«Además de un buen pincho, agradezco que me traten como amigo»

Javier Alfaro Palacios
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Tomamos un pincho con el polifacético artista Taquio Uzqueda, quien reconoce que elegir un pincho es complicado con la gran variedad existente en Logroño

Taquio Uzqueda se decantó por La Tavina (calle Laurel, esquina con Capitán Gallarza, Logroño) donde reconoció que «se pierde» con toda la variedad de pinchos actual. - Foto: Óscar Solorzano

Aunque su madre es hija de la calle Laurel, el polifacético artista Taquio Uzqueda (Logroño, 1950) todavía no ha hecho ningún grabado ni acuarelas de la céntrica vía escogida para tomar un pincho.


«Es una calle de la gente, pero es complicado retratar un sitio concreto, por eso aún no la he hecho pese a que mi madre me lo ha pedido cientos de veces, porque nació justo ahí delante», comenta con una copa de crianza en la mano.


Elige un Crujiente de careta de cerdo, un alimento muy tradicional pero «con un aire diferente, moderno, vanguardista, con mucha elaboración y con toda la esencia de un buen producto, ¡es que fíjate tú cómo se lo han currado y lo que han sido capaces de hacer con ella!», defiende mientras eleva el pincho.

Crujiente de careta de cerdo con una copa de Rioja Tobía Selección de Autor, de La Tavina (Laurel, Logroño).Crujiente de careta de cerdo con una copa de Rioja Tobía Selección de Autor, de La Tavina (Laurel, Logroño). - Foto: Óscar Solorzano


Aunque confiesa que sus favoritas siempre han sido «las banderillas de antes, las de toda la vida, la de huevo, la de bonito y la gilda, de esas que ya no se ven».


El lugar escogido, La Tavina, en la entrada a la calle Laurel, en la esquina con Capitán Gallarza, tiene varias razones: «la variedad de pinchos, con cosas que no tienen en otros lados; la impresionante bodega de vinos que tienen y que te abren la botella que quieres cuando quieres, no como en otros sitios que solo tienen un par de vinos». 


Se confiesa un apasionado del vino de Rioja. Por mi profesión (ha sido delineante, diseñador gráfico y decorador) «he hecho más de 50 etiquetas de vino y me los he bebido todos y más; además, como colecciono papeles históricos, acabo de hacer un libro con el IER con 1.200 etiquetas de Rioja, desde 1860, con las primeras etiquetas de Riscal o López de Heredia».


«Elegir, para mí, no es solo una cosa. Son muchas: el vino y el pincho». No deja de lado, «el buen trato que me dan los que aquí trabajan, y especialmente Olga, que es la que lleva este bar, porque yo siempre elijo los bares en los que me tratan y me siento como un amigo», afirma. Al mismo tiempo añade que  eso le pasa «en varios sitios» y por eso hay un momento para cada uno. «El café me lo suelo tomar en el Moderno, con mi amigo Mariano, o llamo a José para pedir mesa para comer en el café Milenario, porque son mis amigos», reconoce.


Además, destaca la variedad gastronómica de la ciudad. «Para mí, en Logroño es complicado elegir por toda la variedad que hay de sitios, de vinos y de pinchos».

 

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