Pilar Cernuda

CRÓNICA PERSONAL

Pilar Cernuda

Periodista y escritora. Analista política


La España de Rafa Nadal

01/02/2022

La España que ha enmudecido y gritado al mismo tiempo ante la apoteosis de Rafa Nadal, ante su triunfo inconmensurable y su capacidad de reacción ante la adversidad, todavía tiene mucho que aprender, que crecer, si quiere ser un país orgulloso de su tierra y de su gente. Sentimiento que el tenista lleva muy dentro y lo demuestra venciendo en los retos que se le presentan, deportivos y personales, y presumiendo al mismo tiempo de su bandera y su himno, que escuchó con los ojos anegados en lágrimas.

La España que casi unánimemente ha vibrado con Nadal, sin embargo, no quiere a su país como lo quiere el Nadal que ha convertido en ídolo, en héroe. En la España actual, por desgracia, sería impensable por ejemplo que se produjera lo que se vivió la noche del domingo en el hotel de Lisboa donde los socialistas celebraban la mayoría absoluta de Antonio Costa en las elecciones. Costa fue recibido con los gritos de "Portugal, Portugal", con los que sus seguidores y simpatizantes expresaban su alegría por el triunfo del candidato que consideraban más apropiado para presidir el gobierno. Nunca en este lado de la frontera la aparición de un político, de derechas, centro o socialismo -impensable de la extrema izquierda- ha sido recibido una noche electoral con un "España, España". En Vox se presume de patriotismo, pero cuando se rasca un poco se comprende que el supuesto patriotismo es patrioterismo puro y duro, fachada, tópicos que lanzar contra aquellos a los que se considera malos españoles.

España será mejor el día que los políticos dejen atrás complejos impropios de una sociedad democrática, moderna, tolerante y civilizada. Como ocurrió con los dirigentes que, una vez puesto en marcha el proceso que acabaría definitivamente con las secuelas del franquismo, apostaron más por España que por sus partidos, sumaron esfuerzos y renunciaron a los símbolos y banderas enarboladas durante los años que sufrieron exilio y persecución para asumir los símbolos y banderas oficiales, que trasladaron al texto constitucional. Este país será mejor el día que se deje de decir "estado español" en vez de España, el día que su gente se sienta orgullosa de su ejército y sus fuerzas de seguridad, y apoye a su Jefe de Estado al igual que al jefe de gobierno elegido mayoritariamente, aunque no lo hayan votado. Será mejor el día que sus ciudadanos, como Nadal, se coloquen con normalidad una pulsera o un reloj con la bandera roja y gualda para presumir de su españolidad, se pongan de pie y firmes ante el himno, presuman de sus hechos históricos más heroicos y sientan respeto por el respaldo popular a figuras tradicionales, tanto religiosas como civiles. Incluso inexistentes, que forman parte de la leyenda.

España es un gran país, ensombrecido en los últimos tiempos por personajes mediocres que presumen de antiespañolismo. Pero que están encantados de vivir de sus arcas públicas, eso sí.