«La diálisis no la llevaba mal, pero ganas calidad de vida»

Feli Agustín
-

Alicia Oñate traplantada de riñón, resalta que su nuevo órgano, que recibió hace ocho años, le ha ofrecido mayor libertad al no depender de una máquina

Alicia Oñate, que cumple esta semana ocho años desde que recibió un riñón. - Foto: Óscar Solorzano

Alicia Oñate está esta semana de aniversario. Uno de sus riñones cumplirá ocho años en su cuerpo. Era el 22 de enero de 2013 cuando Alicia, que llevaba 10 años en diálisis, recibía un nuevo órgano en el hospital San Pedro. No era la primera vez. Unos años antes, durante su embarazo y cuando contaba 23  -ahora tiene 52-, le fue trasplantado en Pamplona un riñón que, poco a poco, fue perdiendo funcionalidad hasta que cesó por completo su cometido.

«Todo funcionó muy bien en este trasplante», explica Oñate, que resalta la mejora en la calidad de vida que supone aparcar la diálisis. «He ganado libertad, no dependes de la máquina y he podido viajar, que me gusta mucho», relata Alicia, quien  constata que el paciente que desea desplazarse debe asegurarse de que cuenta con un centro médico que le proporcione la diálisis. «Es otra vida», explica esta trasplantada, madre de una hija y abuela de un nieto, que destaca el «excelente» trabajo y trato proporcionado por los profesionales de La Rioja.

Cuenta que sigue manteniendo contacto con otros pacientes con los que coincidió durante la diálisis, y resalta que «está teniendo mucho cuidado» desde el estallido del covid, aunque confirma que, «con respeto y cuidado», se encuentra «un poco más tranquila» que al comienzo de la enfermedad. 

Sin conocer a su donante -no se proporciona la filiación-, confiesa que es un «profundo agradecimiento» lo que  siente hacia la persona cuyo riñón alberga. «He pensado muchas veces en su familia, pero no te dan datos», cuenta Alicia Oñate, que  se «siente muy feliz», aunque,de la misma forma, apunta que en diálisis -que le aplicaban tres días a la semana durante cuatro horas- tampoco se encontraba mal. «Salía un poco más cansada, pero también hacía una vida muy normal», recuerda Oñate, que señala que su carácter, que le permite aceptar de manera innata las circunstancias que le acontecen, le ha facilitado «no pasarlo tan mal»  como otros compañeros. «No sufría, me había tocado eso, y lo aceptaba con valentía y entereza», rememora.  

La diálisis. La jefe de la  sección de Nefrologia del hospital San Pedro, Emma Huarte, informa de que, con la pandemia, se protocolarizaron las medidas higiénicas y de prevención para garantizar la máxima seguridad en los procesos de diálisis. «Redactamos un protocolo muy minucioso, intentamos ajustar todas las medidas para evitar los contagios cruzados entre pacientes y sanitarios», explica la doctora, que informa de que, muy al inicio de la pandemia, se produjeron 11 infecciones en Logroño y también en Calahorra, lo que no impidió que se siguieran aplicando los procesos de diálisis en zona de aislamiento.

En la segunda ola se revisó el protocolo y se introdujeron nuevas medidas para mejorarlo, de tal manera que la semana pasada había tres pacientes en diálisis ingresados con covid. En la actualidad, a 46 personas se les aplica esta tratamiento en el San Pedro y a 42 en el centro concertado Fresenius.