La oliva amparada salva un año climatológicamente difícil

R. Muro
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Aun así, no se ha llegado a rebasar los 3 millones que correspondían por el fenómeno de la vecería

Un tractor se emplea en labores de recogida de oliva - Foto: Consejo regulador

La oliva riojana con Denominación de Origen Protegida ha salvado, en términos generales, un año climatológicamente difícil aunque no ha llegado a las cifras que, por vecería, le correspondían tras una cosecha escasa en la campaña correspondiente a 2021-2022. A pesar de que inicialmente los expertos preveían descensos en la cosecha en el olivo de secano de entre el 40% y el 50%, la oliva amparada ha llegado a los 2,45 millones de kilogramos, frente a los 2,3 millones de la pasada campaña. Ahora bien, en base al fenómeno de la vecería (cualidad de algunos frutales de generar una cosecha cuantiosa un año y bastante más reducida al siguiente), en esta ocasión, y en condiciones meteorológicas normales, se hubieran tenido que superar los tres millones de kilogramos, tal y como aseguran desde el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida (DOP) Aceite de La Rioja.

Ahora bien, según los datos facilitados desde el propio Consejo Regulador, «el olivo de regadío y un periodo de recolección que ha transcurrido con normalidad, han salvado las cifras finales a pesar de las inclemencias del tiempo».

En cualquier caso, una cosecha escasa que permitirá a las almazaras sacar al mercado alrededor de  490.000 litros de aceite virgen extra a un precio medio de 6 euros el litro. Precios que han vuelto a marcar «las cifras de hace veinte años»  teniendo en cuenta que cada marca de cada almazara «tiene sus peculiaridades». De hecho, hace un año, el precio medio del litro de aceite de La Rioja amparado oscilaba entre los 4,20 y 4,50 euros.

Todo un cúmulo de circunstancias que también se ha reflejado en el incremento del precio del kilo de oliva pasando de 0,40 a un euro. A la propia escasez de aceituna, se suma también el aumento generalizado de los costes de producción.

 Así las cosas, los árboles, recuerdan desde el Consejo Regulador, «salían del invierno en situación de estrés hídrico». Por otro lado, «los han tenido que sufrir cambios extremos de temperaturas», fundamentalmente entre los meses de mayo y junio, «momento en el que se produce el cuajado. Las altas temperaturas provocaron que la flor se quemara y quedando poca oliva en los árboles», sintetizan.

Retos de futuro. Con todo, el técnico del Consejo, Emilio Abad, considera necesario redefinir algunas técnicas de cultivo como pueden ser «la búsqueda de altura y emplear variedades mejor adaptadas» al clima que se prevé para años venideros. 

De hecho, tiene constatado el Consejo Regulador, que «olivos más antiguos ubicados en localizaciones más altas, no han acusado tanto los efectos del calor como los situados en la zona del valle», detalla el técnico de la DOP. También considera que algunas variedades propias del sur se adaptarían bien a La Rioja. 

Andalucía solicitó comprar oliva riojana ante la escasez en el sur 

Las elevadas temperaturas registradas durante el pasado año, fundamentalmente durante los meses de mayo y junio han hecho mella en el olivo, aunque de forma dispar en funciones de localizaciones geográficas. La Rioja Baja ha tenido una cosecha más abundante que en las zonas del valle del Ebro. es más, Andalucía, tal y como apuntan desde la almazara del Iregua, en el término municipal de Albelda, han sufrido aún más las cotas de calor. Tal es así, que desde la comunidad autónoma andaluza solicitaron oliva a La Rioja con el objetivo de compensar su cosecha.  Tampoco estaba la región sobrada del fruto del olivo. 

También desde la almazara del Iregua explican que en La Rioja Baja disfrutaron de lluvias que no se dieron en la zona centro de la Comunidad autónoma. Un hecho meteorológico que  ha permitido disponer de una cosecha más abundante y de alguna forma, «compensar» la escasez en el valle del afluente del río Ebro.