«Es importante llevar una vida activa en plena naturaleza»

Javier Alfaro
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Inicialmente se decantó por otra vida laboral como ingeniero industrial si bien su afición acabó siendo su profesión

José Antonio Pellitero escogió los grandes parques de Logroño para dar un paseo, del Iregua al del Ebro, pasando por La Ribera. - Foto: Ingrid

José Antonio Pellitero (Valladolid, 1970), es el principal responable de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en La Rioja. Su pasión es ahora su profesión, previamente se licenció en Ingeniería Industrial y se ganó la vida en empresas privadas de diferentes ámbitos: fabricación de papel, comercialización de legumbres o realización de piensos para alimentación animal. Un cambio de rumbo «a los 40, un poco tardío».

Apunta que la meteorología «siempre me ha gustado pero la oposición me daba un poco de miedo». Primero consiguió sacar plaza «como observador meteorológico y después, a los 45, me presenté a la oposición de meteorólogo».

Aunque la delegación de la Aemet en la comunidad le deja poco tiempo libre, trata de aprovechar de todo el que dispone al máximo.

Durante esta conversación opta por dar un paseo por los grandes parques de Logroño. Con inicio en el del Iregua, para continuar junto a la depuradora y el sur del campus hacia el de la Ribera y de ahí al del Ebro. «En Logroño todo está cerca y siempre que puedo me desplazo por los caminos del Valle del Ebro, en ciudad y fuera», indica. ¿Su motivo? Para él es importante mantener una «vida activa» en plena naturaleza. 

Por eso en cuanto tiene algo de tiempo libre se dedica a caminar por senderos. También es una de las ventajas de su labor. Ahora en la Agencia están buscando nuevas ubicaciones para instrumentos de precisión y eso, a veces, también implica andar por montes y sierras en busca de una localización que no esté interferida por antenas de cualquier tipo o aerogeneradores.

Cuando está en casa los fines de semana, aprovecha para «ir a nadar, hacer pádel, tenis o lo que se pueda». Apunta que hasta hace no mucho, siendo «más joven montaba a caballo y cuando estaba destinado en la Academia General del Aire, en San Javier (Murcia), llegué a practicar deportes de viento y mar, como el windsurf».

Al principio era fácil pero luego se sumaba el riesgo, así que lo máximo a lo que se atrevió «fue con una tabla flotante y una vela de 5 metros cuadrados», pero los profesionales «usan tablas muy ligeras que se mueven con el viento». Todo ello, muy relacionado con el tiempo. Tras un cambio de destino a Huesca, dejó de practicarlo. «Ahí empecé más el senderismo y la bicicleta».

Sí mira el tiempo antes de hacer alguna actividad pero «teniendo la previsión de la Aemet en internet, tampoco necesitas más».

Otra de sus grandes aficiones es la lectura. Puede pasarse horas leyendo sobre conceptos científicos «relacionados con la física y la meteorología», pero «últimamente me estoy decantando más por novela histórica, como las de Santiago Posteguillo, que son muy entretenidas».