La ocupación ilegal de viviendas, la que vulgarmente se escribe con 'k', crece en La Rioja año a año. Según los datos que maneja el Departamento de Estadística del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), hasta septiembre del pasado ejercicio 2022 (último trimestre cerrado por el Consejo), La Rioja tramitó 13 denuncias bien por usurpación o bien por allanamiento de vivienda, es decir, 'okupación'. A la espera de conocer los resultados del último trimestre de 2022, y por tanto, del cierre de ejercicio, los datos aumentan. En base a la misma estadística, en 2020 los tribunales de justicia riojanos tramitaron 8 denuncias mientras que en 2021 aumentaron a 11.
Todo ello haciendo caso a las causas judiciales contabilizadas por el Consejo General del Poder Judicial. Los datos que arroja el Estado dibujan una situación considerablemente más negra.
La cartera que gestiona Fernando Grande-Marlaska contabiliza 26 casos de 'okupación' en La Rioja en 2022 y 29 en 2021. Por tanto, y aunque los datos no coinciden, el ministerio de Justicia refleja un descenso de algo más de un 10% en los dos últimos ejercicios. El mismo Ministerio hablaba de 4 casos en 2015, 2016 y 2017; 3 durante 2018; y 11 en 2019. Una diferencia que puede responder a causas iniciadas que no se judicializaron.
En cualquier caso, la ocupación ilegal de viviendas se ha sumergido de lleno en la agenda política y mediática con casos que se enquistan y la aparición de mafias que ven un negocio lucrativo en la localización de pisos susceptibles de 'okupar'. En cualquier caso, abogados y administradores de fincas coinciden en que esta práctica «tiene baja incidencia en La Rioja».
Calle el coso, 4, de lardero. El área metropolitana de Logroño, su casco antiguo y algunos municipios de Rioja Alta son los que más han sufrido y sufren la 'okupación'. El edificio de la calle El Coso número 4 de Lardero, propiedad del Sareb, «lleva más de cinco años 'okupado' por miembros de una familia con niños pequeños. Llegaron del logroñés barrio de Varea y 'okuparon' ocho de los diez pisos del inmueble. «No generan problemas más allá de la música alta alguna noche», relata un vecino de la zona. En los mismos términos se expresa también otro residente del municipio 'cigüeño' mientras señala a un edificio que muestra algunas ventanas abiertas con ropa tendida al sol de la mañana.
El portal del número 4 de la calle El Coso almacena algunos muebles viejos y quedan restos de lo que algún día fueron sus buzones. Aseguran los vecinos que «'tiran el cable' para tener luz», pero insisten en que «no causan ningún problema, al menos en la zona». Los dos pisos no 'okupados' permanecen desde hace ya tiempo tabicados y el bajo, adquirido en plena 'okupación' por un particular con la idea de acondicionar un merendero, continúa cerrado. También en Lardero, en el barrio Entre Ríos, una mujer se aferra, al menos hasta este semana, en régimen de ocupación ilegal, precisamente en el piso en la que vivió Almeida. Este martes fue detenida, una vez más, por quebrantar la orden de alejamiento con los vecinos.