Una estación llamada deseo

Feli Agustín
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La apertura de la estación de autobuses ha sido una interminable fuente de conflictos entre el PSOE

Imagen del interior de la nueva estación de autobuses de Logroño, en una visita con periodistas en 2020. - Foto: Clara Larrea

El proyecto definitivo de la estación de autobuses estará en el primer trimestre de 2011 y costará 23 millones». Este titular, correspondiente al 17 de noviembre de 2010, ponía en boca del entonces alcalde, el socialista, Tomás Santos, una previsión que estaba lejos de cumplirse. 

Contemplada en el proyecto inicial del soterramiento, de 2004, y en medio de una refriega entre administraciones por el pago de su construcción,  hubo que esperar hasta octubre de 2012 para que el Consejo de Administración de LIF 2002 modifica las bases para la financiación de la estación de autobuses, reduciendo el coste de las obras de los 22 millones inicialmente previstos a 16. De esa cantidad, la mitad la iba a asumir la sociedad del soterramiento -en la que están presentes la administración central, autonómica y local- y el otro 50%  Ayuntamiento de Logroño y Gobierno de La Rioja a partes iguales.

En marzo de 2014, Íñaki Ábalos presentaba el proyecto de estación,  gemela a la del ferrocarril y que se ajustaba al presupuesto de 16 millones. Hubo que esperar dos años más para que se formalizara el convenio entre Gobierno y Ayuntamiento para hacer frente a un coste que, con el paso de los años, se fijo en 19,8 millones (IVA aparte), esto es, alrededor de los 23 millones previstos seis años antes. No obstante, en noviembre de ese mismo año, 2016, se adjudica la construcción de la nueva estación de autobuses de Logroño por 16,3 millones de euros, IVA incluido. El proyecto contemplaba la construcción de un edificio simétrico a la terminal de trenes, con la que se iba a unir mediante una cúpula. Asimismo, se preveía la prolongación del parque Felipe VI con 27.332 metros cuadrados de zona verde que se sumarían a los 35.000 metros con los que contaba.

Con 400 metros cuadrados de superficie, 27 dársenas en servicio y otras 13 en espera y un amplio vestíbulo de casi 600 metros cuadrados, la adjudicataria de la obra,  la UTE formada por Agua y Jardín, Ismael Andrés y Vías y Construcciones, inicia la actuación en enero de 2017, con la previsión de que estuvieran concluidas, según dijo la entonces alcaldesa, Cuca Gamarra, en San Mateo de 2018, plazo que no se cumplió. Es más, la obra de la estación iba a sufrir un nuevo retraso, esta vez debido al modificado que se introdujo cuando la actuación ya estaba en marcha, obligada, principalmente, para reforzar la cúpula, circunstancia que se aprovechó para incorporar nuevos elementos. Con todo, la obra se encareció un 9,48%, lo justo para no proceder a nueva licitación,  Corría febrero de 2019, y las administraciones del soterramiento esperaban que la intervención acabara ese mismo año, algo que no se produjo. Pablo Hermoso de Mendoza, ya alcalde, recepcionó la obra en octubre de 2020,  pero ya advirtió que no iba a poder ser abierta «en un año o dos».

Cruce de acusaciones. Hermoso de Mendoza justificó el retraso en que recibieron un «contenedor» que era necesario equipar, y el PPexigió su apertura. «Este equipo de Gobierno heredó una estación de autobuses cuyas obras estaban prácticamente paralizadas y asumió una modificación de un millón de euros», aseguró el concejal de Desarrollo Urbano, Jaime Caballero, que en febrero de 2021 anunciaba que era necesario licitar y contratar diversas dotaciones, como los sistemas de vigilancia y control de accesos, los equipos informáticos o la tramitación de permisos para acometida y alta de suministro eléctrico. Así, el equipo de Gobierno ha ido durante este año y medio licitando diversos lotes y el pasado 6 de julio  subió el último escalón, con  la aprobación del contrato de gestión de la nueva estación de autobuses.

El Partido Popular ha ido en los últimos tiempos acentuando sus críticas por la demora en su puesta en funcionamiento, un retraso al que calculan un sobrecoste de 218.000 euros. Ayer mismo, el concejal Ángel Sáinz Yangüela acusaba al equipo de Gobierno de «poner en riesgo su apertura» con la licitación de la gestión indirecta. «La gestión del actual Gobierno ha  sido calamitosa, incluso escandalosa», criticó el edil que, entre otros aspectos, señaló que  la paralización de las obras del nudo de Vara del Rey conllevó la imposibilidad de abrir la estación. Así las cosas, la previsión es que la estación entre en funcionamiento a finales de este año o principios del que viene -nunca se ha concretado la fecha-, coincidiendo con  la conclusión con la actuación del soterramiento que más quebraderos de cabeza ha causado, el nudo de Vara de Rey, y una vez que ya está en marcha el semisoterramiento de la estación de eléctrica de Cascajos.