«Entonces solo nos quedaba escuchar música o tocarla»

Javier Alfaro P.
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Luis Pinillos y Lafuente, presidente de la nobleza riojana, y bandurria en mano, conoce, recopila y difunde la sabiduría popular regional

Luis Pinillos y Lafuente, en la calle Mayor, junto al lugar en el que se situaba la Rondalla Logroñesa, donde aprendió a tocar la bandurria. - Foto: Óscar Solorzano

La vida de Luis Pinillos y Lafuente (Logroño, 1940) está repleta de anécdotas y curiosidades. Su familia cuenta con 18 generaciones datadas desde 1545. Nacido en la céntrica calle Juan Lobo y posteriormente criado en la calle Norte, «en los pares, que después desaparecieron para hacer el parque», recuerda su niñez como una más.

Con su cuadrilla, los domingos por la mañana, bajaban al Ebro «a las barcas del Pasti y era un niño feliz». También se bañaba «en el Ebro, en la embocadura del Ebro Chiquito que entonces se podía cruzar, cuando se podía ver el fondo». 

Ese niño creció hasta ser un ingeniero técnico industrial jubilado, presidente del Cuerpo de la Nobleza de La Rioja y divulgador de la cultra, el folclore y las costumbres tradicionales, «no solo las típicamente riojanas, sino todas las de esta zona del Valle del Ebro, que en La Rioja, Navarra y Aragón compartimos; como las chorradicas, que aquí  no son tonterías sino una ración extra, no esperada de algo, una chorretada más». Su libro de Sabiduría Popular, incluye más de 6.800 frases y dichos populares de la zona, chorradicas, «que no está en librerías y doy a quien quiero, por ejemplo, se lo dí  a un chico que un día que iba andando se preocupó por mi, porque me vio cansado y apoyado en una pared». No es el primero que escribe; veinte años antes, ya lo hizo con 999 canciones que incluían un apéndice de músicos riojanos y que repartía allá donde iba a tocar con sus varios grupos, «para quien no conocía las canciones». Formó parte del grupo Mozart, de la Agrupación de Conciertos de Pulso y Púa o de la tuna de Peritos Industriales.

Para llegar ahí, se había desarrollado su interés por la música, desde bien temprano. A los diez años comenzó a tocar la bandurria, en la Rondalla Logroñesa, por aquel entonces situada en la calle Mayor, en lo que hoy es el solar del futuro complejo de Bosonit, a la altura del mural de la chica que bebe con pajita. 

«Como no había internet, ni móviles, los chavales a los que nos gustaba la música nos quedaban dos opciones, tocarla o escucharla en la única radio que había aquí por entonces Radio Rioja E.A.J. 18, si tenías suerte se escuchaba Radio Pirenaica, que estaba prohibida, pero a mí no me interesaba la política, solo la música». Posteriormente, digitalizó algunos vinilos propiedad de Radio Rioja y comprobó cómo «en algunos está escrito 'prohibido', porque la censura no quería que se conocieran entonces». Labor que dejó de hacer con el fallecimiento de su esposa, hace unos años. 

Más allá de la música, este inquieto jubilado, lleva años investigando sobre el Solar de Tejada y el Solar de Valdeosera, llegando a la conclusión de que hay uno más auténtico que otro. Asunto de l que ha escrito varios libros y un blog denominado '13 divisas de Valdeosera', en el que vuelca sus indagaciones.