Cuzcurrita apoya a la familia que 'okupó' y arregló un adosado

R. Muro
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El alcalde afirma que «el pueblo necesita juventud y están totalmente integrados». Una de las hijas va a la escuela y «participaron en la cabalgata»

El padre de la familia, en 'su' vivienda de Cuzcurrita - Foto: La 7 Televisión

Toda 'okupación' es ilegal pero no toda tiene un vínculo con el rostro más oscuro de esta práctica asociada habitualmente a las molestias, destrozos y en algunos casos, incluso a la delincuencia. En un adosado de Cuzcurrita del río Tirón reside desde hace un año, bajo esté régimen de ocupación ilegal, un matrimonio joven con dos niños y la madre de ella. Nada que ver con ese lado oscuro, todo lo contrario.

Hace tres años que pagaron el alquiler de su último contrato en un piso también de Cuzcurrita y desde entonces ni les han alquilado, ni los bancos les conceden una hipoteca, relata el padre de familia a La 7 de La Rioja. 

Ingresan mensualmente por encima de las 2.000 euros a través de dos nónimas. Ambos trabajan. Él recibe unos 1.200 euros mensuales y ella no llega a 1.000. Ante la imposibilidad de encontrar un piso, accedieron a un «adosado casi en ruinas y poco a poco lo han ido acondicionando» hasta proyectar la imagen de una vivienda, de una vivienda normal, arreglada y digna para vivir. Es, en definitiva, su objetivo.

Actualmente se encuentran inmersos en un proceso de desahucio que está en manos de su abogado. La vivienda es propiedad de un banco y el matrimonio quiere llegar a un acuerdo para permanecer en el adosado, pero no lo consiguen.

En contra de lo que suele pasar en este tipo de casos, el municipio riojalteño está con ellos. Su alcalde, Román Urrecho, incluso destaca que «lo que necesitamos es juventud. Tienen una niña en la escuela y participaron en la cabalgata de Reyes», señala. «Están totalmente integrados en el pueblo», añade el primer edil de Cuzcurrita. Y los vecinos se expresan igual.

La familia encargó al abogado Carmelo Irazola contactar con el banco para plantear la posibilidad de un arrendamiento, «la solución más idónea», a juicio del letrado. Pero, hasta la fecha, ha resultado imposible.  El propio padre de familia aclara que «no nos negamos a pagar 500 o 600 euros por una casa, que son 100.000 pesetas de las de antes. Lo que queremos es poder vivir en paz», concluye con cierto tono de preocupación.