando todos, poco a poco, entre las grandes superficies y la venta por internet. No hay más que darse un paseo por las calles de cualquier ciudad y ver con tristeza los establecimientos que han cerrado o a punto de bajar la persiana, Engancharse a internet es vital para sobrevivir».

Pepe Rioja: «El comercio de proximidad lo matan entre todos»Pepe Rioja: «El comercio de proximidad lo matan entre todos» - Foto: Óscar Solorzano

 

De Viana a Navarrete. Su primer almacén de 300 metros lo adquirió en la calle Luis Barrón de Logroño (antigua Bailén) y, de seguido, un segundo hasta completar un hermoso almacén. Pepe Rioja hace una pausa, aunque tiene una memoria prodigiosa para rememorar aquellos tiempos: «Como llevaba artículos de gran volumen, se me quedó pequeño y al descargar la mercancía en la calle se montaba un follón tremendo con aquellos grandes camiones que despertaban las quejas de los vecinos. Recuerdo, a uno de los vecinos que era policía municipal y a otro que bajaban y voluntariamente me ayudaban a descargar». Ante esta situación tan molesta, le vino Dios a echarle una mano: «A través de mi paisano y amigo Fidel Ruiz de la Cuesta, director del Banco de Vitoria, compré una nave de mil metros cuadrados a José Luis Zorzano, de supermercados Condor, y La Abuela, y otros 500 de entreplanta en el polígono de La Granja, en Viana». Viendo que los electrodomésticos tenían gran salida con gente que veía, desde el País Vasco, Navarra, Burgos y Zaragoza, en 1986, constituyó Comercial Oja y, a medida que subió la facturación, dejó las representaciones para dedicarse por entero a la nueva aventura empresarial. Este Pepe Rioja es impulsivo, intuitivo y hay que concederle también su cariño por la tierra: «Siendo riojano y con el apellido Rioja, me fastidiaba tener la empresa en Viana, pagando en Navarra los impuestos. En cuanto pude, me hice con dos parcelas en el polígono Lentiscares de Navarrete y asentar la Plataforma de Electrodomésticos Comercial Oja en mi querida Rioja. En septiembre de 1986, con asistencia del presidente Pedro Sanz, el alcalde de Navarrete, la alcaldesa de mi pueblo, amigos, clientes e invitados inaguramos oficialmente las nuevas instalaciones, a las que se ha añadido una parcela que hoy ofrece en OjaConecta propuestas, acciones, productos y servicios que mis hijos Javier y Marta están desarrollando con gran éxito y en crecimiento. En Viana me trataron de maravilla pero mi corazón me pedía que la empresa estuviera en mi tierra y así lo comprendieron ». Todo tiene un principio y un final. Hace siete años, tan pronto como cumplió los 65 de rigor, Pepe Rioja se plantó y agarró la jubilación, bien ganada y sabiendo que la empresa quedaba en las mejores manos posibles: sus hijos Javier y Marta; el primero, como gerente administrador, y ella adjunta a Dirección, responsable de compras, con una plantilla de excelentes profesionales. TAURINO Y EMPRENDEDOR. A lo largo del tiempo no ha dado esquinazo a nada. En el mundo del electrodoméstico es una autoridad, muy respetada. Pepe Rioja se percató de que venían pegando fuerte grupos nacionales de su sector y fundó el Grupo Activa y una idea suya fue el lanzamiento de Tiendas Confort Especialistas en su cocina, a nivel nacional. Luego se pasó a Decoactiva, haciendo bueno que la unión siempre hace la fuerza. Un emprendedor de los pies a la cabeza. Si por afición se entiende, hay que señalar la fiesta nacional: de aficionado a presidente el Club Taurino Logroñés, apadrinó a gente del toro y organizó tres festivales, uno a favor de YMCA, de la que fue presidente, junto a su amigo Antonio Briones: «Soy aficionado a los toros y he toreado alguna vaquilla, pero nada más. De 1994 a 1999 presidí el Club Taurino Logroñés, hicimos muchas cosas, colocamos el listón muy alto y la pena y rabia que me da es no haber comprado un local, que estaba apalabrado, como sede en propiedad del Club. Ahora, la sede está en el bar El Burladero, sigo de socio y me cuentan que malvive con una cornada continua de bajas. En esta sociedad, los toros ya no venden. Nos ven como maltratadores de animales. Al torero José Donaire, le compré de todo». Una inversión de Comercial Oja que nunca recuperó ni en dinero ni en afecto personal. «Hasta el actual director de la Banda de Música de Ezcaray, Luis Maria Monge, me compuso el pasodoble Pepe Rioja, el Ocho.

 

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Pepe Rioja: «El comercio de proximidad lo matan entre todos» - Foto: Óscar Solorzano
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Paso por la política. ¡Qué palo hay en esta vida que no haya tocado nuestro protagonista! Pongamos, pues, que ni la política. Por mediación de unos amigos se afilió al Partido Riojano Progresista, que años después le quitaron la R y participó de la Ejecutiva cuatro años, precisamente, cuando gobernó en coalición con el presidente Joaquín Espert. El lamentable incidente del presidente del partido Leopoldo Virosta, cazando furtivamente en una reserva privada hizo que se diera de baja: «No me gustó nada, perjudicó mucho al partido y la imagen de los afiliados. Solicité la baja y me fui». Pero le seguía picando el gusanillo. José Luis Bermejo, que entonces era alcalde de Logroño, le comentó que debía estar en el Partido Popular. Una tarde, sin contar con ningún intermediario, subió al Partido Popular, que tenía su sede en Murrieta, y se afilió. Días después recibió una llamada del presidente Pedro Sanz dándole la bienvenida al partido: durante ocho años estuvo en el Comité Ejecutivo y hoy sigue de militante de base. Le ha tirado también un rato el mundillo de la Prensa, participando en varios proyectos. El último ha sido ceder la cabecera de Noticias de La Rioja, que tras 16 años ha dado paso a la implantación en nuestra tierra del proyecto de comunicación del Grupo Promecal con El Día de La Rioja, Vive! Radio y La 7 de la Rioja, periódico, emisora de radio y televisión que cuentan con miles de seguidores en el primer año de vida. LA FAMILIA Y LAS AFICIONES. Pepe Rioja, como Alejandro Sanz, tiene el corazón partido: entre la familia y la empresa. Siempre han sido lo más importante. Tiene cuatro hijos, a saber: Óscar, Marta, Victor y Javier y una maravillosa prole de nietos. Por concretar, siete nietas y un nieto que llenan de felicidad a los abuelos: las mellizas Daniela y Paula y Emma, de Marta y Gonzalo; Pablo, Sara e Inés, de Víctor y Gloria; y Lucía y Mar, de Javier y Almudena. Por último, Óscar mantiene la soltería, con sus andanzas profesionales por Shangai y Hong-Kong, vendiendo los vinos del grupo Barón de Ley en la otra punta del planeta. Uno de los tragos más amargos de su vida fue la separación de la mujer con la que ha convivido 36 años, para lo bueno y para lo malo: «Magdalena, aunque estemos separados, ha sido la mujer de mi vida, una gran mujer, la madre de mis hijos y, aunque estemos divorciados, nunca, nunca dejaré de quererla, ayudarla y apoyarla. Nos llevamos muy bien. Últimamente, he tenido una relación de ocho años con Montse y, al final, lo hemos dejado y Montse ha regresado a su Almería. Soy feliz, libre y con el cariño de mis nietos y mis hermanos Isidro, Amada, Marisa y Viky. Mis nietos se lo pasan en grande en la finca Villa Ochitos que tengo en Navarrete, aprovechada también para almorzar con los amigos a nada que se tercie». Ahora vive a caballo entre Navarrete y Santo Domingo y se ha empadronado en su pueblo. A diario se hace 15 kilómetros de caminata con su hermano por los montes y alrededores del valle del Oja hasta quedarse en 97 kilos. Pepe Rioja, tranquilo, con algún achaque y un plus de vitalidad, se ha ganado un sitio fijo en la historia de La Rioja.