La inflación pone contra las cuerdas al champiñón riojano

Pablo Sáenz
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A los daños de la espora Dactylium, se suman los altos precios de la electricidad, de los sacos de compostaje y la turba, que llega del Báltico

Un productor riojano observa una plantación de champiñón afectada por la espora Dactylium. - Foto: Ingrid

La inflación energética azota al sector del champiñón en un año fatal, marcado por las consecuencias causadas por la espora Dactylium, que ha producido la merma del 15% de media en las explotaciones de los cultivadores de este hongo en La Rioja. «Este porcentaje supone trabajar a pérdidas», lamenta Francisco Sáenz, presidente de la Asociación Profesional de Productores de Sustratos y Hongos de La Rioja, Navarra y Aragón (Asochamp), quien añade que, además, «hay que sumar las consecuencias económicas de la inflación». 

«La gente está bastante pesimista. Es un año para borrar de la memoria y del calendario», advierte Francisco Sáenz. La campaña de 2021-22 empezó con un fuerte varapalo en noviembre a las producciones familiares con la afección de Dactylium, popularmente conocida como 'pelo'. 

«Hubo cultivadores que vieron reducida su producción en un 70 y 100%», señala el presidente de Asochamp. En los meses siguientes, las condiciones climatológicas dieron un respiro a este gremio agricultor y la espora redujo su impacto en las producciones. En mayo se dará por concluida la campaña y «la media será de un 15% de merma». No obstante, con la escalada de los precios energéticos y de materias primas de estos últimos meses «hay gente que se plantea no cultivar la campaña que viene». Sáenz denuncia que «va a ser impracticable cultivar champiñón». 

El champiñón se cultiva en sacos de compostaje y este gremio expone sus costes reflejándolos en el precio por paquete. Carlos Sáenz, presidente de la fábrica de compost Unichamp, detalla que si bien el año pasado pagaron 1,30 euros por paquete, en 2022 el precio sube a 1,60 euros, es decir, 30 céntimos más. A este coste hay que sumarle el de la tierra de cobertura con la que se cubren los sacos. «La turba la traemos desde el Báltico y la inflación encarece hasta en un 100%», apunta el cultivador. De nuevo refleja esta escalada de precios hablando en sacos: «Antes la turba costaba 30 céntimos por paquete y ahora está a 40 céntimos, 10 céntimos más».

Plástico por las nubes. El saco sobre el que germina el champiñón también es muy sensible a los cambios de la economía, del mercado y del coste de las materias primas. Así, el presidente de Unichamp explica que la luz costaba 7 céntimos por paquete y este año está 21 céntimos (14 céntimos más); el plástico costaba por saco 1,09 euros y este año pagan 2,10 euros (4 céntimos más); la urea -parte del compost- se pagaba a 2 céntimos por saco y este año a 6 céntimos (4 céntimos más). También hay que sumar la inflación del gasoil agrícola, el cual estaba a 2 céntimos por paquete y ahora está a 4 céntimos (2 céntimos más). Visto así parecen variaciones insignificantes pero el agricultor extrapola esta inflación a un cultivo real de unos 40.000 sacos por año: «El coste del paquete y de la tierra de cobertura aumenta en 16.000 euros más» respecto a la campaña anterior, la de 2020-21.

En esta línea, el presidente de Asochamp señala que el sector no estaba estabilizado y que estas cifras «irán a peor».

La huelga de transportistas también ha repercutido en distintos escalones en el sector del champiñón. Desde Asochamp explican que este parón también les ha afectado, aunque aclaran que espera que «consigan su cometido», ya que «son autónomos como nosotros». En las fábricas de compostaje ha habido dificultad para vender sacos de este ferlitizante a otras regiones champiñoneras, como Cuenca. Desde Unichamp destacan que no se han podido enviar sacos vendidos a la región manchega. Antes enviaban 3 o 4 camiones por semana y la huelga redujo el movimiento a uno. 

En el último escalón, en las fábricas de preparación, etiquetado, envasado y venta, como Eurochamp, si bien han salvando la actividad, ya que no se ha parado en ningún momento, sí hubo problemas para traer materias primas y también con la distribución.