Casi como si se tratara del bar de la calle Rue del Percebe, las cosas que pasan en la Cafetería Avenida 55 de Logroño son dignas de cualquier buena historia de humor gráfico. Los ingredientes principales son un guión verosímil y la ayuda de las redes sociales, que hacen correr como la espuma cualquier suceso que llame la atención, en la mayoría de los casos sin tiempo para discernir entre realidad y ficción.  Esta semana, Pizarrín, un conocido usuario de Twitter, mostraba un recibo para contar que le habían cobrado un recargo de un euro por pedir una tortilla ‘sin cebolla’ en ese bar Logroñés. Algo que generó un intenso debate en las redes sociales sobre una tema que divide a la sociedad española, entre los que prefieren la tortilla de patatas con cebolla, o sin ella. La foto consiguió más de 3 millones de impactos. 

En realidad, esa situación nunca se produjo y todo es fruto de la imaginación, creatividad y sentido del humor de Alberto Álvarez, dueño del bar y la persona que está detrás de esa cuenta.  «La idea es divertirnos, porque creemos en el humor», explica, aunque reconoce que este tipo de acciones tiene repercusión y todo ayuda para dar a conocer la cafetería. «Cada vez que hacemos alguna de estas cosas se nota», afirma, pero recalca que nunca ha tenido «malicia» porque es fácil relacionar su usuario con su verdadera identidad, «en mi perfil estás a un clic de saber la verdad».  

Humor para unos y engaño para otros, el hecho es que la idea ha tenido mucha repercusión, también a nivel nacional. «Hoy han venido muchas personas, entre ellas gente joven, junto a los clientes de siempre». 

Su madre, Josefa Morillas, se ha convertido en su mejor cómplice. «Me encantan las ideas de mi hijo, sobre todo por su humor», relata a El Día de La Rioja, mientras asegura que esa mañana por lo menos ha hecho ya 10 tortillas, «es sacar una y en seguida se termina». 

No es la primera vez que revolucionan las redes sociales con este tipo de gancho. En 2013, Álvarez empezó a colgar fotos de los mensajes simpáticos o irónicos que escribían en la pizarra de la cafetería; de ahí el apodo de Pizarrín.  

Una de las más conocidas fue la campaña que nació tras un mensaje en la pizarra anunciando que en ese local «se admitían feos». Fue tal la repercusión, que el primer viernes de abril de 2019 se celebró en la cafetería la primera edición del Día del Feo. Durante esa jornada acudieron a la cafetería unas  400 personas. 

Precisamente un recibo que incluía un descuento ‘por feo’ también se hizo viral en las redes sociales, al igual que otro tique que cobraba un suplemento ‘por las técnicas adivinatorias al café’ para esos clientes que nunca saben qué tomar cuando tienen que pedir en el bar.