En 1992, siete años después de que el Ayuntamiento de Logroño aprobara el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), se introducían una serie de ‘correcciones’ que, entre otros aspectos, aumentaban de forma considerable el suelo urbanizable. El Ayuntamiento dio un plazo de 24 años para que las industrias ubicadas en el casco urbano abandonaran la ciudad, plazo que concluyó en 2016 sin que una parte importante de los sectores industriales se reconvirtieran en residenciales. Según las cifras facilitadas entonces por el Consistorio, de los 20 ámbitos contemplados en 1992, tres estaban totalmente ejecutados, edificados y ocupados por nuevos residentes, en cinco de ellos no se había producido segregación alguna -por lo que se encontraban en la situación inicial- y en el resto el grado de ejecución era dispar.
El Ayuntamiento decidió entonces ejercer el liderazgo para lograr esta reconversión, que cerca de cinco años después todavía no se ha logrado. La dificultad para ello sigue siendo evidente y el pleno municipal dejó ayer sobre la mesa la aprobación del PERI (Plan Especial de Reforma Interior) Quebradizo, en La Estrella, a petición del PP, y a pesar de las primeras reservas que había mostrado el responsable de Desarrollo Urbano, Jaime Caballero, que había señalado a este periódico que sin «ser insensibles» a las dificultades que podían atravesar algunas personas o negocios, «han tenido 24 años para el traslado».
No obstante, el responsable municipal de Urbanismo muestra cierto optimismo porque hay varios «que se están moviendo», tras haber permanecido atascados durante décadas. Al respecto, menciona varios PERI, en la calle Los Fueros, en Yagüe; Portillejo 2; Marqués de Larios;Río San Miguel; Pedregales Carnicerías o Paula Montal.
Además, añade Caballero, hay varias unidades de ejecución [suelos acotados dentro de un ámbito de actuación, y más limitados que los PERI] que se han desatascado, como en Avenida Lobete, Muebles Lis, Eibar, Calleja Vieja o Marqués de San Nicolás.
«Se están realizando bastantes avances», afirma el representante del equipo de Gobierno, que, no obstante, recuerda que hay PERI caducados donde «a pesar de ello, no ha habido promoción», lo que impide a las empresas o viviendas ubicadas en esas zonas ejecutar ninguna obra -no se les otorgan licencias-, a excepción de las de mantenimiento, lo que «limita la estancia de las empresas».
No obstante, recuerda que, una vez caducado el PERI todo queda en manos de la iniciativa privada. «Corresponde a la propiedad de ese suelo impulsar el PERI» porque, añade el concejal, «nosotros, como Ayuntamiento, no podemos sino tratar de facilitar ese proceso».
Apunta que quedan varios por desarrollar en la zona norte de Avenida de Burgos, hacia Valdegastea, sobre los que confía que los movimientos de los últimos tiempos produzcan un efecto tractor.
«Espero que, conforme se vayan ejecutando actuaciones, aumente su atractivo y, de esta manera, se facilite la venta del suelo y vayan las zonas pendientes desarrollandose», espera el concejal.
Estallido de la burbuja. Caballero reflexiona que la ralentización de las intervenciones obedece al estallido de la burbuja inmobiliaria, que provocó una caída de precios de suelo, que dilató la venta o disuadió a la propiedad de su promoción.
Señala que hay varios PERI donde propietarios minoritarios han quedado en una posición desfavorecida. «Nosotros, como Ayuntamiento, lo que estamos haciendo es vigilar para que se cumpla toda la legislación con todas las garantías», aunque, resalta, «no podemos ir más allá». Razona que es un asunto que requiere de la organización entre los propietarios para alcanzar acuerdos y, sino se alcanza una solución de consenso, señala que la alternativa es acudir al cauce jurídico «porque el Ayuntamiento tiene poca capacidad de poder ayudar»
Con todo, recuerda que el objetivo es que las empresas se trasladen a los polígonos industriales para que el «núcleo urbano consolidado crezca hacia adentro» y evitar la expansión de la ciudad.