«Si me cayera en la ducha sé que puedo pulsar y avisar»

Javier Alfaro
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Charo Pinillos, usuaria de teleasistencia de 88 años, asegura que el dispositivo le ofrece la confianza suficiente para seguir desarrollando su vida diaria de forma independiente

Charo Pinillos, de 88 años, se siente más segura con el collar de teleasistencia puesto ya que en una situación de peligro puede echar mano de él. - Foto: Óscar Solorzano

A sus 88 años, Charo Pinillos, viuda desde hace 13, no aparenta la edad que tiene. Dicharachera y vivaz explica cómo es su vida y por qué usa el servicio de teleasistencia.

«Me da confianza y seguridad, tanto en la cocina como, sobre todo en el baño, lo llevo siempre encima y en todos estos años que llevo nunca lo he usado, pero sé que si solo toco el botón tengo a alguien conmigo», explica.

Aunque suele tener ayuda en casa, a veces también utiliza el dispositivo para hablar con los técnicos de teleasistencia, en su caso de Cruz Roja, «me preguntan qué tal estoy, hablamos y me dan ánimos, que me van muy bien especialmente en estas fechas que me he notado más decaida».

Porque subraya que todavía se atreve a ir «a caminar, hacer gimnasia en el agua o nadar de vez en cuando, cuando me siento ágil, que no es tanto como quisiera, pero me voy defendiendo».

Sin perder la sonrisa, lamenta que cada vez lo hace menos porque le molesta la espalda «pero en el agua no lo noto y voy bien».

Seguimiento continuo.

Las personas usuarias de teleasistencia cuentan con profesionales que les hacen seguimiento continuamente, a diario o cada pocos días.

Actualmente existen en La Rioja diferentes entidades que abordan el servicio. Sacyr Social es la empresa adjudicataria del sistema público. Para acceder a él de forma gratuita es necesario que Servicios Sociales certifique que el usuario se encuentra en una situación de dependencia, que requiera de un apoyo externo.

Por su parte, el servicio privado de Cruz Roja permite disponer del aparato y los profesionales del sistema tras una breve entrevista con técnicos de la entidad que valoran la idoneidad del servicio. Puede darse la situación de que se acepte «aunque el usuario no tenga ningún grado de dependencia reconocido, o por ser enfermo crónico, o por discapacidad, no solo se facilita a mayores», señala Beatriz Gil, técnica de Cruz Roja en La Rioja, responsable de teleasistencia. Desde la entidad aseguran que el coste no es muy alto, teniendo en cuenta la seguridad que aporta al usuario.

«Pulsar el botón no tiene por qué significar una emergencia sanitaria, puede ser simplemente llamar para hablar por una necesidad de soledad no deseada y, eso, para nosotros, es una emergencia, social, pero emergencia al fin y al cabo», resalta Gil, que matiza que «para algunos usuarios, como uno más de la familia, porque tenemos un trato muy cercano».

«Actualmente detectamos más usuarias mujeres, que viven en soledad, viven más pero envejecer también supone perder lazos afectivos y sociales», alerta.