Escobar, un superviviente nato

Raúl Briongos
-

El ya candidato oficial del PP a la Alcaldía de Logroño perfila su estrategia de campaña. Una sesión de fotos en el Consistorio y la presentación junto a Cuca Gamarra y el alcalde de Madrid, primeros actos para apuntalar su imagen

Conrado Escobar, el pasado día 3 en un acto de presentación como candidato ante cargos y militantes del PP. - Foto: Óscar Solorzano

Como a los boxeadores que reciben un golpe en el estómago cuando no se lo esperan, a Conrado Escobar le faltó el aire después de que Pablo Hermoso de Mendoza exhibiera en pleno debate sobre el Estado de la Ciudad un panfleto electoral de hace 31 años en el que ya figuraba en las listas municipales del PP. Cuando esgrimió ese pasquín el alcalde no lo sabía, pero en el seno de la formación popular ya se había iniciado la soterrada batalla para elegir a los cabezas de lista para los comicios municipales y autonómicos de mayo.

Y el principal hándicap de Escobar era precisamente ese, lo que algunos llaman tener experiencia política y otros simplemente denominan aferrarse a un cargo. De momento el ya candidato oficial ha conseguido lo que quería, que su partido volviera a confiar en él pese a las dudas internas, pero siendo también consciente de que si no logra convertirse en el alcalde de Logroño no tendrá más posibilidades.

Sin el coraje de un Alberto Bretón, la astucia de una Cuca Gamarra o la preparación intelectual de un Gonzalo Capellán, en Duquesa de la Victoria son conscientes de que la perseverancia es la mejor cualidad de Escobar. Esa, y el saber nadar entre dos aguas cuando ha habido marejada en el partido. Ha tenido la suficiente habilidad como para no romper los puentes con las diferentes cúpulas del partido regional pese a ser descabalgado de sus responsabilidades varias veces. En vez de despedirse con un sonoro portazo, como harían otros, él ha preferido siempre irse en silencio consciente de que este comportamiento le puede generar otras oportunidades en el futuro. «No vas a obtener de él ni una mala palabra ni una buena acción», resume un antiguo correligionario.

Idas y venidas ha habido varias en la vida política de este logroñés de pedigrí por nacimiento y por vocación, hijo de un comerciante de lámparas de toda la vida, y que se autodefine como «radicalmente moderado». Compañeros de militancia que conocen bien su trayectoria hablan de eterno aspirante y de superviviente «que siempre aparece a última hora». Tal vez la religiosidad que le lleva a oír misa a las ocho en Carmelitas siempre que puede se metaboliza en el plano político en fe inquebrantable en sí mismo. «En años de experiencia y en número de cargos ocupados hay pocos como Conrado », expone un miembro destacado del partido, que recuerda que el alcaldable del PP ha sido concejal en distintas legislaturas, diputado regional, senador, diputado nacional, consejero del Gobierno de La Rioja y secretario general del PP. Si el 28M logra hacerse con el bastón de mando, Escobar habrá cumplido su meta. «Su mayor sueño es ser alcalde de Logroño y para ello, ha aguantado carros y carretas », apunta este militante, que aclara que su designación no ha sido un camino de rosas, «porque hace un mes y pico estaba perdido y disgustado por las dudas de que fuera a ser el candidato».

Con indudable don de gentes y talante conciliador, hay quien no duda en definirlo como «blando» y en adscribirle ideológicamente al ala conservadora del PP. Otros prefieren el término pragmático, lo que le llevó, por ejemplo, a seguir la disciplina del partido en la votación de la Ley del Aborto, en su etapa de diputado nacional, lo que le valió el reproche del párroco de La Redonda, al negarle la comunión, tal y como atestiguan diversas fuentes. Un afiliado con peso en el PP riojano señala otra característica de su carácter: «Intenta quedar bien con todos, pero eso, a veces, pasa factura». Y Pedro Sanz se la pasó en 2003, cuando envió a Escobar al Ayuntamiento de Logroño con Julio Revuelta. Más que un premio era un castigo por la postura dubitativa del entonces diputado regional a la hora de votar en comisión la reforma del reglamento del Parlamento para aumentar de dos a tres el número de escaños para tener grupo parlamentario. Con la excusa de un viaje a Madrid, Conrado faltó a aquella sesión y el PP perdió la votación.

Tampoco en aquella etapa llegó el ansiado puesto de candidato a dirigir la Alcaldía logroñesa. El salto a la política municipal iba con el teórico compromiso de suceder en 2007 a Revuelta, quien finalmente decidió optar a la reelección. Como otros 'hombres de partido', Escobar (Logroño, 1964), de formación abogado, arrancó en política como presidente de Nuevas Generaciones. A partir de ahí, su trayectoria está cuajada de cargos. En 1991 entra en el Ayuntamiento como concejal con José Luis Bermejo, a quien un concejal de diferencia y un acuerdo PSOE-CDS-IU privó del primer sillón. Cuatro años más tarde se bregaba en la política regional como portavoz en el Parlamento y en el periodo 1999-2003 conjugó esa tarea con el cargo de senador autonómico.

Tras el fiasco como supuesto aspirante a relevar a Revuelta, Sanz le encomendó la Consejería de Administraciones Públicas. De 2011 a 2015 ocupó asiento en el Congreso de los Diputados, antes de que Ceniceros le llamase a su Gobierno como titular de Servicios Sociales. Su penúltimo intento por alcanzar cargo de primera línea, es decir su candidatura a la Alcaldía logroñesa, tropezó con al menos dos escollos. Por un lado, la apuesta inicial del partido por Cuca Gamarra, rectificada luego por la decisión de que la exalcaldesa encabezase la lista al Congreso de los Diputados. Por otro, disputar el cargo con el socialista Pablo Hermoso de Mendoza en una situación que un destacado miembro del PP riojano define como «candidato de postre». Su misión ahora es intentar convencer a quienes decidieron no votarle mayoritariamente en 2019 que cuatro años después se ha convertido en la mejor opción. Habrá que esperar a conocer sus propuestas.