El campo muestra su fuerza con una multitudinaria tractorada

Feli Agustín
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Unos 3.000 agricultores y ganaderos manifiestan en el centro de Logroño su desazón por la situación por un sector «al límite» y claman por la defensa de un modelo de vida cuyo futuro ven amenazado

La tractorada comenzó en el Palacio de Deportes, donde ya se concentraban tractores desde las 9 de la mañana. - Foto: Óscar Solorzano

Con casi 300 tractores, un rebaño de 80 ovejas de Lardero y dos vacas de Entrena, cerca de 3.000 agricultores y ganaderos, de los cuatro puntos cardinales de La Rioja, de Enciso a Grañón, de la sierra y la ribera, mostraron ayer en Logroño la fuerza y el empuje del campo riojano, un sector «al límite», que camina hacia un futuro incierto y teme por la supervivencia de su modo de vida.

Ajenos a cualquier tipo de posicionamiento político, las tres organizaciones de productores de La Rioja (OPA), ARAG-Asaja, la Unión de Agricultores (UAGR) y la Unión de Pequeños Agricultores (UPA-UGT),  convocaron una movilización de manera unitaria, que redundó en una manifestación con visos de histórica y que sorprendió a los propios organizadores.

Con un peso en la economía regional del 7%, muy por encima del escaso 3% de la media nacional, agricultores y ganaderos salieron a la calle como muestra de su desazón y hartazgo por un conjunto de motivos que hacen peligrar una manera de vivir que es intrínseca a la esencia de una tierra unida indiscutiblemente a los frutos del campo.

Desde 2009 no recorrían los tractores el centro de Logroño, que eran recibidos por ciudadanos que aplaudían a su paso y secundaban sus reivindicaciones,  que se leían en las pancartas que mostraban loa manifestantes a pie. 'Por un futuro con agricultores y ganaderos' era la que, portada por los responsables de las tres organizaciones convocantes,  encabezaba una manifestación que, tras comenzar con cierto retraso, concluyó cerca del mediodía en El Espolón tras recorrer algunas de las principales calles de Logroño.

Fue allí donde Pedro Lara Magaña, presidente del Colegio de Agrónomos, el que con «orgullo y agradecimiento» leyó, con «una voz única», un manifiesto que incluye sus principales reivindicaciones y que hicieron llegar en sendos encuentros a la presidenta riojana, Concha Andreu, y a la delegada del Gobierno en la comunidad, María Marrodán.

La Ley de la Cadena Alimentaria -que ha de garantizar que los precios de venta de los agricultores son superiores a los costes de producción-,  un nuevo programa de la PAC con más presupuesto,  una política fiscal de discriminación positiva con las explotaciones familiares arraigadas en el territorio o el control efectivo de fauna salvaje son algunas de sus reivindicaciones.

 

«Los imprescindibles». Eduardo Pérez, presidente de ARAG-Asaja, fue el primero en dirigirse después a los manifestantes, a los que confesó su «orgullo» por ver al mundo rural clamando de manera unitaria por la rentabilidad del sector agrario. «La sociedad recurre a nosotros tres veces al día; somos los imprescindibles, los importantes», destacó Pérez, que exigió a la Unión Europea que vigile la entrada de productos de terceros países «sin los controles que aquí tenemos», lo que supone que «no se juega con las mismas reglas».

Las críticas a la gestión de la fauna silvestre, «el castor, el conejo, el  corzo, el jabalí, el ciervo», que afirmó que arrasa centenares de hectáreas y, en particular, el «animal que va a traer el turismo a La  Rioja», el lobo, centraron su intervención, poniendo voz a uno de los principales motivos de la protesta. «El lobo no está en peligro de extinción, lo que está en peligro de extinción es la ganadería extensiva, que nos la vamos a cargar», afirmó el presidente de Asaja, que se acordó de la mención a la ganadería intensiva «de nuestro paisano», el ministroAlberto Garzón.

Su homólogo en la Unión de Agricultores, Óscar Salazar, se quejó de los precios «abusivos» que soportan los profesionales del campo. «El Gobierno tiene que poner fin a la posición del dominio de la distribución, de las multinacionales, grupos de inversión y de las grandes bodegas, a los que hay que obligar a cumplir la Ley de la Cadena Alimentaria», apeló Salazar, que calificó como «impresionante» la respuesta de los vecinos de Logroño a su paso por las calles de la capital. «Nos jugamos mucho, estamos hablando de alimentación», constató el presidente de la UAGR, a quien no le gusta tampoco la nueva PAC, que entiende que no defiende a los que «estamos hoy aquí», las pequeñas  explotaciones, que fijan población y generan empleo en el medio rural. 

Cerró Néstor Alcolea, secretario de organización de UPA,  que aseguró que, al igual que en la canción de Joaquín Sabina, «les sobran los motivos» para protestar: el aumento de costes de producción, «a lo que no hay derecho» y «nos están ahogando».

Recordó la existencia de una Ley de la Cadena Alimentaria que impide vender por debajo de los costes de producción, «pero si tenemos una ley escrita y no es efectiva es como una campana sin badajo, que no suena» por lo que exigió  que vincule los contratos a estudios de costes de producción independientes».