Crece el número de donaciones y se reducen los trasplantes

Feli Agustín
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La Rioja se sitúa como la séptima comunidad en la que más donaciones se realizan y es una de las tres regiones donde aumentaron respecto al año anterior

El año pasado se realizaron en La Rioja 11 trasplantes de riñón. - Foto: ÓSCAR SOLORZANO

La Organización Nacional de Trasplantes (ONT) ha confirmado las estimaciones del responsable de esta materia en La Rioja, Fernando Martínez Soba, y esta comunidad logró aumentar el año pasado el número de donaciones, a pesar de las enormes dificultades sanitarias que las circunstancias entrañaron. Así, incrementó de 12 a 14 el número de donaciones, convirtiéndose en la comunidad autónoma donde más creció esta actividad, un 16,7%, situándose por delante de Navarra (+2,9%) y Canarias (+2,8%).  De esta forma, La Rioja fue la séptima comunidad autónoma con más donaciones por millón de habitantes, con una tasa de 45,2, superior a la media de España en 2020, que alcanzó el 37,4. 

Con todo, en nuestro país las donaciones se han reducido un 22,8%, algo más que los trasplantes, cuya caída, según la información facilitada por la ONT, se ha limitado al 18,8%.

Por lo que respecta a La Rioja -donde el único órgano que se trasplanta es el riñón,- el número de intervenciones se redujo alrededor de un 30%, al pasar de las 16 de 2019 a las 11 del año pasado.

«Siguiendo el protocolo de la ONT, prácticamente se paralizaron  en marzo y abril, al encontrarnos en fase de infección comunitaria, donde se corría el riesgo de que donante y receptor fueran asintomáticos de covid», argumenta la jefe de la  sección de Nefrologia del hospital San Pedro, Emma Huarte, que resalta que los programas, no obstante, «no se cerraron jamás», y se permaneció «atento» a la presencia de donantes y a las posibilidades de transplantar. De hecho, en cuanto se inició la desescalada, la actividad se fue «normalizando» y el número de trasplantes realizados es considerado por Huarte como «satisfactorio» dado el contexto de pandemia.

La intención de la doctora Huarte, siempre atendiendo a las exigencias que presente la crisis sanitaria y a la seguridad de los implicados, es continuar a pleno rendimiento con un programa que se inició en 2011 y que registró 21 intervenciones en 2018. «La actividad se debe mantener siempre, siempre, siempre que sea posible porque mejora la calidad de vida del enfermo, su supervivencia, e impide el deterioro progresivo que sufre un paciente en diálisis», argumenta la doctora.

«Un trasplante produce una alegría inmensa, porque ves que todo tu esfuerzo y trabajo merece la pena», señala Rocío Díez, coordinadora  de Enfermería de donaciones desde 2010, muy comprometida con un programa que le obliga a estar disponible, fuera de su horario habitual de trabajo, 133 horas mensuales. Su tarea se inicia cuando fallece el donante, su equipo prepara el quirófano para la extracción de órganos, operación en la que está n presentes, para encargarse después de vigilar la primera fase del posoperatorio que se desarrolla en la UCI. «Cuando llamas a un paciente y le dices que hay un riñón para él su alegría es tremenda», destaca emocionada.

Médula ósea. Con la misma firmeza defiende los trasplantes autólogos -la misma persona es a la vez donante y receptora- de médula ósea la doctora María José Nájera quien, junto a Mar Hermosilla, es responsable desde 2014 del programa, que mantuvo el año pasado, con 20 intervenciones, el ritmo habitual de trabajo.

El trasplante autólogo consiste en la introducción en un paciente de sus propias células madre, que han sido previamente congeladas, después de haber tratado y eliminado el cáncer, generalmente con quimioterapia. 

Con cerca de 200  trasplantes realizados desde 2009, son la gran mayoría enfermos hematológicos con, de manera general una edad máxima de 70 años, a quienes se efectúa este tipo de intervenciones, aunque no es la edad sino el estado general del paciente lo que condiciona la operación. De hecho, el más mayor de los enfermos a los que se ha sometido a esta operación tenía 74.

«El trasplante se tolera muy bien», explica la doctora Nájera, que informa de que la mitad de los  pacientes a los que se realiza este tipo de intervenciones sufre mieloma múltiple. 

En estos casos, el procedimiento se demora unos seis meses desde que es diagnosticado y el pronóstico a largo plazo va a depender de la evolución de la enfermedad que padece.

En el caso de pacientes que requieren un donante, la intervención se realiza en el hospital cántabro de Valdecilla.