La casa que se sacrificó por la torre

Bruno Calleja Escalona
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Los jesuitas acaban de dejar Logroño. El edificio que acogió a la comunidad fue derribado para dejar a la vista la base y los ábsides de la torre de San Bartolomé

La Casa de los Jesuitas, en la segunda mitad del siglo XX. - Foto: Archivo de los Jesuitas

Más de cuatro siglos de convivencia dan para mucho. De ahí que a los jesuitas les haya costado despedirse de Logroño y a la ciudad le haya ocurrido lo mismo a la hora de decir adiós a los últimos cuatro miembros de la Compañía de Jesús, que el pasado día 19 recibían el homenaje de numerosos logroñeses, en la despedida oficial de la orden de la capital riojana en una ceremonia religiosa en la parroquia de San Ignacio.

La de los jesuitas es una de las congregaciones religiosas más destacadas en la historia de España, que por la falta de vocaciones y la reorganización interna de la orden deja Logroño, aunque mantiene su legado educativo, con los colegios, que mantendrán su funcionamiento como hasta ahora.

Esta orden religiosa llegó a Logroño en el año 1565. Su sede más destacada estuvo en el que fue su primer colegio, ubicado en la cara norte del paseo del Espolón. En ese lugar permanecieron los jesuitas hasta que, en 1767 el rey Carlos III ordenó la expulsión de la orden de España. Los miembros de la orden volvieron en el año 1899. 

La desaparición del edificio de la Compañía de Jesús permitió dejar exenta la torre de San Bartolomé. La desaparición del edificio de la Compañía de Jesús permitió dejar exenta la torre de San Bartolomé. - Foto: IngridA su regreso a la capital riojana, se les entregó la antigua iglesia de San Bartolomé y una vivienda aledaña al templo. La citada casa estaba ubicada delante del ábside de la Iglesia de San Bartolomé y estuvo en pie hasta el año 2012. 

El primer edificio fue obra de José Luis y Tomás, por encargo de José Rodríguez Paterna en 1883. Sanmartín fue el encargado de llevar a cabo la obra. Rodríguez Paterna será alcalde de Logroño entre los años 1885 y 1891. A tres días de la muerte de este insigne alcalde, el 12 de febrero de 1896, la calle Villanueva cambió su nombre por Rodríguez Paterna, por ser el lugar en el que había vivido y fallecido el regidor.

Los jesuitas se hicieron con la propiedad de este edificio el día 24 de noviembre de 1898 mediante la compra de la vivienda a una mujer. La casa contaba con conexión directa con la iglesia de San Bartolomé. El 7 de octubre de 1919, los jesuitas adquirían la casa número 11 a Vicente Rodríguez Paterna. En 1921, las dos casas se unieron para formar una única, que fue ocupada hasta el año 1961, cuando la comunidad religiosa se trasladaba a su colegio, en la calle Huesca. 

Sin embargo, una parte de la comunidad religiosa se mantuvo en este edificio hasta la década de los 90. En 1903, los jesuitas crearon su primera escuela en el edificio del Marqués de Monesterio. En 1946 pusieron en marcha la Escuela de San Bernabé. 

Tras la marcha de los religiosos, la casa se cerró y permaneció a merced de la degradación durante más de cuarenta años. En los primeros años del siglo XXI, se empezó a plantear la posibilidad de restaurar la casa para convertirla en viviendas. 

Y aparecieron los ábsides. La obra comenzó en el año 2011, cuando se procedió al vaciado de la edificación. Durante el mencionado derribo, se localizaron los ábsides de la iglesia de San Bartolomé y la base de la torre. En ese momento, se dio orden de detener las obras y el proyecto se rehace. 

La nueva solución arquitectónica proponía dejar a la vista la torre y la muralla anexas a la iglesia, derribando para ello la Casa de los Jesuitas y habilitando un paso que comunica la Plaza de San Bartolomé y la calle Rodríguez Paterna. Este proyecto se concluyó el día 15 de octubre de 2013.

Como curiosidad, la Casa de los Jesuitas era la única edificación urbana de Logroño que tenía una cancela, es decir una verja delante de la puerta. Estaba realizada en hierro con las letras JHS colocadas en ellas. En la actualidad, queda una cancela en la calle Cabo Noval, 8, en el Barrio del Campillo.

Tras la creación del colegio de Jesuitas en la calle Huesca, en el año 1961, la congregación de Rodríguez Paterna fue perdiendo importancia. En 1979, además, se constituyó la parroquia de San Ignacio de Loyola, que será inaugurada en 1983, junto al Colegio Sagrado Corazón.