Las claves para conseguir edificios de consumo casi nulo son el ahorro y la eficiencia energética. Mejorar el aislamiento térmico e incorporar sistemas de control y automatización en los edificios son dos medidas con las que se lograrían avances significativos, según las conclusiones de la tesis doctoral del ingeniero, César García Lozano, centrada en el estudio de edificios residenciales de La Rioja, si bien los resultados también son válidos para otras zonas del país, como ha informado Europa Press.
La tesis, titulada 'Energía y emisiones del sector residencial riojano. Modelos y escenarios', ha sido desarrollada en el Departamento de Ingeniería Mecánica de la Universidad de La Rioja, bajo la dirección de Luis María López Ochoa. Ha obtenido la calificación de sobresaliente 'cum laude'.
La investigación señala que en los últimos años el sector residencial riojano "ha aumentado tanto el consumo per cápita de energía final como de energía primaria, aunque esta última en menor medida, lo que indica que cada vez se necesitan menos recursos primarios para obtener la misma cantidad de energía final". A nivel nacional se observa la misma tendencia, aunque con una intensidad mucho menor. En cuanto a las renovables, "se observa una mayor contribución en la última década, especialmente eólica y solar; de hecho, España cumple el objetivo europeo desde 2009 y La Rioja desde 2013", según ha explicado García Lozano.
Tras evaluar las tendencias pasadas, la tesis analiza la situación actual del parque residencial riojano mediante el análisis estadístico de los certificados de eficiencia energética. Las principales características que determinan el consumo de energía primaria y las emisiones de CO2 en viviendas son la severidad climática, la antigüedad de la construcción y la tipología constructiva: las viviendas unifamiliares antiguas en la Sierra muestran los mayores consumos y emisiones, en contraste con las viviendas plurifamiliares de reciente construcción en el Valle, donde se dan los valores mínimos. Los resultados obtenidos son extrapolables a otras zonas de la geografía española con unas condiciones climatológicas similares a las de La Rioja.
La normativa constructiva se consolida como el verdadero impulsor del ahorro de energía y la eficiencia energética en la edificación. César García Lozano considera que las exigencias impuestas por el Código Técnico de la Edificación en materia de ahorro energético, en especial las relativas a la envolvente térmica (muros exteriores, cubierta y otros cerramientos), están bien adaptadas a las diferentes zonas climáticas estudiadas y destaca la importancia de un buen aislamiento: "La reducción de la transmitancia térmica en los cerramientos es la medida con mayor repercusión, aspecto que ha quedado refrendado con la actualización de la normativa. Los ahorros que se logran con esta medida son muy evidentes en calefacción, aunque no tanto en refrigeración", ha explica el doctor.
Pero estas conclusiones parciales no terminan de ser útiles para el usuario final. Por ello el trabajo también realiza un estudio de optimización en el que se evalúa la rentabilidad económica de invertir en aislamiento térmico. En términos generales, y en el caso concreto de La Rioja, se requieren espesores de aislante de 10 cm que suponen un coste de inversión que ronda los 50 €/m2 habitable con un periodo de recuperación entre los cinco años y medio, en el mejor de los casos, y los casi 9 años, en el peor de los casos. Estos resultados globales se obtienen tras estudiar diferentes materiales aislantes y considerando las instalaciones más habituales y las diferencias climatológicas existentes en La Rioja.
Sin embargo, conseguir edificios de consumo casi nulo es un objetivo ambicioso y difícilmente alcanzable si sólo se toman medidas de ahorro energético en el diseño o rehabilitación de la envolvente para reducir su demanda energética. También es necesario considerar medidas activas que mejoren la eficiencia de los equipos y sistemas empleados. Como ejemplo de aplicación, la tesis incluye un estudio prospectivo en el que se valora el potencial de ahorro y eficiencia energética que se lograría mediante la implantación de sistemas de gestión (TBM), control y automatización en los edificios (BACS). Se concluye que con estos sistemas se podría lograr un ahorro de energía de hasta un 26%.
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