El calor no merma calidad

R.M.
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A una cosecha, de por sí, escasa, se suma que algunos pequeños agricultores riojanos han tenido que dejar la oliva en los árboles por no rentabilizar la cosecha. Eso si, los primeros análisis de aceite auguran «muy buena calidad»

Olivos junto a la almazara museo del Iregua - Foto: Ingrid

Erik García regenta la almazara del Iregua, en la localidad de Albelda. A los problemas ya expuestos de la escasez de oliva y el aumento generalizado de precios apunta también las dimensiones de la splantaciones de olivo. «En La Rioja hay poca gente que capacidad de generar cinco mil kilogramos». Cantidades que habilitan cierta rentabilidad una vez descontados los gastos propios de la cosecha. O dicho de otra manera, si las plantaciones pequeñas sufren igualmente la merma de la cosecha a causa de una meteorología anómala, «no merece la pena ni siquiera recoger la oliva». 

Hay que tener en cuenta en este sentido, que solo el alquiler de una cosechadora puede suponer hasta 240 euros por hora, tal y como apuntan desde la propia almazara ubicada en Albelda de Iregua. Un precio inasumible para muchos pequeños agricultores.

Ha sido otro de los problemas a los que se ha enfretado también el sector olivarero de la Comunidad autónoma inscrito en la Denominación de Origen Protegida, las dificultades, en algunos casos, para encontrar oliva.

«Muy buena calidad». Ahora bien, no todo alrededor de la campaña de 2022-2023 ofrece datos negativos. 

En primer lugar, el hecho de que el sector ha salvado una campaña muy complicada permita, no lanzar campanas al vuelo, pero sí afrontar las ventas de aceite en el mercado.

En segundo lugar, los primeros análisis de aceite realizados por el Consejo Regulador permitan vaticinar  que «la calidad de los caldos será muy buena y mantendrá los altos estándares que se obtienen año tras año». Es decir, la parte más adversa de la climatología ha podido afectado a la cantidad, pero no ha podido con la calidad de la oliva de la región.