La obra en la estación de autobús prevé actuar en la Alhóndiga

Feli Agustín
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Logroño pide 2,8 millones de fondos europeos para la actuación en el edificio, que ha presupuestado en 3,6 millones y que plantea dotaciones deportivas y sociales

La previsión municipal es realizar, coincidiendo con la actuación programada en la estación de autobuses, una actuación integral que beneficie a la Alhóndiga. - Foto: Óscar Solorzano

Con el contrato de gestión integral de la nueva estación de autobuses de Logroño ya aprobado por la Junta de Gobierno local, cada vez parece más cercana su apertura -el alcalde, para no pillarse los dedos, elude concretar fechas- y será a principios de este año o inicios del próximo. Paralelamente a la puesta en funcionamiento de la flamante infraestructura, su equipo de Gobierno ha trabajado en el futuro de la vieja estación que tendrá una doble función, deportiva y social, con el foco puesto en las personas de mayor edad.

Hace unos días, entre las 712 propuestas presentadas para los presupuestos participativos sobresalían un nutrido grupo que pedían la intervención integral de la plaza de la Alhóndiga, además de actuaciones en movilidad,  unas demandas que también contempla la asistencia técnica encargada por el equipo de Gobierno municipal para el estudio de ideas que determinará el proyecto de transformación de las actuales instalaciones de la  estación de autobuses en un centro deportivo y social.

Así lo explica el concejal de Deportes, Rubén Antoñanzas, que informa de que la asistencia técnica, contratada en marzo por 15.000 euros, además de constatar donde se ubican las conducciones y canalizaciones o la situación de los locales, ha estudiado las posibilidades de integrar la plaza de la Alhóndiga -donde se ubican el centro de salud y el colegio Espartero- en el conjunto de la intervención. 

«Es una plaza muy mal resuelta desde el principio que, con un gran espacio alargado, dificulta la intervención», destaca el concejal, que añade que también se han pedido propuestas sobre la integración del polideportivo Espartero en el proyecto global.

Detalla algunos de los aspectos que plantean los técnicos, como las  dificultades para realizar una transición natural del parque del Carmen a la plaza de la Alhóndiga, que presenta, como elemento más complejo, la existencia de garajes subterráneos. Señala también, relata Antoñanzas, que es una plaza «muy dura» por su configuración casi exclusivamente sobre cemento, aunque los «pocos elementos deportivos» con los que cuenta, como las mesas de ping-pong, atraen a los más jóvenes.

Antoñanzas indica que el estudio plantea «las cosas a salvar», aunque no realizará ninguna propuesta definitiva, que se elaborará posteriormente. «Lo que queda claro es que hay que actuar sobre toda la zona», afirma el edil, que entiende que  «no tendría sentido realizar una gran instalación deportiva al margen del entorno».

La actuación, de hecho, tiene previsto usar el patio de la antigua dársena como un nuevo espacio público, provisto de una cubierta verde transitable e iluminación cenital del recinto de la nueva piscina municipal.

A por fondos europeos. Para el proyecto de rehabilitación de la antigua estación de autobuses, el Ayuntamiento de Logroño ha aprovechado una de las convocatorias contempladas en el marco del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia y ha solicitado una subvención de 2,8 millones para la rehabilitación del edificio, que ha presupuestado en 3,6 millones de euros. Según los argumentos que defiende el equipo de Gobierno en su solicitud, se prevé la rehabilitación y cambio de uso de la estación de autobuses, además de los locales de la planta baja, la entreplanta y el sótano, destinados a centro de mayores y deportivo.

Según la memoria presentada para realizar la obra, que se denomina La vieja estación, para la obtención de la subvención, en el enfoque global del proyecto se  contempla mejorar las condiciones de habitabilidad y accesibilidad con la recuperación del espacio de la dársena «acogiendo nuevos usos dotacionales y de encuentro», y ganado calidad ambiental al haber eliminado un punto de gases contaminantes.

Insiste en su convencimiento de que Logroño Deporte debe crecer en instalaciones e incide en defender su principal apuesta:la actuación en la vieja estación de autobuses, que considera que es «una oportunidad única» por tratarse de un espacio municipal, de gran tamaño- casi de 5.000 metros cuadrados- y  céntrico. «Además, creo que compartimos con todos los logroñeses la necesidad de intervenir antes de que el espacio se degrade», argumenta el edil, que recuerda experiencias pasadas. Esta instalación deportiva, en principio, prevé que contará con gimnasio, piscinas, zonas de musculación y polivalentes para todos los públicos, que se complementará con otros dispositivos «largamente demandados» y destinados a los más mayores. «Siempre hemos defendido que es un espacio muy necesario para la tercera edad», apunta el concejal, que tiene la intención de construir una gran pista de baile en el actual vestíbulo de la estación, aunque se le contempla un uso polivalente. Relata que se tratará de un edificio «muy eficiente» y se prevé la reducción de un 30% del consumo de energía no renovable. «Se está trabajando en en un sistema de recogida de agua de lluvia para que sea reutilizada», asegura el concejal de Deportes, que insiste en que se busca el mínimo impacto ambiental en un proyecto  cuyas obras  emplearán sistemas constructivos accesible y económico. «Es un gran proyecto», destaca el edil que, al tiempo que reconoce que la pandemia ha retrasado la intervención, señala que ha abierto la puerta a  a obtener fondos.

El destino de las asociaciones. Los bajos de la estación de autobuses acogen a diversas asociaciones y entidades sin ánimo de lucro a las que el Ayuntamiento ha cedido el local, que deberán abandonar.

¿Qué solución se les va a ofrecer? Rubén Antoñanzas explica que ya ha mantenido contactos con algunas de las asociaciones   que tienen acomodo en el edificio y hay colectivos que no ponen pegas a marcharse y hay otros «que tiene su lógica» que permanezcan en el entorno, como la asociación de vecinos. Por ello, estima que parte de esas entidades podrán quedarse en un edificio «redistribuyendo» el espacio y a otras se les buscará nueva ubicación municipal.