El ICVV busca estrategias de lucha contra el cambio climático

Feli Agustín
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El Instituto aborda unos 80 proyectos anuales, captados de instituciones públicas o por encargos de empresas privadas, que suponen alrededor de 2,2 millones

Trabajo de investigación de SpectralWater en el campo. - Foto: Spectralwater

Según la ONU, las concentraciones de gases de efecto invernadero están en su nivel más elevado en dos millones de años y siguen aumentando.  Como resultado, la temperatura de la Tierra es ahora 1,1 °C más elevada que a finales del siglo XIX y ha sido la última década (2011-2020) la más cálida registrada. A la amenaza global del cambio climático intenta también buscar soluciones el Instituto de las Ciencias de la Vid y el Vino (ICVV),  centro de investigación en viticultura y enología, creado por el Gobierno de La Rioja, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad de La Rioja (UR).

Puri Fernández Zurbano, profesora titular de Química Analítica de la UR y miembro del Laboratorio de Análisis Sensorial, Calidad de Alimentos y Agricultura Sostenible, explica que este es uno de los asuntos donde el Instituto, que abarca un amplio espectro de actuación, ha puesto el foco.

«El ICVVaborda cualquier aspecto relacionado con la viña y el vino desde el punto de vista agronómico y vitícola», informa la profesora, que añade que trabajan en estrategias que abordan desde la calidad del vino a soluciones para responder al cambio climático, como la evaluación, estudio o desarrollo de técnicas de cultivo sostenible.    Este aspecto no se circunscribe únicamente al ámbito vitícola; el área enológica también pone el foco en esta amenaza, que se ha convertido en uno de los principales retos del ICVV.

En este  contexto, informa de que se están desarrollando proyectos que estudian plagas o enfermedades que, a consecuencia el cambio climático, y junto a otros factores, como la incidencia en la madurez fenólica, han provocado una notable subida del grado. «Hace 20 años teníamos vinos  de 12 grados y era sorprendente encontrar alguno de 13; ahora los de 14 y 15 no son extraños», constata Fernández, que añade que hay un grupo de microbiología del ICVV que está «entrenando» microorganismos para que utilicen más glucosa con el fin de  producir más etano. 

La investigadora señala que prácticamente la totalidad de los profesores de la UR, que trabajan en proyectos vinculados con la uva y el vino, están adscritos a la ICVV, organismo que desarrolla proyectos de administraciones europea, nacional, regional y con empresas. 

Los proyectos suelen extenderse entre dos y tres años y, sobre este parámetro, los desarrollados los últimos tres años le han supuesto al instituto unos ingresos medios de 2,2 millones, cifra que varía según el número de proyectos captados.

Señala que son «buenas cifras»  y, aunque su objetivo es crecer,  destaca que el número de investigadores limita la asunción de nuevas encomiendas. Hay un centenar de investigadores fijos  pertenecientes a UR, Gobierno y CSIC, a los que hay que sumar personas que están haciendo la tesis. En la actualidad tienen en activo unos 80 proyectos, de los que nueve, -correspondientes a convocatorias de 2019, 2020 y 2021- son europeos, «los más difíciles de conseguir» porque exigen una labor más extensa para coordinarse con otros grupos del continente y son administrativamente  más complejos. En este ámbito figuran tanto proyectos como el intercambio de personal investigador. «No solo hay que captar fondos para el gasto ordinario de laboratorio, sino también personal», señala la profesora que calcula que asumen anualmente entre siete y ocho proyectos nacionales,  de tal manera que en la actualidad trabajan entre 20 y 25.

Los regionales, hasta el momento, han sido de menor duración -un año, una política que va a cambia-, de los que trabajan en una docena. En total, estima que abordan alrededor de medio centenar de proyectos de instituciones públicas, a los que hay que añadir los que ejecutan con empresas. 

Proyectos con empresas. En este espectro, hay varias modalidades, comolas convocatorias que realizan  las instituciones de carácter nacional o regional [ADERen el caso de  La Rioja], coordinadas por empresas;pueden ser a solicitud de la compañía o de manera conjunta con alguna institución.

«Hay convocatorias nacionales, como las del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial de España  (CDTI), en las cuales la empresa pide el proyecto en colaboración con grupos de investigación, apunta Fernández. Hay también trabajos en los que una compañía persigue un objetivo (de desarrollo o evaluación) y acuerda con un grupo de investigación realizar ese trabajo. En total, en colaboración con empresas, desarrollan una media de 30 proyectos anuales.

«Hay movimiento», confirma la investigadora , que concreta que hay actuaciones que desarrolla personal exclusivamente de alguna de las instituciones del ICVV, mientras que otros se llevan a cabo de manera conjunta. «La interacción  es uno de los objetivos del instituto», explica Fernández Zurbano, que detalla que hay grupos de enología que trabajan en colaboración con otros de viticultura «porque para lograr los objetivos debe existir ese tipo de interacción». De hecho, el funcionamiento del Instituto implica que hay varios proyectos en los que participan más de un grupo;y hay equipos que pueden estar abordando, de manera simultánea, en dos, tres proyectos o más.

Gesvin. Ana Rosa Gutiérrez Viguera, catedrática de Tecnología de los Alimentos de la UR, explica que el grupo de investigación GESVIN trabaja en un proyecto nacional sobre vinificacion por maceración carbónica, una manera de elaborar vinos muy típica de La Rioja, que utilizan los cosecheros y que consiste en incubar la uva entera sin despalillar ni estrujar. «Quedó relegado durante muchos años, pero lo han vuelto a retomar muchas bodegas para elaborar algunos de sus vinos, que son muy aromáticos y lígeros, fáciles de beber, típicos de chiquiteo», señala Gutiérrez, que señala que su intención no es introducir cambios en el método, sino caracterizarlo. Porque,  explica la catedrática  de Tecnología de los Alimento , a pesar de su larga tradición, «no están muy bien estudiados ni documentados científicamente, particularmente  los aspectos microbiólogicos». El objetivo de que los resultados alcanzados se transfieran a las bodegas.

Análisis sensorial. Fracciones   fenólicas   y   aromáticas   (FFAs)   de   uvas   y   vinos. Caracterización,   modelización   y   predicción   de   su   potencial   enológico, variabilidad natural y plasticidad tecnológica es un proyecto de las universidades de Zaragoza, Valladolid y La Rioja. Puri Fernández Zurbano, profesora titular de Química Analítica de la UR, apunta que el subproyecto que desarrollan, Potencial químico-sensorial de la fracción fenólica (FF) de las uvas: Caracterización y mejora en la elaboración de vinos tintos, ha desarrollado y validado un método sensorial que permite describir e identificar diferencias en el sabor y sensaciones en uvas y vinos. Añade que han puesto a punto un método de preparación de las FFAs a partir de  uvas sin azúcares y ácidos que pueda alterar las sensaciones en boca de su composición polifenólica. «El resultado es muy prometedor y aspiramos a  un set de referencias de tacto para el aprendizaje y la evaluación de sensaciones en boca», apunta.

SpectralWater. Con página web, se puede seguir la evolución del proyecto SpectralWater, del grupo de Investigación TeleVitis. Paz Diago Santamaría, profesora titular de Producción Vegetal de la UR, explica que el proyecto  Desarrollo de una herramienta multiespectral para la gestión sostenible del riego en viticultura de precisión va a permitir la monitorización en continuo y en tiempo real del estado hídrico del viñedo de forma eficiente y no destructiva. «El objetivo es desarrollar un sensor de coste más bajo, más sencillo de operar, capaz de  estimar el estado hídrico de las plantas sin tocarlas y desde un vehículo que se vaya desplazando», informa la profesora, que apunta que está financiado con 91.000 euros por la Agencia española de investigación. «Es una investigación novedosa», destaca sobre un proyecto del que se realizan ensayos en campo en verano en dos parcelas de viñedo, de graciano y tempranillo, pe