Bolsonaro y Lula madrugan para depositar su voto

Europa Press
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Las elecciones comienzan en Brasil con el antiguo presidente como claro favorito

Bolsonaro y Lula madrugan para depositar su voto

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, y el exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva ya están depositando sus votos en las elecciones presidenciales que celebra este domingo el país sudamericano con el antiguo presidente como claro favorito.

Tras depositar su papeleta en un colegio de Río de Janeiro, Bolsonaro se ha mostrado convencido de que se llevará la victoria en primera vuelta y que las elecciones se desarrollarán sin problemas.

"Estoy seguro de que serán unas elecciones limpias y que ganaremos con el 60 por ciento de los votos", ha asegurado en comentarios recogidos por 'Estadao'.

Por su parte, Lula ha hecho acto de presencia en el colegio electoral de la Escuela Firmino Correia de Araújo, en Sao Bernardo do Campo, en Sao Paulo. Tras la votación, todavía en curso, Lula ha dado una breve rueda de prensa antes de acompañar el recuento de votos en un hotel de la región central de la capital paulista.

"Este país precisa finalmente recuperar su derecho a ser feliz. Queremos un país que viva en paz, un país que tenga esperanza, un país con futuro y un país que pueda producir y construir su futuro a partir de la participación de su sociedad", ha manifestado el candidato del Partido de los Trabajadores (PT).

"No queremos más odio" 

"No queremos más odio. No queremos más discordia. Queremos un país que viva en paz. Estas son las elecciones más importantes para mí", ha apuntado antes de recordar que no pudo votar en 2010, 2014 ni 2018, las os últimas por estar en prisión por delitos de corrupción de los que finalmente ha sido absuelto. "Estoy muy feliz", ha remachado.

Lula se ha referido a los simpatizantes de su rival. "Los bolsonaristas más fanáticos tendrán que adecuarse a la mayoría de la sociedad. La mayoría de la sociedad no quiere confrontación. Quiere paz. Mayoritariamente no quieren la venta de armas; quieren la distribución de libros", ha apuntado.

"La mayoría de las personas quiere vivir en paz. Quienes no lo quieren, los que incumplen la ley,... ese es su problema. Será fácil restablecer la paz y la democracia en este país", ha añadido. El objetivo es que Brasil "vuelva a la normalidad".

La también expresidenta brasileña Dilma Rousseff ha declarado su apoyo a Lula tras votar en la región de Pampulha, en la ciudad de Belo Horizonte. "Mi expectativa es que la democracia gane y eso signifique la victoria de Lula en la primera vuelta", ha declarado la exmandataria.

Igualmente ha ejercido su derecho el expresidente Michel Temer (2016-2018), quien ha descartado que se pueda producir un golpe de Estado si no gana Bolsonaro. "No hay clima para esto. La democracia es sólida en el país. Una vez que se cuenten las urnas, todo estará en calma", ha reseñado Temer tras votar en Sao Paulo.

Más de 150 millones de brasileños están citados para dirimir una de las elecciones más polarizadas que se recuerdan en el país, pero al mismo tiempo una con los resultados previsiblemente más claros, según han ido revelando las encuestas que desde hace meses no han cuestionado la victoria del expresidente Lula, quien podría incluso vencer en primera vuelta.

Desde que el candidato del Partido de los Trabajadores (PT) recuperó sus derechos políticos tras ser anuladas sus condenas, no ha habido sondeo que no le haya puesto de nuevo en el Palacio del Planalto doce años después.

Consciente de ello, el aspirante a la reelección por el Partido Liberal (PL), Jair Bolsonaro, ha centrado su campaña en poner en duda el sistema electoral brasileño y en recordar el pasado con la Justicia de su rival, al tiempo que hacía frente a una pronunciada caída de su popularidad, siempre en entredicho, aunque todavía más tras su gestión de la pandemia.

Brasil decidirá su futuro en un momento en el que tiene que lidiar con índices récord de inflación, una desigualdad de tiempos anteriores, el desempleo, y los estragos de la pandemia, mientras existe el temor de que Bolsonaro no reconozca los resultados de las elecciones, después de que haya estado apelando en numerosas ocasiones al Ejército y poniendo en duda al Tribunal Supremo.