Un otoño caliente complica alcanzar cifras precovid

Feli Agustín
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Las previsiones auguran un crecimiento de un 3,5%, alejado de las estimaciones de inflación para cuya contención el Gobierno incluirá medidas en el presupuesto

Polígono Raposal de Arnedo. - Foto: Ingrid

Con las estimaciones de diversos  departamentos de estudios, que prevén un crecimiento para La Rioja de alrededor del 3,4% (BBVA) y el 3,5%, que vaticina Funcas, la economía regional afronta el último cuatrimestre del año en medio de un escenario internacional de gran complejidad. Con la guerra de Ucrania en marcha y un Putin crecido por la dependencia energética de Europa, la desbocada subida de precios, que ha disparado el IPCa una cifra de dos dígitos, coloca a esta comunidad  en un momento de gran incertidumbre, que hace temer que afrontará serias dificultades para alcanzar a fin de año las cifras de PIBprepandemia, una pesimismo que, sin embargo, no  comparte el Gobierno de La Rioja.

Con un avance positivo hasta julio del 1,3% y una tasa interanual del 3,6, el consejero de Hacienda, Celso González, considera que su gestión está dando  frutos, con un crecimiento económico sostenido. «Los datos de este segundo trimestre nos muestran que vamos en el buen camino», asegura el consejero, que apela a ser optimistas porque se «modera» la inflación [afirma que el dato adelantado del IPC de agosto, del 10,4%,  supone una tregua para «todas nuestras economías»], lo que le hace prever una contención de precios. En este contexto, anuncia que el Ejecutivo de  Concha Andreu está trabajando en un plan antiinflación, que se verá reflejado en los próximos presupuestos, cuya pretensión será «mitigar los efectos de la subida del IPC mediante medidas que favorezcan a la mayoría social y al tejido productivo».

No comparte esta opinión el presidente de la patronal, Jaime García Calzada, que no augura grandes alegrías en el ultimo cuatrimestre del año. «Si tenemos en cuenta que en 2020 experimentamos un descenso del 9,5%, y la subida de 2020 fue del 5,1, aunque sumáramos una alza de hasta el 4% este año, no superaríamos las cifras prepandemia», vaticina el presidente de la FER, que constata que la economía española será la última en alcanzar parámetros anteriores a la afección del covid.

Sobre esa base, destaca que los costes de energía y materias primas totalmente «desorbitados» y una inflación desbocada están teniendo un gran impacto en las empresas, particularmente, las electrointensivas, lo que aboca a una situación de incertidumbre y falta de confianza. A ello no ayudan, señala, los avisos del Gobierno sobre las dificultades para la provisión de energía y la «intransigencia» de los sindicatos exigiendo aplicar el IPC a las subidas salariales.

«Tenemos una situación que no es nada halagüeña para crear riqueza y mantener empleo», señala García Calzada que, en el otro plato de la balanza, coloca la lucha de los empresarios «contra viento y marea», a los que hay que cuidar y aligerar de una burocracia mastodóntica.

Tormenta perfecta. Eduardo Rodríguez Osés, profesor de Economía de la UR, argumenta que la tasa de crecimiento interanual del 3,6% «es muy baja», a tenor del incremento de la inflación, por encima del 10%, lo que supone un crecimiento negativo. «Nos hemos encontrado con la tormenta perfecta, con la subida del euribor y los salarios sin crecer en igual medida que los precios», reflexiona, lo que le hace augurar perspectivas «negativas».

En este contexto, opina que los fondos Next Generation no están llegando ni a pequeñas ni a grandes empresas, de tal manera que no se está invirtiendo en el tejido productivo. «Todos los elementos juegan a favor de una ralentización de la economía», resume Rodríguez Osés, que estima que el crecimiento económico rondará el 3,5%, lo que supondrá un retroceso global del 6%, condicionado por el índice de inflación.

No aprecia un avance mayor el presidente del Colegio de Economistas, Ernesto Gómez, que coincide en que las previsiones «no son las mejores», como así está insistiendo la clase política. «Se espera que la inflación siga alta y se produzca una desaceleración económica, aunque no que entremos en recesión», argumenta Gómez, que recuerda que antes del verano estimó un crecimiento para La Rioja del 3,7%, que ahora reduce «hasta el 3%».  Las perspectivas «no son buenas», insiste Gómez, que argumenta que con un avance del 3,5% «llegaríamos justos» a compensar el retroceso pandémico, una circunstancia que se va a a ver claramente influenciada por la evolución del precio de la energía.

No obstante, el presidente de los economistas espera y muestra su «confianza» al respecto en que los cuatro proyectos de transformación riojanos «se materialicen», superando las dificultades de gestión que están encontrando y los fondos europeos «ayuden» a afrontar las dificultades que se avecinan en un otoño oscuro.